José Luis Dávila Avilés siempre creyó que las Matemáticas, materia que enseñó en las aulas durante muchos años hasta su jubilación, no debían limitarse a quedar entre cuatro paredes. Al contrario, debía "volar" y llegar a más mentes, sin importar edad ni nacionalidad.
Fue por esto que, hace 15 años, cautivado por una de las civilizaciones más emblemáticas de Mesoamérica, que floreció hace unos tres mil años y se extendió desde Centroamérica hasta México, inventó un ábaco maya.
Aunque este invento ha cautivado a muchas personas, aún no ha logrado el impacto necesario para que la sociedad, especialmente la de Chiapas, conozca y aprenda más sobre sus raíces.
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Para José, el propósito del ábaco, que opera bajo el sistema vigesimal, es principalmente didáctico. Explica que, en el pasado, la educación pública solía abordar los sistemas de numeración, incluyendo el maya, pero estos a menudo pasaban desapercibidos. En ocasiones, incluso, advierte que los estudiantes se sentían más atraídos por aprender otros sistemas.
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La maravilla del número cero en la civilización maya
José está convencido de que el sistema maya es único y fascinante, ya que tiene solo tres símbolos y algo fundamental: un principio posicional que le permite incorporar el cero en su estructura. En una entrevista con La Silla Rota, recuerda que en la antigüedad solo dos culturas usaron este principio: la maya y la babilónica.
"Sabemos que muchas veces no se utiliza por cuestiones políticas, de regiones, mundiales...", señala. Aunque ideó y registró el ábaco en 2010 para obtener el derecho de autor, no fue sino hasta 2016 o 2017 cuando comenzó a ser conocido.
Incluso, académicos del Centro de Actualización del Magisterio de Ciudad Juárez, Chihuahua, lo adoptaron en un proyecto educativo titulado "Ábaco maya, cultura y saber", en el que también participó.
El triste desinterés por su invento
Para el maestro, el escaso interés que han mostrado las autoridades hacia esta herramienta educativa podría deberse a que no han comprendido la importancia del ábaco como una herramienta para el rescate cultural del sistema maya de numeración.
"Considero que es por eso que no ha salido más adelante, pero puedo decir que el ábaco ha estado presente no solo a nivel local, en escuelas o zonas escolares, sino también a nivel nacional e internacional", apunta.
Lo que más le entristece, admite, es que en la actualidad los niños y niñas ya no reciben clases de Matemáticas como materia principal, y en la secundaria, esta disciplina corre la misma suerte, incluso siendo opacada por el sistema de numeración romano.
No obstante, José insiste en que el sistema maya de numeración es muy práctico y ahora intentará darle un toque más digital al ábaco, con la ayuda de un experto del Centro de Investigación Científica, Tecnológica y Estudios Sociales, Económicos y de Mercados del Sector Privado (CIESEM), al cual pertenece.
El profesor jubilado subraya que esta herramienta debería estar presente en lugares públicos, como zonas arqueológicas, escuelas, museos, e incluso en las estaciones o vagones del Tren Maya.
"Porque ahí tenemos mucho turismo nacional y extranjero que podría conocer este sistema de numeración, y si conocen un poco más allá, sería formidable", afirma también como miembro de la Asociación de Inventores Chiapanecos.
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Sabe cómo un alumno puede amar las matemáticas
Para José, las matemáticas pueden ser tediosas para muchos estudiantes, pero él sabe que esto ocurre porque el maestro, en ocasiones, las hace más complicadas de lo que son. "En algunas ocasiones, el docente llega y dice: ‘Póngame atención porque esto está difícil’, y desde ahí ya los programa o bloquea en ese aprendizaje…’ Y esas quejas las vemos en todos lados; las ven como ‘el coco’ de los alumnos, pero no son difíciles".
Dávila, originario del ingenio Pujiltic, municipio de Venustiano Carranza, Chiapas, explica detalladamente el funcionamiento del ábaco maya, y de hecho, lo exhibe en una cafetería de Tuxtla Gutiérrez, aprovechando el inicio del equinoccio de primavera para mostrarlo a un público selecto.
Tras insistir en que los mayas fueron los inventores del cero en América, José considera que la gente aún no se ha familiarizado con su sistema de numeración, ya que a menudo lo encuentran complicado. Sin embargo, repite una y otra vez: "no es nada difícil, sino al contrario, es una maravilla, y sobre todo es un legado que dejaron los mayas para la humanidad".
José Dávila ya tiene en mente otra herramienta inspirada en los mayas: un cuaderno de ejercicios sobre la numeración de esa cultura, que guía a los usuarios a pensar en términos vigesimales en lugar de decimales. "En breve lo pondremos a la venta en el mercado, porque las personas podrán aprender de forma fácil".
Su sueño, reconoce, es que algún día los mexicanos, y especialmente los chiapanecos, se interesen más en una de las culturas a las que pertenecen. Explica que es común que sean los extranjeros quienes valoren más este tipo de culturas y el legado que dejaron.
"Podemos ver esto con los descubrimientos de los vestigios mayas: la mayoría han sido logrados por gente de otros países, y muy raramente por arqueólogos mexicanos", concluyó.