CHIAPAS

“Con estos salones, ¿cómo vamos a proteger a los niños si hay balazos?”; Primaria de Chiapas

La escuela Primaria Federal “Carmen Serdán Alatriste” en Chiapas funciona de "milagro", alumnos estudian en salones de madera, sin patio y al peligro de todo, esta es la historia

Créditos: LSR/ Christian González (Corresponsal)
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ. - “¡Imagínese!, con estos salones cómo vamos a proteger a los niños si hay balazos, porque acá en la colonia ya circulan las camionetas con gente armada”, advierte una madre que prepara los hotcakes que les servirá a casi 285 alumnos instalados en media hectárea de la Escuela Primaria Federal “Carmen Serdán Alatriste”.

Hasta hace seis meses, padres y madres de familia, a base de “coperacha”, lograron quitar el nylon y cambiarlo por madera para cubrir las “paredes” de una decena de salones de clase de ese centro escolar, creado hace siete años en la colonia Maya, municipio de Berriozábal, a 12 kilómetros de la capital chiapaneca.

Débora, una de las mamás cocineras, anhela tener un espacio adecuado para preparar los alimentos que le dan, a diario, a los alumnos | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Pero el peligro los ha acorralado en reiteradas ocasiones. Hace semanas, un incendio estuvo a punto de devorar las aulas improvisadas, pero gracias a la reacción de equipos de emergencia locales y a “cubetazos” que aventaron algunos vecinos y docentes, la situación no pasó a más y la escuela se mantuvo.

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En el terreno aún se pueden ver restos de pastizal quemado | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Brota la precariedad

Mientras un grupo de niños y niñas brinca sobre una explanada de polvo y con el sol a plomo, Román Muñoz, director de la escuela, advierte que les preocupa estar rodeados de pasto seco en esta temporada de calor, pues en caso de una quema, como la registrada hace poco, se pone en riesgo a los estudiantes, a quienes tienen que evacuar para evitar desgracias.

Algunos salones colindan con pasto seco, lo que pone en riesgo a todos ante alguna quema o la aparición de animales ponzoñosos | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

De acuerdo con él, han tenido “trabas” para que les edifiquen unas instalaciones educativas más dignas, pues las autoridades les argumentan que, para ello, requieren de una escritura o acta de donación para avalar que el predio ya es de su propiedad.

Aunque en este último punto tiene esperanzas, acepta, debido a que el Ayuntamiento de Berriozábal les prometió agilizar el trámite y completar un pago que se requiere, más la condonación del impuesto predial.

Román Muñoz, director del plantel ubicado en la colonia Maya, municipio de Berriozábal, Chiapas | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Esfuerzo de los papás

Si ha habido avances, recuerda, se debe al esfuerzo de los papás y mamás, de los 11 maestros y personal de apoyo con los que cuentan, todos provenientes de otras localidades como Ocozocoautla, Cintalapa y Jiquipilas.

Sin embargo, el peligro para los alumnos es latente; no hay un enmallado perimetral, e incluso una puerta de un salón de clases da hacia la calle, en un espacio que antes era ocupado como patio cívico; otra barda lateral, que apenas alcanza el metro y medio de altura, los protege del exterior, pero, como dicen los mismos docentes, cualquier persona se puede brincar hacia el interior.

Con mucho esfuerzo pudieron construir salones con tarimas de madera | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Sin cancha, sin domo

Es tiempo del recreo. Los alumnos patean una pelota que, cada que pega con el suelo, levanta un fino polvo. Otros prefieren sentarse donde pueden: en el piso de tierra, la mayoría, o en la única tabla con blocks que hace las veces de una banca. Pocos se quedan en sus aulas, pues el techo de lámina les genera más calor, y prefieren estar afuera.

Para Aracely Ramírez, profesora de educación física, esta situación es compleja porque, con las altas temperaturas que, a veces, rebasan hasta los 40 grados, los daños para sus alumnos son inmediatos, desde un dolor de cabeza hasta sangrado de nariz.

