Migrantes con cita de CBP One continuaron llegando a la garita El Chaparral, ubicada en Tijuana, a pesar de que el programa está suspendido. Muchos de ellos no saben qué hacer ahora, ya que no tienen adónde ir.
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Llegaron en los últimos días con la esperanza de ingresar a Estados Unidos, confiando en que su cita les permitiría hacerlo. Sin embargo, el regreso de Donald Trump alteró completamente sus planes.
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“Estamos varados, sin dinero, inseguros y sin saber qué hacer”, comentó Ahilin Gámez, una venezolana que viajaba con cuatro adultos y cinco menores de edad.
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El grupo tenía su cita programada para este martes a las 5:00 am (hora local), y aunque recibieron un correo un día antes notificando la cancelación, decidieron presentarse en el cruce internacional.
Sin embargo, además de no recibir información, denunciaron que un grupo de hombres con el rostro cubierto, que se identificaron como personal del Instituto Nacional de Migración (INM), les confiscó su documentación oficial.
Migrantes no confían en los albergues
Autoridades de los tres niveles de gobierno y asociaciones civiles están ofreciendo refugio, pero las malas experiencias previas de Ahilin y su familia les generan dudas sobre esa ayuda.
“Nuestro plan B sería un refugio, pero yo les pregunto, ¿cómo podemos confiar en un refugio? ¿Cómo confiar en esas personas? Mi grupo ya ha sido secuestrado”, comentó.
Marifer Álvarez, su esposo y sus tres hijos, originarios de Honduras, están en una situación similar. Ellos también fueron secuestrados en territorio mexicano.
Ella tiene esperanza de que puedan ingresar a Estados Unidos, pero si no lo logran, no saben dónde pasarán la noche.
“No tenemos recursos, no tenemos nada. Nos han dicho que hay albergues, pero también nos da miedo. Tampoco podemos regresar a nuestro país por temor”, mencionó.
Migrantes mexicanos sufren en su propio país
Migrantes mexicanos, como Armando Domínguez y sus dos hermanos, del estado de Hidalgo, no están pasando una situación mejor, a pesar de estar en su propio país.
Aunque saben de la cancelación del programa CBP One, eso no los detuvo de presentarse en la garita con su cita.
Desorientados y enfrentando algo de peligro, dicen que al menos tienen la oportunidad de regresar a su hogar si no son recibidos por el gobierno de Estados Unidos.
No habían oído hablar de refugios para migrantes, y al igual que los extranjeros, su plan inmediato es simplemente esperar en la garita.
“No sabría decirle. Es el primer día que estamos aquí”, respondió Armando cuando La Silla Rota le preguntó si aceptaría irse con sus hermanos a un albergue.
Regresar a sus países también es un problema
Otros, como Ahilin y su familia, están considerando regresar a su hogar, pero descubrieron que en el sur del país podrían enfrentar la misma suerte que en la frontera, donde se sienten desamparados.
“Tenemos amigos en Ciudad de México que decidieron regresar y dijeron que no hay vuelos de deportación, ni siquiera si lo hacemos voluntariamente”, dijo, visiblemente decepcionada.