HERMOSILLO. - La joven Perla Julissa fue reportada como desaparecida desde el 31 de diciembre del 2021. Sus padres la esperaron por dos largos años, hasta que pudo regresar a casa, y su perrita Rubí no se separó de ella… aunque estuviera en un ataúd.
Perla Julissa tenía 19 años cuando fue vista por última vez en Estación Pesqueira, un poblado cercano a Hermosillo, Sonora. Desde ese día, sus padres Martha y Jesús Clemente no descansaron ningún día hasta encontrarla. Incluso, su abuela Teresa Tomás también se unió a las búsquedas (fue considerada como una de las buscadoras más longevas), acudía con los colectivos al monte y al desierto para encontrarla. Sin embargo, murió el 14 de febrero, sin poder reencontrarse con su nieta.
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Semanas después, los trabajos del colectivo y sus padres, quienes continuaron en la búsqueda de Perla Julissa, dieron frutos. Su cuerpo fue encontrado y pudieron llevarla de regreso a casa.
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Rubí, su perrita, no se despegó de su ataúd
Poco antes de desaparecer, Perla Julissa había adoptado a una perrita, con quien convivía a diario y le daba su cariño y amor. Rubí, la canina, no la olvidó y aunque creció sin Perla durante dos años, la percibió cuando regresó a casa, aunque ya estuviera sin vida.
El colectivo Madres Buscadoras de Sonora compartió las imágenes de la perrita Rubí, que en todo momento del funeral y sepelio, no se separó ni un segundo de Perla Julissa, a quien sus familiares le daban una despedida y digna sepultura.
“Les compartimos algo hermoso que vivimos hace poco, una historia del verdadero amor, el más fiel y sincero amor de un perro fiel a su dueña perla Yulissa. Ella desapareció en diciembre del 2021, tenía un cachorro que creció con su ausencia, pero llegó el momento que Perla volvió a casa, no como lo esperaba, pero sabía que ella ya estaba en casa, que había llegado el momento de despedirse para siempre”, se lee en la publicación.
Los presentes se sorprendieron del cariño que Rubí le tenía a Perla Julissa, y sobre todo que la recordara después de dos años y no se quisiera separar de ella.
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“Podíamos ver con que desesperación rodeaba su tumba; cuando llegó el momento de que ella quedaría en su última morada, creo que quienes estuvimos en ese lugar y presenciamos esto nos quedamos con esto en nuestro corazón; un animalito puede tener muchas veces más corazón y sensibilidad que un humano, el amor más puro sincero y fiel está demostrado aquí”, agregaron en la página del colectivo.
De igual manera, el padre de Perla Julissa envió un mensaje en referencia a lo que vivieron en el servicio fúnebre de su hija, a quién pudo recuperar después de dos años de angustia.
“Muchas veces no tomamos en cuenta a nuestras mascotas. Su perrita estuvo con mi hija hasta despedirla al panteón, no se despegó de ella hasta el final. Tuvo mucho más amor, que algunos humanos tenemos. Gracias a todas las madres buscadoras por este homenaje y reconocimiento que le hacen a la Rubí, su perrita de mi hija”, escribió en su cuenta de Facebook.
En Sonora más de 4 mil personas no han regresado a casa
Aunque es una historia que pudiera considerarse emotiva y de amor, la realidad es que Perla Julissa no tendría que haberse despegado de Rubí y no tendría que haber sido enterrada en un ataúd.
En México, cada día desaparecen más personas y lo que vivieron los padres de la joven, es la realidad de muchas familias que no saben en dónde están sus hijos, hijas, madres, padres, abuelos.
En Sonora hay 4 mil 976 personas desaparecidas y no localizadas; de esta cantidad, 2 mil 365 son mujeres, de acuerdo con las últimas cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).