Debido  los materiales cuando hay mucho sol los salones suben hasta los 40 grados | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Ulises Clemente, maestro del plantel, advierte que hay alumnos que aprovechan, para sentarse y desayunar, un tramo de banqueta que quedó como parte de los sanitarios, construidos hace pocos meses con los cerca de 500 mil pesos que les llegó del programa “La Escuela es Nuestra”, dinero que también alcanzó para levantar cerca de 5 metros lineales de barda y un portón de entrada principal, del cual carecían.

Porque antes, dice otra madre, no había baños formales, sino tres retretes para los 285 infantes, de primero a sexto grado, que alberga la institución.

Román Muñoz, el director, externa que el anhelo de todos es contar con una cancha de cemento, con su domo, como lo tienen muchas escuelas. “Puedes ver cómo trabajan los niños, con este solazo”, se lamenta.

De nueva cuenta, el profesor Ulises refiere que en la época de lluvia también padecen muchas situaciones, e incluso el agua pluvial se cuela hacia los salones.

Entre el polvo y el intenso sol, así pasan el tiempo libre los niños y niñas de esta primaria | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Preocupación a flor de piel

Mónica Chávez Cigarroa espera adentro de la escuela, pues llegó a recoger a su hija, quien cursa el segundo grado del nivel básico. Para ella, no es correcto que los infantes reciban clases en esas condiciones.

Advierte que el incendio que ocurrió hace poco “les prendió las alarmas”, debido a que, sin duda, el riesgo es latente. Además, evidencia, es común hallar serpientes, arañas, alacranes, entre otros insectos o animales ponzoñosos. “Decirles, al presidente, al gobernador, a quien nos haga caso, que queremos una escuela digna”.

Aunque hay otra escuela en la zona, o en la cabecera de Berriozábal, expone que eso implica no sólo más gasto de tiempo y dinero, sino un riesgo ante la inseguridad que se vive en la actualidad.

En la Primaria Federal “Carmen Serdán Alatriste” prácticamente están los niños que no alcanzaron a inscribirse en otra escuela del sector, misma que alberga a más del doble que ellos.

Debido a la maleza animales ponzoñosos llegan a la escuela | Fotografía de Christian González (Corresponsal) 

Supuran carencias

Débora Camacho Santos, otra de las madres que apoyan en la cocina de la escuela, llama al reportero: “¡Espere, espere, me faltó algo!”, y sin titubear, dice:

“Así como estamos, es un peligro, porque el otro día se le metió un alacrán en la mochila de mi hija y la picó; y cuando se dio el incendio de hace unos días, también aparecieron culebras… por eso necesitamos que nos apoyen, para tener una escuelita digna, no así”.

Pero va más allá. La mamá de una estudiante de tercer grado confiesa que, de lunes a viernes, cocinan para todos los alumnos, sin embargo, lamenta que el espacio para preparar los alimentos no sea el adecuado, pues carecen de cuestiones básicas como un desagüe u otras que requieren para que la elaboración sea la más limpia.

Débora, una de las mamás cocineras, anhela tener un espacio adecuado para preparar los alimentos que le dan, a diario, a los alumnos | Fotografía de Christian González (Corresponsal) 

De hecho, ella y las otras tres madres que se suman a la cocina no tienen espacio para guardar los productos que utilizan, por lo que prácticamente van al día.

“O si dejamos alguna bolsa de harina, los animalitos la comen, o hay cosas que guardamos en el baño, el recién construido, no hay más”.

De pronto, Débora señala hacia la venta: “Necesitamos una de ésas y una puerta”, dice. Inclusive, confiesa que los “desayunos escolares” se comenzaron a brindar hace como medio año, uno de los “grandes avances”.

Un profesor refiere que, con el tema del servicio de luz, es otro asunto pendiente, pero con la conexión improvisada que tienen les alcanza para lo básico: encender una impresora o para la “chicharra”.

Mientras tanto, los 285 estudiantes, tendrán que continuar con el “viacrucis” una vez que retornen a su escuela “Carmen Serdán Alatriste”, donde el polvo, los incendios, la delincuencia y otras situaciones no menos desagradables están a la orden del día.

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Exterior de la escuela “Carmen Serdán Alatriste” | Fotografía de Christian González (Corresponsal)