PUEBLA. - Ana Lilia fue sometida por tres años a violencia intrafamiliar, primero de su pareja, Christian Aldo, y luego por sus propios hijos. Este caso ha causado indignación pues la mujer sufrió abusos, privación de su libertad, explotación laboral, entre otros más, su historia estuvo llena de sufrimiento.
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La historia de Ana Lilia con Christian Aldo comenzó en el año 2000, cuando él se fue a vivir con ella, que entonces tenía 17 años, a casa de su madre. Tres años después, tuvieron a su primer hijo, Luis Enrique. Desde el principio, Ana Lilia fue sometida de forma violenta por su pareja. En 2005 y 2007 nacieron sus dos hijas, y la familia vivía del dinero que ganaba Ana Lilia rentando las habitaciones de la casa.
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En 2017, cuando su madre falleció, Ana Lilia se convirtió en la dueña de la casa. Christian Aldo la convenció de venderla para comprar una mejor, pero tras la venta, la despojó del millón 300 mil pesos obtenidos y la llevó a vivir al departamento de uno de sus familiares. Ana Lilia trabajaba tapizando automóviles y Christian Aldo se quedaba con lo que ella ganaba. Cuando él la abandonó por otra mujer en 2021, Ana Lilia pensó que finalmente era libre.
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El viacrucis no terminó aquí
Sus tres hijos continuaron con la violencia intrafamiliar, a la mujer la golpeaban e incluso la amenazaban, además la forzaban a seguir trabajando y del dinero ganado se le despojaba en su totalidad. Si ella se negaba, se lo arrebataban; otro de los actos violentos que se ejercían contra ella era retenerla en contra de su voluntad en su casa e incluso no tenía una buena alimentación, solo le permitían comer agua con azúcar, una vecina podía regalarle comida a escondidas, pero no era suficiente.
La mujer pasó tres años de explotación, ante la falta de alimentación no hubo nutrientes en su cuerpo e hicieron que Ana Lilia perdiera los dientes y se desmayara con frecuencia. A pesar de sus desvanecimientos, esto no le provocaban mayor reacción en sus hijos.
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Libertad con trágico final
El 18 de mayo de 2024, Luis Enrique, Martha Julia y su hermana pequeña fueron a un balneario en Atlixco con su padre, Christian Aldo, quien iba acompañado de su nueva pareja. Ana Lilia se quedó en casa sola, por lo que aprovechó el tiempo para escaparse.
Al regresar sus agresores se dieron cuenta de su ausencia, por lo que fue directamente a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla para reportar su desaparición. Lo que no sabían es que Ana se escondió en casa de una amiga, quien, al ver el reporte de desaparición, avisó a las autoridades que ella estaba viva.
Los agentes no la llevaron a declarar, sino que la trasladaron de emergencia al Hospital General de Cholula, donde llegó pesando 38 kilogramos y con un diagnóstico de desnutrición severa, infección capilar causada por parásitos, tuberculosis pulmonar, dificultad para respirar, desequilibrio hidroelectrolítico, infección del tracto urinario y trastorno mixto de ansiedad y depresión.
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El 22 de mayo, se le otorgaron medidas de protección que prohibían a sus hijos y a su expareja acercarse a ella. Dos meses después, se giró una orden de aprehensión contra Christian Aldo, Luis Enrique y Martha Julia como presuntos responsables del delito de trata de personas en su modalidad de retención con fines de explotación a través de trabajo forzado.
El 3 de agosto, a las 7:05 de la mañana, Ana Lilia murió en la cama del hospital de Cholula, debido al daño sufrido durante los años en que fue violentada por su propia familia. Un día después de su fallecimiento, el 4 de agosto, Christian Aldo, Luis Enrique y Martha Julia fueron detenidos. El 9 de agosto, los tres fueron vinculados a proceso por el delito de trata, aún falta que se les finquen responsabilidades por la muerte de ella.