La empresa tequilera José Cuervo es la más antigua en Tequila, Jalisco, pues sus orígenes se dieron en 1758, en la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio de Tequila, una organización amparada en la religión católica que usaba la producción del destilado con fines espirituales… y comerciales.
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Francisco de Cuervo y Valdés fue el primer miembro de la familia Cuervo en llegar a la Nueva España, en 1678, específicamente a Jalisco, donde se desempeñó como capitán de infantería del Ejército español. Años más tarde, su hermano, José Antonio de Cuervo y Valdés fue encargado de llevar la mayordomía de la Cofradía de las Ánimas del Tequila, en la comunidad del mismo nombre.
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Esta cofradía, como otras instauradas en la Nueva España, fue constituida con el fin de "dar consuelo a las almas" de los indígenas que habitaban la zona y estaban en el proceso de ser convertidos al catolicismo, pero su conveniente instalación en las tierras donde se producía el tequila tenía otro motivo de fondo.
En su libro La Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio de Tequila. Su participación en la formación del paisaje agavero (UdG, 2010), el abogado y cronista de Tequila, Jalisco, Manuel Claudio Jiménez Vizcarra, narra los inicios de la tradición del licor que en su momento se conoció como "vino mezcal" y de un oscuro pasado en la comercialización de esta bebida.
El despojo de tierras
Jiménez Vizcarra asegura en su libro que los indígenas tenían apalabradas a su nombre las tierras del centro de lo que hoy se conoce como el municipio de Tequila, en aquella época se conocía esa zona como "villa de Tequila", pero la instalación de la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio le dio legalidad a la estancia de españoles en esas tierras que "se habían respetado" para la autosuficiencia de los pueblos indígenas.
"Podría pensarse que también (se fundó) para otorgar firmeza a la ilegal estancia de sujetos no indios en tierras de la comunidad de indios de Tequila, ya que, según consta, las tierras con las que se fundó la Cofradía, y otras de las que luego adquirió, estaban ubicadas en la parte del pueblo de Tequila llamada la “villa” y eran de las que reclamaban como suyas los indígenas, tierras que de esa manera, en propiedad de la Cofradía, se constituyeron en bienes eclesiásticos".
De acuerdo con el archivo histórico de la Fundación Beckmann A.C. (hoy la familia Beckmann es dueña del consorcio de empresas de licores que incluyen las marcas de José Cuervo), fue en 1758 cuando a José Antonio de Cuervo y Valdés se le otorgó un título de propiedad de tierras en Tequila. El título fue por la explotación de 14.26 hectáreas y fue expedido por el Rey Fernando VI, para plantar y producir tequila.
Luego, en 1795, José María Guadalupe de Cuervo y Montaño, hijo de José Antonio de Cuervo y Valdés, pidió al Rey de España autorización para distribuir el vino mezcal con fines comerciales, así fue como en esos años se instaló la primera destilería comercial en la región de Tequila.
Años más tarde, primero su hermano José Prudencio de Cuervo Montaño y luego su hija María Magdalena Cuervo Carrillo formarían la llamada "Hacienda de Abajo" en esas tierras, para explotar la producción de sus agaves. Sería Vicente Albino Rojas Jiménez, esposo de María Magdalena Cuervo Carrillo, quien construyó ahí su fábrica “La Rojeña”.
La fábrica de destilados “La Rojeña” sigue funcionando desde 1812 y es donde la tarde del 23 de julio explotó uno de los tanques que contenía alcohol y provocó la muerte de 5 trabajadores de la tequilera.
Uno de los recorridos turísticos más solicitados por los visitantes de Tequila es el que se hace por la "Hacienda de Abajo" y por la fábrica "La Rojeña", pues se pueden conocer las instalaciones tal y como la construyeron durante el virreinato.