En lugar de un ramo de flores tenemos un pico y una pala en nuestras manos, dicen a través de un megáfono las madres buscadoras de Puebla que este 10 de mayo no tienen nada que celebrar.
A las 10 de la mañana, las madres del colectivo Voz de los Desaparecidos se congregaron en la Catedral de Puebla para escuchar la misa que ofició el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa.
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Recargados en los bordes del presbiterio estaban las palas y los picos. En los pilares colgaban las lonas y las cartulinas con los nombres y rostros de los desaparecidos, hijos e hijas que hoy tienen una silla vacía esperando en casa, como recordó una de las madres al final de la misa.
El arzobispo reiteró a lo largo de la misa su solidaridad con las madres buscadoras y recordó que siguen de cerca su labor.
Con rostros tristes, las familias sostuvieron siempre en alto las lonas con los datos de sus familiares desaparecidos, una cifra que crece día con día en el estado.
“Hoy se cumplen seis años de la primera vez que marché sola. Hoy ya no estoy sola; desgraciadamente muchas madres han tenido la necesidad de sumarse a marchar por la búsqueda de sus desaparecidos”, dijo al término de la misa María Luisa Núñez Barojas, fundadora del colectivo.
En silencio, las madres se levantaron mientras el arzobispo bendecía las lonas y las pancartas con los nombres de los familiares que buscan. En silencio también, salieron de la iglesia portando en alto sus instrumentos de búsqueda.
Afuera, al llegar al atrio, los gritos de coraje no pudieron contenerse.
“10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta”, gritaban al unísono mientras se dirigían al zócalo.
También enfermamos y la búsqueda nos debilita, hoy muchas traemos bastón, dicen las buscadoras que aseguran que el mejor regalo sería tener noticias de sus familiares. Pese a ello, aseguran que no pierden la fuerza y si no pueden celebrar el 10 de mayo, pueden protestar y exigir justicia.
“La Fiscalía ha convertido a nuestros desaparecidos en larga data, en sentencias absolutoria para los perpetradores, pues no investigan y no procuran justicia para las víctimas”, retumbó desde el altavoz.
Sobre la reunión que pidieron con los candidatos, aclararon que aunque ninguno se ha negado, sólo un aspirante a la alcaldía, se quien se reservaron el nombre, las ha recibido.
Al final, agradecieron el apoyo de los religiosos jesuitas de la Red Nacional de Diálogos por la Paz y a los artistas que las enseñaron a bordar los nombre de sus familiares en unos pendones que colgaron en el zócalo, junto al asta bandera y dejaron ahí el resto de la tarde para recordar a los paseantes que este 10 de mayo no todas festejan.
“Una madre deja de celebrar, pero no de buscar”, recordaron.