USOS Y COSTUMBRES EN CHIAPAS

América Libre, el pueblo que legalizó la “extorsión” por los usos y costumbres

En este lugar, previo a la celebración de la feria cada fin de año o de alguna actividad importante, como el Día de las Madres o Día del Niño, pactan con alguna compañía para que se entregue un “apoyo”

En este lugar, previo a la celebración de la feria cada fin de año o de alguna actividad importante, como el Día de las Madres o Día del Niño, pactan con alguna compañía para que se entregue un “apoyo”
América Libre, el pueblo que legalizó la “extorsión” por los usos y costumbres.En este lugar, previo a la celebración de la feria cada fin de año o de alguna actividad importante, como el Día de las Madres o Día del Niño, pactan con alguna compañía para que se entregue un “apoyo”Créditos: CHRISTIAN GONZÁLEZ
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- En América Libre, una colonia fundada en 1945 en el municipio de Chiapa de Corzo, Chiapas, y conformada por cerca de 1,200 personas, aprendieron que, a las empresas -de cualquier ramo- hay que “sacarles un poco de beneficios”. En este lugar se piden apoyos en beneficio del pueblo, una especie de extorsión avalada por los usos y costumbres.

Heber de la Cruz Pérez, actual agente municipal de América Libre, reconoce que el pueblo no pueden oponerse a la llegada de las empresas, pues al final de cuentas necesitan de ciertos productos o servicios, sin embargo, confiesa que, previo a la celebración de la feria cada fin de año o de alguna actividad importante, como el Día de las Madres o Día del Niño, pactan con alguna compañía para que se entregue un apoyo.

Es decir, para la celebración de los infantes, cada 30 de abril, se le pide a una empresa refresquera un apoyo ya sea monetario o en especie.

“Se les envía antes un documento de petición. La Coca-Cola, en este caso, nos da como 45 cajas de refrescos de 600 mililitros o la Pepsi unas 15 cajas, pero de botellas de 2.5 litros (jumbos), y ahí nos ayudan. O si es de una de televisión de paga, se les piden juguetes o si es para las madres, regalos para ellas, y sí acceden”, menciona.

De la Cruz Pérez cuenta que en este lugar antes ocurría algo “sui géneris”, pues algunos beneficios no se palpaban porque se quedaban “en unas cuantas manos”, en referencia a los representantes ejidales. Para él, debido a esta práctica, en la región no había mucho progreso.

Sin embargo, para el 2002, los ejidos de América Libre renunciaron al régimen de entidad, lo que los convirtió en pequeños propietarios y pasaron a ser del ayuntamiento, a quien le tienen que pagar un impuesto por la tierra que ocupan, es decir, una especie de predial.

Con ello, recuerda, también se “disolvieron” algunos convenios, basados en los usos y costumbres que hacían las autoridades ejidales, por ejemplo, con empresas cerveceras o de venta de refrescos.

“Pero esos recursos que daban no se veían reflejados, pese a que quienes compraban el producto eran los mismos habitantes”.

LA INDIFERENCIA A QUIEN NO APORTA

En América Libre, cuando algún comerciante o empresa no accede a la propuesta (extorsión), Heber dice que “ya no lo respaldan” en caso de sufrir algún accidente en la colonia o en caso de tener algún problema con un vecino.

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Inclusive, puntualiza que ya les ha ocurrido que algún proveedor no ha entregado el apoyo correspondiente. “La otra vez un vendedor de cerveza tuvo problemas con un poblador, porque había chocado un poste, y pues ahí no hicimos nada, o ya le dejamos en claro por qué es bueno aportar a la colonia; pero tampoco los condicionamos”, afirma.

Otra empresa que aporta, ejemplifica, es la de transportes conocida como “Cuxtepeques”, misma que apoya, muchas veces, con alguna necesidad del pueblo, como una tubería o la pavimentación de alguna calle.

En este lugar existe unión, pues no sólo las grandes compañías tienen que aportar un “granito de arena”, sino que también sus propios comerciantes hacen lo propio, aunque en menor cantidad.

El establecer acuerdos armoniosos, dice Heber, les ha permitido que el desarrollo llegue a su colonia. De hecho, adelanta, está en puerta la instalación de una tienda Diconsa, lo que esperan con mucho anhelo.

