TUXTLA GUTIÉRREZ.- El principal culpable de que dos playas chiapanecas, ambas ubicadas en Tapachula como Playa Linda y la Escollera, hayan resultado con altos niveles de contaminantes, según la Cofepris, es el Ayuntamiento de esa ciudad fronteriza, advirtió Vicente Castro Castro, profesor investigador de la Escuela de Sistemas Alimentarios de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach).
Previo al inicio del periodo vacacional, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) evaluó la calidad del agua de 289 playas situadas en 17 estados costeros, y advirtió que, de ese total, 14 no eran aptas para ser visitadas.
Al respecto, el especialista afirmó que, por desgracia, ese tipo de instancias no circulan esa información a la sociedad, ni a los prestadores de servicios, de una forma más efectiva, por lo que la gente llega y pone en riesgo su integridad.
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Otras de las cuestiones que hay que condenar, puntualizó, es que esa instancia ni siquiera coloca algún letrero para indicar sobre esos riesgos, o que las playas no son aptas para fines recreativos; “no es la primera vez que esto ocurre, pero siempre está por encima lo económico que la salud de la gente”.
La Silla Rota intentó hablar con prestadores de servicios de la Escollera, pero fue imposible profundizar en el tema debido a que éstos argumentaron que ninguna autoridad les había informado del resultado de los estudios.
MONITOREO ES COMÚN
Castro recordó que este monitoreo de las aguas de algunas playas mexicanas fue implementado por la Cofepris hace algunos años, sobre todo antes de los periodos vacacionales para procurar que esos espacios estén en buenas condiciones para cuando lleguen los bañistas.
En Chiapas, comentó que esa dependencia analiza al menos tres lugares de ese tipo: Puerto Arista, Playa Linda y La Escollera, “no sé si ya incorporaron otra”. En esa revisión, dijo, se detectan enterococos o bacterias coliformes, es decir relacionadas a cuestiones fecales ya sea por humanos o animales.
Entre otras cosas, detalló que se estableció un límite en torno a que las aguas no deben estar por arriba de las 200 unidades de bacterias por cada 100 mililitros, “entonces quiere decir que las playas que se publicaron hace unos días como no recomendables a visitar, están por arriba de esa cifra”.
Por ello, refirió que eso implica un alto riesgo a la salud de las personas que se bañan en las mismas, es decir que tienen contacto primario, “por eso se debe atender esta problemática”.
Con base en la Cofepris, durante el periodo de vacaciones de Semana Santa del año pasado, efectuó más de mil 900 muestras de agua de mar de 290 playas de 17 estados costeros, de las cuales 289 fueron aptas para uso recreativo. Las de Chiapas resultaron aprobadas.
Para el verano de ese mismo año, la misma dependencia efectuó 2,098 muestras de agua de mar en 290 playas de 75 destinos turísticos; sólo las aguas de tres playas, todas en Guerrero, resultaron no aptas para fines recreativos.
POSIBLES FACTORES DE CONTAMINACIÓN
En el caso de La Escollera, en Tapachula, Vicente Castro advirtió que hay una serie de desagües de la población hacia el canal intercostero que comunica con esa playa, una zona con vocación turística.
Incluso, insistió en que el principal culpable de este “desastre ecológico” es el Ayuntamiento de Tapachula, encabezado por la alcaldesa morenista Rosa Irene Urbina Castañeda, donde se ubica esa playa, debido a que es el principal responsable del tratamiento de las aguas y del alcantarillado.
Detalló que el mayor problema es la descarga de aguas grises, “cargado de coliformes”, además de un sinnúmero de letrinas o fosas sépticas, mismas que, como no reciben un buen mantenimiento, se convierten en fuentes de contaminación hacia el canal y por ende hacia el mar.
“Hemos detectado también que la gente tiene sus aves de corral o sus puercos en los patios, y que los desagües de esos lugares van directo al canal intercostero, y ahí no ha actuado la autoridad”, cuestionó.
De acuerdo con él, antes también se había registrado esta misma problemática en las playas chiapanecas, “sobre todo las de Tapachula que han estado por encima de los límites máximos”.
Otra preocupación que se tiene, reveló el académico, es que las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR’s) no funcionan al 100 por ciento, lo que agrava la situación.
“Sólo una parte de esa agua es tratada, pero sabemos que hay una gran cantidad de desagües de aguas negras que se van directo al río, y luego al mar”.
Es decir, de las cerca de cinco plantas que existen en Tapachula, ni una sola opera de manera adecuada. En Chiapas, de hecho, hay más de 200 infraestructuras de ese tipo distribuidas en poco más 80 municipios de los 124 con los que cuenta el estado.
De acuerdo con una investigación efectuada, se supo que empresas que están asentadas en Puerto Chiapas generan descargas importantes de aguas negras y grises, las cuales afectan directamente a la playa Escollera (por su cercanía), y de paso a Playa Linda.
Según la Secretaría de Turismo de Chiapas, de enero a diciembre del año pasado, Tapachula recibió a poco más de 919,000 turistas, lo que la convirtió en la cuarta ciudad más visitada por debajo de Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de Las Casas y Palenque, por lo que sus playas no fueron la excepción.
De hecho, Escolleras y Playa Linda son de las más visitadas en periodos vacacionales. “Puedo decirte que son abarrotadas en estas épocas”, dejó en claro Vicente Castro.
MÁS PLAYAS “CASTIGADAS” POR LA CONTAMINACIÓN
Aunque no es una playa turística, Paredón, ubicada en el municipio de Tonalá, ha sufrido desde hace años una seria contaminación de sus aguas, daño provocado por la misma actividad humana.
Sin embargo, la problemática se agravó a principios de este año, cuando se percibió que una “enorme manche” de descarga de aguas grises había afectado esa zona de bahía, y por ende a los cientos de habitantes que viven de la pesca en esa región.
La problemática fue tan grave que las familias, en su desesperación, tuvieron que bloquear la carretera Arriaga-Tonalá, por más de dos días, para ser escuchadas y, a la vez, atendidas por gobierno del estado, el cual les prometió soluciones eficaces como mejorar la operatividad de su planta de tratamiento de aguas residuales.
Según Vicente Castro, aunque ese sitio representa un “foco rojo”, no es monitoreado porque, al final de cuentas, no es turístico, “pero en sus aguas se descargan muchas aguas grises, negras, o la gente que limpia o lava sus pescados o mariscos, arroja todos los desperdicios en la bahía, entonces el riesgo de enfermedades es alto”.