AGUACATE

Super Bowl: NFL pone en jaque producción de aguacate en Michoacán

En el contexto del Super Bowl LVIII, donde se enfrentarán los Kansas City Chiefs contra los San Francisco 49ers, el aguacate, ingrediente principal del guacamole, ocupará un lugar destacado en las celebraciones

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El estado de Michoacán, reconocido como el mayor productor de aguacate a nivel mundial, enfrenta una crisis de sustentabilidad en sus tierras. "Esperamos no tener que experimentar un colapso para tomar conciencia", comentó Nacho Simón, ingeniero agrónomo de la región, en una entrevista con la agencia EFE, destacando el constante aumento de la producción agrícola impulsado por la fuerte demanda de Estados Unidos.

En el contexto del Super Bowl LVIII, donde se enfrentarán los Kansas City Chiefs contra los San Francisco 49ers, el aguacate, ingrediente principal del guacamole, ocupará un lugar destacado en las celebraciones. Este producto, en su mayoría proveniente de Michoacán, simboliza la conexión entre el evento deportivo estadounidense y la agricultura mexicana.

Desde finales de los años noventa, Michoacán ha logrado cumplir con los estándares requeridos por Estados Unidos para la exportación de aguacates, lo que ha llevado a un crecimiento significativo en el volumen de exportación. Para la edición actual del Super Bowl, se estima que México enviará cerca de 110mil toneladas de este fruto.

Dicha expansión ha transformado de manera drástica los paisajes naturales de Michoacán. Áreas anteriormente cubiertas por bosques densos de pinos ahora son vastas plantaciones de aguacate; cuerpos de agua que alguna vez fueron lagos hoy son meros charcos, con algunos completamente desecados.

Agricultores y expertos advierten que la extensión de los cultivos y el monocultivo, con su consiguiente deforestación, están empujando a la tierra michoacana al borde del colapso.

“Cuando Estados Unidos empezó a flexibilizar su protección de mercado a los productores de aguacate de California, permitiendo la entrada de productos de ciertos grupos mexicanos, estos se adaptaron a las regulaciones estadounidenses que exigían eliminar otros cultivos para priorizar el aguacate. Antes, esta zona estaba llena de bosques”, dice Simón desde su empresa Gaia, dedicada a la promoción de la agricultura orgánica en Uruapan.

Simón señala que, para cumplir con las normativas estadounidenses que buscan un aguacate limpio, sin maleza alrededor, se recurre al uso de herbicidas que acaban contaminando las aguas subterráneas.

El cultivo de aguacate, que necesita miles de litros de agua para producir solo un kilogramo, contrasta con los bosques de pino, que ayudan a retener la humedad.

“Exigimos agua pero destruimos los bosques que la proporcionaban. Es una contradicción humana, un error del que lamentablemente no hemos aprendido”, concluye el experto.

Oro verde para los michoacanos

Sobre la supervivencia del llamado oro verde, Cuauhtémoc Montero, ingeniero químico y dueño de varios huertos en Tancítaro, lugar pionero en el cultivo masivo de aguacates, y propietario del Rancho La Luna en Morelia, insiste en que su enfoque evita la deforestación y la eliminación de especies nativas.

“El aguacate debe cultivarse de manera que coexista con la flora y fauna locales. Algunos eliminan completamente pinos y encinos para plantar aguacate, enfrentándose luego a graves problemas de enfermedades en el suelo”, explicó.

Ambos, con años de experiencia, ven a Michoacán en un punto crítico. "Hemos llegado al límite de lo sostenible. Aunque se le llame oro verde, y todos quieran una parte, es solo una ilusión de mercado”, dice Simón.

La única salida, aseguran, es reconocer que seguir con el modelo actual dejará a las futuras generaciones sin tierra fértil.

“Como productores de aguacate debemos ser responsables con el medio ambiente y con la sociedad; si no cuidamos nuestro modelo de negocio, este se derrumbará”, advierte Montero.

Respecto a la responsabilidad de las autoridades, Montero cree que, aunque las leyes mexicanas sobre manejo ecológico y forestal son adecuadas, la corrupción fomenta la deforestación desmedida y la inequidad en la reclasificación del uso de suelo.

“Continúo luchando y manteniendo la esperanza porque hay agricultores que están cambiando sus prácticas. Solo espero que no necesitemos llegar al colapso para entender”, concluye Simón.