La guerra que comenzó hace tres meses y medio entre las dos facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa, la Mayiza y los Chapitos,ha provocado una la desaparición de 750 personas, revela una investigación del diario sinaloense Noroeste.
El enfrentamiento que se desató entre ambos grupos tras el secuestro de Ismael Zambada “El Mayo”, el 25 de julio pasado, ha provocado el fin de la relativa tranquilidad del estado.
El gobierno federal, en voz de Andrés Manuel López Obrador, había señalado en varias ocasiones que en los estados en los que una organización criminal era la dominante, la situación de seguridad era ideal porque no había enfrentamientos entre grupos y eso garantizaba la seguridad.
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Secuestrados, de todas las edades
Desde que Joaquín Guzmán, hijo del “Chapo” Guzmán, secuestró a su padrino para entregarlo en Estados Unidos, hasta el 10 de diciembre, se cometieron 601 homicidios en el estado de Sinaloa.
No obstante, lo que sobresale en la investigación hecha por Adrián López, director de Noroeste, y José Abraham Sanz, es la oleada de desapariciones cuyas víctimas no sólo son jóvenes, sino hombres de mediana edad, ancianos y hasta menores de edad.
Habitualmente, señalan, los colectivos de búsqueda de personas y la fiscalía del estado reportaban que los desaparecidos eran personas jóvenes; eso cambió cuando se terminó la tregua entre grupos.
Los secuestros y privaciones ilegales de la libertad han provocado que se rebase el máximo histórico de desapariciones en la entidad, registrada en 2019, cuando ocurrieron mil 319 casos.
2024, el año de los secuestros
Antes siquiera de la mitad de diciembre, la cifra de desaparecidos ya alcanza mil 434 casos.
La cantidad de personas secuestradas o retenidas equivale a 4.2 al día, o una persona desaparecida cada seis horas.
Dentro de los desaparecidos hay 68 menores de edad, tres de ellos fueron hallados sin vida.
Ese registro no incluye a 31 personas que el martes “abandonaron” centros de tratamiento contra las adicciones en Mazatlán y que la Fiscalía del estado investiga como desapariciones.
La base de datos de las personas ausentes que armó Noroeste muestra que de la capital, Culiacán, hay 399 registros de desapariciones; en Mazatlán hay 182 y de Navolato, 44. En todos los municipios del estado, con excepción de Badiraguato, donde nacieron el Chapo Guzmán, Rafael Caro Quintero y otros jefes del narco.
Oleada de secuestros
Personas que integran colectivos de búsqueda entrevistados por el periódico dijeron que un mes después del secuestro del Mayo Zambada comenzaron a notar un cambio en el ritmo de las denuncias, no sólo había más, sino que, a diferencia de lo tradicional, ahora se trata de personas mayores, no sólo jóvenes.
Indicaron que los días en que se reciben más reportes hay 10 registros, los de menos, cuatro.
Hasta ahora, seis de cada 10 personas que aparecen en los registros de desapariciones tienen el estatus de “no localizadas”, mientras que 61 fueron localizadas sin vida
Los registros indican que 83 mujeres han desaparecido en el periodo señalado, la mayoría de ellas, de Mazatlán.
Cifras de desaparecidos
La narcoguerra entre “Los Chapitos” y “Los Mayos” en Sinaloa ha dejado al menos 465 casos de desapariciones forzadas del 9 de septiembre al 9 de diciembre, según datos de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, en tanto, la Fiscalía General del Estado reportó 695 desapariciones en el mismo periodo.
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La zona más afectada ha sido Culiacán, con al menos 360 casos de personas privadas ilegalmente de la libertad en el mismo periodo, un promedio de cuatro personas al día. De estas, un total de 170 fueron encontradas con vida y 50 han aparecido muertas. Al día 90 de la narcoguerra, casi 200 personas continúan desaparecidas.
En Culiacán, más de 350 casos mantienen en la zozobra a cientos de familias y a colectivos de buscadoras, quienes han suspendido sus labores de búsqueda de cuerpos debido al temor de encontrarse con grupos delincuenciales durante sus trabajos de campo. Esta situación ha generado indignación en diversos sectores de la sociedad culiacanense.
El caso que más atención ha captado es el de Jesús Tomás Félix Félix, reportado como desaparecido el 1 de noviembre. Su familia inició una huelga de hambre frente a la Catedral, en la avenida Álvaro Obregón.
La situación cobró especial relevancia el 24 de noviembre, cuando el empresario restaurantero Miguel Taniyama, con ayuda de varias organizaciones, realizó un evento masivo en beneficencia de músicos que se han quedado sin trabajo, en el mismo sitio donde la madre de Jesús realizaba la huelga de hambre.
El caso de Mazatlán
Aunque el conflicto armado alcanzó Mazatlán al menos tres semanas más tarde que a los municipios del centro del estado, el caso destaca por el elevado número de desapariciones reportadas en el puerto. Hasta el 9 de diciembre, la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas ha registrado al menos 50 casos de desaparición forzada.
Ángeles, madre del joven de 20 años Emmanuel Garay Bernal, desaparecido el 11 de octubre, exigió justicia a las autoridades y declaró: “Exigimos justicia para que nos devuelvan a nuestros hijos, los queremos vivos”. Como ella, otras familias se manifestaron durante un evento masivo en el puerto para exigir acciones ante la situación que atraviesa el estado.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ha abordado la creciente preocupación por la violencia y las desapariciones en el estado, reconociendo que, aunque se han logrado avances en algunos frentes, la situación sigue siendo un desafío importante.
Durante su último informe de gobierno, destacó que el crimen organizado sigue siendo un problema central.
“El problema de la violencia sigue siendo el reto más grande, pero estamos trabajando para controlar la situación”, señaló el mandatario.
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Asimismo, dijo que las autoridades están tomando medidas, pero reconoció que los resultados no son inmediatos. “Los avances no han sido tan rápidos como quisiéramos. Estamos trabajando junto con las fuerzas federales para mejorar la seguridad y reducir la violencia, aunque sabemos que todavía falta mucho por hacer”, detalló.
Rocha Moya indicó que la participación de la federación ha sido clave en los operativos de seguridad en el estado, pero admitió que el problema no se resolverá de manera sencilla ni rápida.