Sinaloa -Tras superar una de las peores sequías de los últimos 30 años, los productores agrícolas de Sinaloa se preparan para un nuevo ciclo de siembras con esperanza y cautela. Aunque las lluvias recientes permitieron recuperar los niveles de agua en presas y garantizar el riego, la principal preocupación ahora es que los precios del maíz blanco sean rentables y que existan apoyos del gobierno federal para su comercialización.
Las autoridades estatales programaron la siembra de 659 mil 138 hectáreas de riego, con una meta de 5 millones de toneladas de maíz blanco, lo que podría generar una derrama económica superior a 30 mil millones de pesos en el estado. Sin embargo, el optimismo se ve opacado por la incertidumbre sobre los precios y los incentivos gubernamentales que aún no se concretan.
Buenas lluvias, pero precios inciertos
Las lluvias de esta temporada permitieron que las presas sinaloenses almacenaran 7 mil 665 millones de metros cúbicos de agua, suficiente para garantizar el riego del ciclo Otoño-Invierno 2025/2026. Además, se implementó un plan para aprovechar el agua del subsuelo y de 49 diques, con el objetivo de sembrar 130 mil hectáreas adicionales.
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A pesar del panorama hídrico favorable, los productores advierten que la recuperación del campo dependerá de los precios de venta. La sobreoferta de granos a nivel internacional, especialmente en Estados Unidos, podría presionar a la baja las cotizaciones del maíz mexicano. Por ello, las organizaciones agrícolas solicitan al gobierno federal un esquema de precios de garantía y apoyos para la comercialización.
El gobernador Rubén Rocha Moya ha señalado que, aunque las condiciones climáticas son óptimas, es indispensable garantizar precios competitivos antes de iniciar las siembras. El objetivo es evitar pérdidas económicas y brindar certidumbre a los productores, quienes aún enfrentan adeudos de programas de apoyo del ciclo pasado.
Piden certidumbre y recursos para el campo
El sector agrícola de Sinaloa insiste en la necesidad de mayores recursos para el campo, en especial para coberturas y subsidios a la comercialización. Las organizaciones del sector social y privado han solicitado que el Presupuesto Federal 2026 contemple al menos 7 mil 500 millones de pesos para garantizar el precio del maíz y compensar los costos de producción.
Además, los agricultores reclaman control en los precios de insumos como semillas, fertilizantes y combustibles, cuyos incrementos han reducido la rentabilidad de las cosechas. El costo promedio por hectárea asciende a 44 mil pesos, una cifra que limita la capacidad de siembra de los pequeños y medianos productores.
Las protestas recientes de campesinos en distintas regiones del país reflejan el malestar generalizado por la falta de apoyos y la incertidumbre en los mercados. En Sinaloa, el campo sigue siendo un pilar económico fundamental, pero enfrenta el riesgo de que los bajos precios del grano afecten a miles de familias que dependen de la agricultura.
En este contexto, los productores esperan que el gobierno federal establezca un esquema de comercialización anticipado y mecanismos de protección frente a la volatilidad del mercado. De lo contrario, advierten que el próximo ciclo agrícola podría comenzar con pérdidas.
Con agua suficiente y tierras listas para el cultivo, el desafío no está en sembrar, sino en garantizar que la cosecha sea rentable. El campo sinaloense, símbolo de productividad nacional, sigue a la espera de certezas que le permitan cosechar no solo maíz, sino estabilidad y futuro.
