TUXTLA GUTIÉRREZ.- Víctor José Carrera Mayor, presunto feminicida de Liliana Guadalupe Marroquín, de 12 años de edad, fue encontrado sin vida en una colonia de esta ciudad capital.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado de Chiapas, el cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense (Semefo) para que se le practique la necropsia de ley.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
Te podría interesar
Lupita, como era conocida la víctima, desapareció el pasado 19 de octubre, cuando la niña vendía sus dulces tradicionales en una de las calles del barrio Colón, al poniente norte de esta ciudad.
Según el informe, la pequeña, originaria del municipio de Berriozábal, llegó a la capital, junto a otras dos familiares, para ofrecer sus productos, como era una costumbre.
Sin embargo, Lupita desapareció y comenzó una búsqueda incansable. Basados en un video de una cámara particular de la zona, Liliana no salió de la calle 7a Norte, entre 4a y 5a Poniente del mencionado barrio.
Su búsqueda
La última vez que se le vio, Liliana Guadalupe, una niña de 12 años de edad, llevaba sobre su cabeza una bandeja de plástico con los productos que vendía: panecillos como caballitos y turuletes, hojuelas, entre otros. Era el sábado 19 de octubre; una cámara la captó en una de las calles del barrio Colón de esta ciudad.
La pequeña había llegado a Tuxtla proveniente del municipio vecino de Berriozábal, junto a su mamá Rosa María y hermana, para ofrecer su mercancía, como de costumbre.
Todas se dividieron por sectores, y ella tomó, a pie, la ruta del lado norte poniente. A las 3 de la tarde fue la última llamada sostenida con ella; un par de horas después le perdieron el rastro.
A la altura de la 7ª Norte, entre 4ª y 5ª Poniente, la niña voltea, y ya no se le vuelve a ver. Al poco tiempo, sus seres queridos intentaron comunicarse con ella, pues portaba un teléfono celular, pero no respondió. Eran alrededor de las 5:00 de la tarde.
Ese mismo día, integrantes de la colectiva Madres en Resistencia y los familiares de Lupita, como la conocían de cariño, montaron guardias cerca de esa zona, con la esperanza de obtener información u otro indicio para dar con su paradero.
Incluso, Isabel Torres y Adriana Gómez, mamás que se sumaron a la búsqueda, pegaron algunas fichas con una foto e información de ella; incluso, lo hicieron en la casa donde se cometió el delito, sin saberlo. Mientras que, sus familiares, buscaron en varias partes, hasta en contenedores de la basura, pero no tuvieron éxito.
Pese a los “llamados de auxilio”, nada se pudo hacer: un hombre, de alrededor de 45 años, es señalado de abusar sexualmente y luego degollar a la pequeña (vestida con una blusa rosa y un pantalón negro), para luego enterrarla en el patio de la casa marcada con el número 550 del mencionado barrio.
En un cateo, elementos policiacos y de la Fiscalía General del Estado (FGE) lograron ingresar a tres domicilios, uno donde se cometió el feminicidio y otros dos de familiares del presunto asesino; luego, los aseguraron mientras se efectúan las investigaciones.
“Somos vendedoras desde pequeñas, así nos criamos; la persona que la tenga que se toque el corazón, y que libere a mi hermanita”, afirma su hermana, a punto de llanto.
Mientras tanto, la fotografía y datos del presunto responsable ya circulan en medios de comunicación sociales y en las redes sociales como Facebook y X (antes Twitter).
Lluvia de hipótesis y versiones
“Sé que nuestro error fue dejarla salir (a vender), pero nosotros nos confiamos, todos fuimos así, vendedores; aunque ahorita ya está muy perdido el mundo, nunca pensamos que a mi sobrina le iba a pasar eso”, se lamentaba, entre lágrimas, una tía de “Lupita” que este miércoles por la noche llegó al lugar del hecho.
Uno de los vecinos del barrio Colón confió que, el domingo por la madrugada, el presunto feminicida sacó una cobija bañada en sangre y la tiró en un contenedor de basura cercano. Luego huyó del lugar.
Otra vecina aseguró que el hombre que acabó con Lupita presuntamente tiene un negro historial: habría asesinado a su hermanita, e incluso, advirtió, tenía poco de haber pisado la prisión.
“Hace como seis meses, dos niñitos, de entre 12 y 14 años, que vendían chicharrines en este barrio, desaparecieron, pero no se hizo mucho ruido en esos casos; “capaz están enterrados ahí”, confesó la mujer, quien con el índice derecho señaló la casa donde le arrebataron la vida a Lupita.