Sin embargo, en América Libre han tenido que buscarle a otras alternativas para generar ingresos, pues prácticamente el campo “quedó sepultado”. Según Heber, dos actividades que los mantienen “con vida” son: el comercio y la extracción de arena del río Santo Domingo.

“Antes había mucho pleito, pero ahora no, y puedo decir que nuestro pueblo se ha transformado”, confiesa el agente municipal.

OTROS “BENEFICIOS”

Según Heber de la Cruz, hace apenas unos años la basura era un problema grave en la región; sin embargo, resalta que a través de la Fundación “ProNatura”, financiada por la misma “Coca-Cola”, se ha efectuado un programa de recolección de plásticos PET.

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En sí, detalla que no sólo se resuelve un problema con los residuos sólidos, sino que les entregan, cada cierto tiempo, algún beneficio, desde pintura para alguna escuela o focos para las casas.

“De esa forma mantenemos limpias nuestras calles, arroyos o ríos y hasta nuestras viviendas, porque eliminamos todo ese plástico; y acá también le entra el municipio”, detalla Heber de la Cruz.

SISTEMAS NORMATIVOS

Antonino García García, académico e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo, con sede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, lamenta que el presupuesto para la publicidad de las empresas se incrementara en 700 por ciento en los últimos tiempos, y por eso ahora sea más común ver “muchas tienditas pintadas de Bimbo, Sabritas, Coca Cola, Ricolino, o cerveceras, gaseras… (ese recurso) es para entrar a la psicología de masas para vender sus productos”.

Por ello, refiere que las propias comunidades o pueblos o colonias han establecido su sistema normativo consuetudinario o comunal, ya sea en zonas rurales, urbanas o indígenas, “y por eso negocian con lo externo, es decir con la parte de las empresas o de las reglas de la parte gubernamental, que es otro sistema normativo”.

Ejemplifica el caso de San Juan Chamula donde, desde 1980 una sola persona logró que sólo entrara la “Coca-Cola” y no otra marca de refresco, “y no sólo eso, ahí la Femsa no puede ingresar con sus camiones, sino que el intermediario sería esa persona: él compraría los camiones, él iría a la planta refresquera a surtirse y con éstos distribuiría el producto en su pueblo”.

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Para él no es una novedad que esas localidades empleen su propio sistema normativo para también cobrarles, de alguna manera, la entrada a esas compañías.

“Ellos dicen: ‘(Las empresas) vienen y se meten aquí, pues les cobramos, porque están haciendo negocio con nosotros, ganan mucho’. Porque en esos lugares también sienten que no han sido tomados en cuenta para ver si entran o no esas compañías, y que el sistema de inundación de productos de esas empresas está sustentado en una psicología de masas de consumo, y además de consumo de bebidas o alimentos chatarra”.

 

Destaca que la estrategia de empresas “socialmente responsables”, como lo que ocurre en América Libre, municipio de Chiapa de Corzo, es sólo una simulación, pues apoyan a algunas comunidades con tinacos de agua, o la siembra de árboles, o bebederos en escuelas.

“Campañas para taparle el ojo al macho, sobre todo el plástico que se genera y que contamina, o las enfermedades que generan, como la diabetes o hipertensión”.

MONTERREY, EL PUEBLO DONDE HAY TOQUE DE QUEDA

El 12 de julio pasado, La Silla Rota publicó que en Chiapas existen sitios donde las reglas son muy estrictas, como el caso de la colonia rural Monterrey, ubicada en el municipio de San Fernando, donde está prohibida la venta de bebidas alcohólicas, por lo que las empresas dedicadas al ramo ni se aparecen.

Otra medida en Monterrey es que, a partir de las 22:00 horas, la entrada al pueblo es cerrada con un portón por lo que, a partir de esa hora, nadie entra ni sale. Implementaron una especie de toque de queda, para evitar incidentes de violencia.

Con más de un siglo de vida, este lugar mantiene sus reglas intactas, como el hecho de que, a partir de las 22:00 horas, todos los días, la entrada a la misma es cerrada con portón.

Es decir, a partir de esa hora, nadie entra ni sale, a menos que se trate de una emergencia, pues de esa forma combaten la inseguridad. A las 5 de la mañana, dice Pablo, las puertas son reabiertas.