Puebla, Puebla -Desde junio Puebla ha atravesado una fuerte temporada de lluvias que ha ocasionado inundaciones, baches, desbordamientos de afluentes, de barrancas e incluso la pérdida y desaparición de personas que intentan cruzar ríos con el cauce creciente. El agua también ha generado un daño silencioso a las casonas del Centro Histórico de Puebla.
El corazón de la ciudad de Puebla tiene un radio de 8.5 km cuadrados y dentro de este espacio se alberga 2 mil 619 edificios que datan del siglo XVI al XX. Estos inmuebles fueron catalogados como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987 por la UNESCO debido a su riqueza arquitectónica pues hay edificios con estilo barroco novohispano, del Renacimiento, Neoclásico, Modernista y Contemporáneo.
Por los menos 10 casonas con maleza
En un recorrido realizado por La Silla Rota se logró identificar visualmente por lo menos 10 casonas en donde se aprecia vegetación atravesando la infraestructura o muchas veces, el edificio sólo es la fachada pues dentro de las instalaciones sólo hay maleza. También, se observó humedad, grietas en los inmuebles y pintura desgastada por el tiempo.
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De acuerdo con la Dra. Angélica Pérez Ramos, académica del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la Universidad Iberoamericana de Puebla y directora responsable de obra en conservación, explicó que los edificios que datan del siglo XVI al XVIII la estructura del techo es de madera por lo que con la lluvia, se generan filtraciones importantes de agua, afectando al mobiliario.
“Ya ha habido filtraciones de humedad por el paso del tiempo en ocasiones anteriores, y ahorita con el exceso de humedad lo que sucede es que el peso se filtra más y el peso de la loza completa, digamos, del paquete, excede la capacidad de carga de las vigas de madera que sostienen, y entonces lo que pasa es que el riesgo de colapso se hace tan grande que incluso en la mayoría de las veces sucede el colapso total de este tipo de cubiertas”, comentó la experta en entrevista con La Silla Rota.
En el caso de los edificios construidos durante el siglo XIX y XX fueron elaborados con vigas de acero, pero en su mayoría las estructuras ya están desgastadas por lo que con la lluvia aumenta el peso en los techos y son más propensas las casonas a que colapsen.
En el caso de las casonas con vegetación atravesando sus paredes, Pérez Ramos explicó que esta acumulación de humedad igualmente las vuelve propensas a derrumbarse y en un sismo son focos rojos de peligro para la población, pues las estructuras ya están reblandecidas por la humedad.
“Cuando llueve, con las cantidades en las que está lloviendo se alimentan (la vegetación), y la cantidad de materia orgánica que se crea en las paredes, en las cubiertas, se incrementa, y la cantidad de florecimiento de flora parásita y también de vegetación parásita se eleva.
Entonces, aparecen más hongos, más vegetación, los árboles que parecen nuevas fachadas ahora se hacen gigantes y las raíces se hacen mucho más grandes”, comentó.
150 casonas en reparación
En una solicitud realizada por La Silla Rota al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la dependencia informó que 150 casonas del Centro Histórico están en reparación y aclararon que no se ha realizado ninguna clausura a algún edificio debido a las malas condiciones en que se encuentran. Además, aceptaron que la lluvia afecta a los inmuebles históricos.
La dependencia agregó que se les da tratamiento preventivo a las casonas de Puebla, pero desde la perspectiva de la especialista de la IBERO, estas reparaciones están lejos de realmente rehabilitar a los edificios, pues los materiales no son compatibles con los que tienen las casonas y la pintura utilizada genera mayor acumulación de humedad. En el mismo sentido, el sistema de drenaje que lleva 80 años en funcionamiento provoca que se filtre más agua generando que las edificaciones se vayan hundiendo.
“Las intervenciones, que no son muy correctas, pintan y ponen azulejos que atrapan la humedad. Entonces, con el exceso de lluvias, la cantidad de agua que sube en los muros o en las columnas de piedra es mayor, se excede, y entonces el desprendimiento de los aplanados que cubren a los muros se hace muchísimo más rápido y en cantidades, en áreas mucho más grandes, la capacidad que tienen los recubrimientos impermeabilizantes se reduce, el tiempo de vida, por supuesto, y también se reblandece el suelo mucho más, porque al tener una mayor cantidad de lluvia, el reblandecimiento del suelo es más acelerado”, explicó.
Pero rehabilitar estos edificios no es una cuestión sencilla pues cada casona es un caso muy distinto en donde se presentan diversos problemas específicos a resolver. Como la casona ubicada en la 3 Sur número 504. De acuerdo con la especialista, el inmueble ya está muy deteriorado y hay un tinaco en uno de los pasillos, pero debido a que la estructura está muy desgastada, se corre el riesgo de que se venza la infraestructura. Sin embargo, los dueños no han podido rehabilitar la casona, por lo que en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla está realizando un proyecto de propuesta de remodelación.
“Está abandonada por sus propietarios, son unas personas mayores de edad, y ya no tienen el dinero para poderle inyectar mantenimiento y conforme tú lo vas dejando, pues se hace más cara la necesidad de poderlo corregir. Entonces ellos ahorita, ese inmueble no tiene cubierta y ahorita, justo ahorita entró la lluvia, reblandeció una parte, hay una escalera que hace que se suba a la azotea. La escalera ahorita ya está inhabilitada. Hay un tinaco colocado en el primer piso, es decir, en una loza de entrepiso que no está hecha para eso”.
Además, para la especialista la rehabilitación de estos edificios históricos no sólo recae en las autoridades, sino también en la comunidad académica para que se difunda todos los conocimientos requeridos para que las personas conozcan cómo cuidar a los edificios y tengan las reparaciones adecuadas que permitan prevenir accidentes a futuro.
Entre el sismo y las lluvias
Por ejemplo, el 19 de septiembre de 2017, el sismo de magnitud 7.1 que azotó a Puebla provocó derrumbes y afectaciones a varios edificios en la ciudad, entre ellos, la casona que era ocupada como una preparatoria de la BUAP, un edificio de conocido como Casa Manuera que data del siglo XVIII y en ese evento sufrió un colapso parcial de sus muros lo que ocasionó la muerte de dos estudiantes y una trabajadora.
De esta manera, la lluvia, el drenaje, la falta de un real mantenimiento de los edificios del centro histórico de Puebla no sólo representa una pérdida del patrimonio e identidad del estado, sino que también es un riesgo para la población, para los poblanos y los miles de extranjeros que diariamente viajan de diversas partes del mundo a apreciar las casonas que acumulan siglos de historia y riqueza arquitectónica. El encanto de pasear por entre edificios viejos, estar en una terraza y apreciar las cúpulas de las iglesias, los diseños tan diferentes entre cada casona, es un placer visual que podría quedar sólo en recuerdos y fotografías.
