OAXACA.- Lily cruzó a Estados Unidos a inicios de 2023. Era la segunda vez que regresaría al país del norte, sólo que ahora no iba sola. Salió de una localidad de Valles Centrales de Oaxaca con su hija de 13 años y su hijo de 8. La separación familiar, el tráfico de personas y la muerte, fueron las preocupaciones que envolvieron su viaje.
De enero a junio de 2023, un promedio cuatro niñas, niños y adolescentes originarios de Oaxaca, fueron repatriados en su intento por llegar a Estados Unidos. Según la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP) de la Secretaría de Gobernación, hasta junio un total de 833 personas menores de edad, de las cuales el 72.50 por ciento viajaban solas, fueron devueltas a México.
Las cifras ponen de manifiesto la compleja situación que enfrentan los migrantes menores de edad quienes salen de sus localidades para reencontrarse con su padre y madre.
Te podría interesar
Oaxaca destaca como una de las entidades más afectadas, ya que representa el 6.07 por ciento del total nacional de repatriaciones. La mayoría de estos menores viajaban sin la compañía de un familiar, lo que resalta la vulnerabilidad a la que están expuestos.
LOS PELIGROS
Para muchas de estas familias, el riesgo y la incertidumbre son constantes compañeros de viaje. Lily, quien emprendió su travesía hacia Estados Unidos junto a su hija e hijo, relata los peligros que enfrentan en el camino, desde la presencia de narcotraficantes en la frontera hasta el temor a ser detenidos por la migra y separados de sus hijos.
“El paso en la frontera con México está al mando de los narcotraficantes, son los que mandan, dicen por dónde y cuánto, si a la mera hora se les antoja te cobran más”, explica a distancia tras haber logrado llegar a Estados Unidos.
Los riesgos que representaba cruzar en aquellas condiciones la hicieron buscar otras formas que aminoraran los riesgos. Su hija mayor, al ser de nacionalidad estadounidense corría menos peligro.
“Ella entró caminando en Tijuana. La fue a traer un conocido de uno de mis familiares, un hombre que jamás en mi vida había visto. No sabes cómo lloré por eso. Me derrumbé. Sentí muy feo entregarle a mi hija a un desconocido”, relata.
Aun cuando el tramo que recorrería era más corto, no dejó de sentir miedo, incertidumbre pues las historias que a diario se tejen en el país hablan de desaparición y exploración de niñas.
Con su otro hijo tuvo que cruzar en la frontera con Canadá, un punto con menor peligrosidad si se compara con lo que se vive en México.
El principal miedo es que te agarre la migra, como traer niños te los quitan, te pueden acusar hasta de tráfico, te quitan a tus hijos, los llevan a albergues.
Lily evitaba pensar mucho en ello, pero era una posibilidad y como tal tenía que saber cómo actuar en caso de que ocurriera. “Lo llegué a platicar con una prima que vive allá y que tiene ciudadanía. Si eso pasaba ella podía ayudarme a recuperar a mi hijo”.
Los principales motivos que llevaron a Lily a regresar a Estados Unidos fue mejorar su calidad de vida, darles una mejor educación a su hija e hijo, además de la inseguridad que se vive en México con la presencia de grupos del crimen organizado que han ido ganando terreno.
“Es mucho el sacrificio que se hace, yo sólo le pido a Dios que valga la pena y poder regresar en unos 10 o 15 años a México. Claro que extraño mi país. Mi papá tiene 83 años, ya está muy enfermo, tiene problemas del corazón y principios de Alzheimer”.
EL ÉXODO
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2020 de Oaxaca salieron 35 mil 936 personas para vivir en otro país, 93 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América.
A nivel nacional se registraron 802,807, de ellos 77 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América. Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Oaxaca, son las entidades con más cantidad de personas que dejan el país.
La migración de niñas, niños y adolescentes mexicanos hacia Estados Unidos es un fenómeno complejo que implica tanto la búsqueda de una mejor calidad de vida como la reunión con sus familiares ya establecidos en ese país. Sin embargo, esta travesía también los expone a diversos peligros y riesgos, según revelan datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
En su informe “Desafíos en la protección de derechos de niñez migrante en la frontera norte de México”, la REDIM señala que las niñas, niños y adolescentes retornados en Tijuana, la mayoría provenía de regiones tradicionales de emigración, como el centro y sur de México.
La población joven tenía educación secundaria y trabajo en su lugar de origen, y la mayoría volaba en avión hacia la ciudad de Tijuana. Un 30% conocía a alguien en la ciudad, un 80% tenía familiares en localidades de Estados Unidos a las que intentaban llegar. El 90% contaba con apoyo económico para pagar a facilitadores del cruce fronterizo.
El camino de las niñas, niños y adolescentes no está exento de peligros. Quienes son detenidos en la frontera enfrentan riesgos de violencia relacionados con la aprehensión por parte de la Patrulla Fronteriza, así como amenazas por parte de guías y delincuentes locales.
El informe también indica que el 70 por ciento de los niños, niñas y adolescentes retornados en Tijuana habían sufrido violaciones a sus derechos humanos durante su intento de cruzar la frontera y durante su detención. Algunos de ellos reportaron haber sido esposados por la Patrulla Fronteriza.