Sobre la posibilidad de que en el patio del domicilio 550 hubiera más cadáveres, como se ha mencionado, Isabel Torres, parte de la colectiva antes mencionada y mamá de Cassandra Arias Torres, desaparecida en Berriozábal en diciembre de 2022, advirtió que hay una posibilidad de que, en la vivienda de la tragedia, haya más restos de otras supuestas víctimas.
Inclusive, despotricó contra la FGE, por no utilizar sus medios para agilizar la búsqueda; “sentimos mucha rabia, pasaron cinco días, tiempo en el que se hizo pendeja la Fiscalía”. Lo que más le duele, detalla, es que las autoridades no hubieran utilizado los perros buscadores de pistas.
Por su parte, Adriana Gómez, madre de Jade Guadalupe Yuing Gómez, víctima de feminicidio ocurrido en Tuxtla el 14 de enero de 2020, aclara que, cuando uno empieza en la búsqueda de justicia, confían en las autoridades, pero, con el tiempo, la realidad es diferente.
Desde un principio, menciona que la Fiscalía trató de frenar su labor y apoyo a la familia de Lupita, al grado de intentarlas agredir, “nos aventaron una camioneta”.
Tras confirmar que tenían esperanzas de que la niña de 12 años, también conocida como “la güerita”, estuviera vivía, comenta que lo único que buscan es que el feminicida sea encarcelado.
Es increíble, expuso otra habitante del barrio llamada Lucero, que no haya suficiente seguridad para protegerlos, “porque ella era una niña trabajadora, por eso estamos muy indignados”.
Ofrecieron recompensa
El jueves 24, la Fiscalía del Estado publicó una ficha en la que ofrecía una recompensa de 550 mil pesos para quien ofreciera información del paradero de Víctor Carrera. Incluso, ésta llevaba su fotografía y datos generales.
Entre otros datos recabados, el "Asesino de la Séptima", como fue llamado, ya tenía antecedentes penales, pues hace tres décadas, cuando él tenía como 16 años, asesinó a su hermana, de 10. Con base en la información, él la degolló, el mismo procedimiento que utilizó con Lupita.
Además, en 2021, Víctor fue denunciado por el robo de un automóvil, pero de forma extraña nunca se presentó ante las autoridades correspondientes, ni se ejecuto6una orden de aprehensión en su contra.
Violencia no se detiene
De acuerdo con la Red por las Infancias y Adolescencias en Chiapas (Redias), de enero a septiembre se registraron 1,007 desapariciones de personas en la geografía estatal, de los cuales 345 se tratan de infantes y adolescentes, es decir más de un caso al día.
Además, especifica que el 50% de esas desapariciones se da en ciudades como Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Comitán, San Cristóbal de Las Casas y Reforma. Del total, el 36% son niños y niñas indígenas y la mayoría mestizos, mientras que 7 de cada decena de desapariciones corresponden a adolescentes.
Las agresiones y muertes contra ese sector poblacional van en aumento. De hecho, Aarón es una de las últimas víctimas, pues el pasado 11 de octubre era llevado a su escuela por su padre Renato “F”, empleado de la Secretaría de Hacienda de Chiapas, cuando hombres armados les dispararon en la colonia 15 de Septiembre, de esta capital chiapaneca. Ambos perecieron.
El pasado 20 de septiembre, sicarios ingresaron al panteón municipal de Berriozábal y, entre golpes y amenazas, secuestraron a José; pero antes de irse, ellos le prendieron fuego a su casa de madera y lámina: en pocos minutos ésta se consumió. Sin embargo, adentro estaba una niña, de tres años, en su cama, quien falleció calcinada.
Ricardo, de 16 años, grababa con su teléfono celular la ejecución de un hombre en Tapachula, y también fue abatido por asesinos a sueldo.
La violencia es tal que, el pasado 1 de octubre, en un camino de extravío conocido como Los Cocos, entre los municipios de Villa Comaltitlán y Huixtla, elementos castrenses les dispararon a unas camionetas que transportaban a 33 migrantes de diferentes nacionalidades, entre ellos cubanos, salvadoreños, de Nepal, Pakistán, Egipto, entre otros. Como resultado, seis personas perdieron la vida y una decena más resultó herida y llevada a un hospital; por desgracia, entre los muertos había una niña.