Rafael Echazarreta, previamente afiliado al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y diputado local por Yucatán, confirmó su decisión de dejar el partido, aludiendo a discrepancias significativas sobre la selección de candidatos para las próximas elecciones. Echazarreta argumentó que la inclusión de antiguos miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN) como candidatos en Morena podría desencadenar un conflicto interno, poniendo en riesgo la cohesión del partido.
Expresó su inquietud diciendo que las prácticas de incorporar a ex militantes de otros partidos, conocidas coloquialmente como "chapulineo", podrían generar descontento y división entre los miembros actuales de Morena. Según Echazarreta, la presencia de estos nuevos candidatos, que anteriormente pertenecían al PRI y al PAN, es una señal de que dichos partidos están intentando influir en la estructura y decisiones de Morena en Yucatán.
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El diputado fue específico al criticar a individuos que, habiendo sido rechazados por sus partidos originales, buscan ahora refugio y posiciones de poder dentro de Morena, describiéndolos como "mercenarios" en busca de oportunidades políticas sin un compromiso real con los principios y objetivos del partido. Esta situación, según él, requiere una mayor transparencia y un proceso de selección más riguroso para los candidatos a diversos puestos de elección.
Asimismo, Echazarreta señaló directamente a ciertos políticos provenientes del PAN que ahora aspiran a candidaturas en Morena para la alcaldía de Mérida, resaltando su determinación de confrontar y superar a estos nuevos aspirantes antes de dirigir su atención hacia candidatos de otros partidos. Esta postura refleja su compromiso con la idea de que Morena debería privilegiar a sus miembros leales y consistentes con la visión del partido.
Esta serie de declaraciones y la decisión de Echazarreta de renunciar a Morena ilustran las complejidades y desafíos internos que enfrentan los partidos políticos en México, especialmente en contextos prelectorales, donde las estrategias de inclusión de candidatos pueden provocar tensiones y divisiones significativas. Su salida pone de manifiesto las dinámicas de poder y las luchas ideológicas que definen el panorama político actual del país.