TUXTLA GUTIÉRREZ. - Belén Mera López dejó a un lado su carrera de Psicología para tomar de lleno, hace cuatro años, el negocio que le dejó su padre: la venta de barbacoa de borrego al estilo Hidalgo, en un local de esta ciudad capital de Chiapas, de donde ella es originaria. Sin embargo, no sólo el sabor enamoro a uno de sus comensales, también su belleza y simpatía encantaron al colombiano que se convirtió en su esposo.
Fernando Orjuela Gutiérrez salió de Colombia en busca de una mejor vida, como muchos de sus connacionales, tenía el sueño americano, pero la vida lo llevó por otro rumbo. Como al mes de estar en tierras chiapanecas, su vida fue cambiada por una mujer de 27 años de edad, quien de hecho era madre soltera de un niño.
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En su estancia en la capital de Chiapas, él se convirtió en un cliente frecuente de Belén, siempre acudía a comer así lo hizo hasta que vio la oportunidad de invitarla a salir y enamorarla. Según ella, al poco tiempo procrearon a su hijo, quien hoy tiene un año y cuatro meses.
De hecho, la joven madre advierte que, desde hace como un año, dejó de preparar la barbacoa de borrego porque, como ella prácticamente estaba sola, se le complicaba debido a que el proceso de preparación es difícil y cansado; “es como para hombre, porque tienes que matar al animal, prepararlo, lleva mucho esfuerzo”, confiesa.
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Pero al estar con Fernando (de 28 años), los planes cambiaron: de la barbacoa, se implementaron los platillos colombianos, con los cuales se ha mantenido desde ese entonces. Incluso, agrega la tuxtleca, la mayor parte de sus comensales son migrantes ya sea de Venezuela, Colombia, Honduras, entre otros.
EU no está entre sus planes
Aunque en ocasiones él le ha manifestado que estaría bien mudarse a los Estados Unidos, todo ha quedado en mera intención. “Por un trabajo que tenía, sí nos habíamos movido a Puebla, Toluca y Tlaxcala, hasta que retornamos a Chiapas”. Inclusive, para ella es complicado dejar Chiapas, pues se autodefine como una mujer muy arraigada a su tierra.
Hasta el momento, todo marcha bien y sin complicaciones: mientras Belén se encarga de su negocio, su esposo tiene que salir a otros lugares porque es empleado de una empresa financiera.
Belén nunca se imaginó que se quedaría con alguien de otro país, “pese a que por este rumbo pasan muchos migrantes, todos los días”, externa que, a lo que se ha tenido que enfrentar es a una especie de “choque cultural”: desde la educación, la forma de hablar o de expresarse, e incluso de sentir. No obstante, manifiesta que, si algo le impacto de él, fue su físico: alto y blanco.
“Por ejemplo, hay palabras que para mí son muy fuertes, y para él es como algo normal, y me pregunta: ‘¿Por qué te enojaste?’… y ya me explica. Entonces he entendido un poco esa parte”.
Pese a que desde hace como dos años contrajo matrimonio, su deseo ahora es conocer en persona a la familia de su esposo, pues sólo ha tenido contacto por videollamada. Sobre todo, dice, su intención es que sus hijos conozcan las raíces de su padre.
Para Habacuc Mera Benítez, padre de Belén, al principio fue complicado entender por qué su hija se había casado con un extranjero, pero con el paso del tiempo lo ha entendido.
“Uno quiere lo mejor para los hijos, pero a veces ellos no lo entienden. Por fortuna, el chavo que es su esposo ha sido buena persona, es amoroso, y quiere al hijo que tuvo mi hija antes”, menciona el originario de Pachuca, Hidalgo.