TIJUANA. – El narcotráfico es un problema de seguridad que México lleva arrastrando desde hace varios años, los carteles de la droga se han diversificado en células delictivas donde se han cimentado en pequeñas sociedades donde tienen sus propias reglas, castigos, forma de vida, economía propia e incluso trabajadores, una de estas consecuencias es el reclutamiento forzado de jóvenes para servir a sus filas.
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Es el caso de Jorge, quien tras terminar la secundaria y a sus pocos 15 años de edad un grupo armado lo forzó a trabajar en sus filas, esto ocurrió cuando regresaba a su casa, tras asistir a una fiesta en su natal Michoacán, entidad asediada por el narcotráfico y la violencia.
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“Me levantaron hombres encapuchados y armados. Me amenazaron tanto físicamente como verbalmente, y me dijeron que si yo no trabajaba para ellos iban a matarme a mí y a toda mi familia”, contó a la agencia de noticias EFE.
Jorge, como se identificó el joven por temor a seguridad, dijo que aún tenía planes para continuar estudiando la prepa y a futuro quería tener una carrera en Criminología, pero el narcotráfico le arrebató sus sueños para trabajar en sus filas y él, por temor a represalias tuvo que aceptar.
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Su madre también contó a esta agencia que ella vivía con incertidumbre de no saber dónde estaba su hijo, hasta que después de tanto tiempo le permitieron comunicación, pero muy escueta, solo le avisaron que “estaba bien” y que se mantuviera callada.
"Pasó tiempo para saber de él, yo pensé que ya me lo habían matado, pero le doy gracias a Dios que está aquí conmigo y que aunque fue muy difícil y en contra de la voluntad de él, quiero que salga adelante con nosotros y con su familia”, dijo la mujer, quien se resguardó su nombre por miedo.
7 años al servicio del narcotráfico
Jorge pasó 7 años de su vida sirviendo en las filas del narco, por lo que su juventud la perdió por completo, el joven cuenta a EFE que sus actividades eran:
“Me pedían de todo, desde ser halcón (vigilante), distribuidor de droga y, en ocasiones, igual también me tocaba a mí levantar (secuestrar) a gente. Yo tenía un poco de conocimiento de lo que pasaba en el pueblo y los alrededores con los jóvenes, pero yo nunca me imaginé que me tocara a mí”, dijo.
Jorge detalló que durante este periodo “fue todo un tormento”, tenía que acatar órdenes del jefe de la plaza, además de siempre tener nervios y tratar de tener una mente en blanco para hacer todo lo que se le ordenara.
Salió huyendo gracias a un enfrentamiento
Para Jorge “renunciar” a este “trabajo” no era opción, pues tenía miedo a las represalias, sin embargo, gracias a que un día hubo enfrentamientos contra el jefe de plaza pudo salir huyendo, se fue a su pueblo y de allí junto a su familia corrieron a otro lado.
“En ese transcurso sufrí un accidente de moto y quedé inmovilizado por casi un año, de esa manera quitaron su atención en mí y así pude salir, a escondidas después con mi familia”, contó.
Jorge pudo darse cuenta que los carteles tienen procesos para reclutar, incluso “hay temporadas en las cuales ellos saben que hay una cierta edad de los jóvenes en la cual se convierten en objetivo fácil".
Otro de los factores donde el narco se da cuenta que son candidatos es cuando no están bien con sus familias, tienen problemas o se las pasan solos, ellos son presa fácil para reclutarlos.
Estados Unidos, la puerta de escape
Albert Rivera Colón, director de la asociación Ágape Misión Mundial, tiene conocimiento del tema incluso en Tijuana llegan varios jóvenes con miras de cruzar a Estados Unidos, debido a que vienen huyendo de los problemas que tienen en su comunidad y los grupos criminales.
Rivera Colón menciona que esto es casi imposible de conocer, pues debido a que las familias y víctimas tienen miedo es difícil tener una estadística de las personas que han sufrido alguna situación parecida.
"Como me pasó a mí, le puede pasar a otros y esto realmente jode la vida de las personas. A mí lo único que me gustaría ahora es empezar de cero, que nos den el asilo (en Estados Unidos) y tener una nueva vida con mi familia y, si se me da la oportunidad, retomar mis estudios" cuenta Jorge, ahora desde Tijuana, donde está refugiado.
La organización civil Reinserta estimó el año pasado que el crimen organizado ha reclutado a, por lo menos, 30.000 menores de edad a nivel nacional.