OAXACA.- Para Vianey P., la pesadilla de la violencia no terminó al dejar al padre de su hijo Jonathan T, actualmente policía estatal. El pasado 7 de julio de 2023, fue detenida de manera ilegal, encarcelada y torturada psicológicamente en el cuartel de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Oaxaca.
Su expareja movilizó a decenas de elementos de seguridad pública e irrumpió en una vivienda particular sin una orden de cateo. Argumentó que había sido agredido a balazos cuando realizaba un rondín de vigilancia.
Tras la investigación, la juez calificó que había nulidad de pruebas e ilegalidad en el ingreso al domicilio del operativo en el que la joven de 22 años de edad, y cuatro personas más, fueron detenidas.
Te podría interesar
La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) abrió el expediente de queja DDHPO/1117/(01)/OAX/2023, por posibles violaciones a derechos humanos. Con ésta suman cinco expedientes contra esta institución.
“Cuando yo ingreso al ciber me detienen unos policías (Jonathan iba completamente cubierto del rostro con un pasamontaña y portaba lentes obscuros) y me indican que me harán una revisión. Yo me negué porque no estaba cometiendo ningún delito. Él comienza a hablar más y reconozco su voz”, relata Vianey.
Vianey vivió con Jonathan cuatro años. Con él procreó un hijo, actualmente de cinco años de edad. Durante ese tiempo -indica- fue víctima de un intento de feminicidio, constante violencia física, verbal, psicológica y económica. Por miedo, nunca denunció, y al separarse tampoco demandó pensión alimenticia.
“Al saber que era él sentí mucho miedo. Me imaginé que podría hacerme muchas cosas. Lo único que se me ocurrió hacer fue aventarlo, decirle de groserías y correr al carro en donde iba con mi tío”, agrega.
ABUSO DE PODER
Durante el trayecto hacia su casa fue seguida por Jonathan y otro policía estatal quienes iban en moto. El comunicado de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca emitido tras los hechos, señala que los policías reportaron que realizaban un recorrido de vigilancia cuando fueron víctima de una agresión a balazos. Lo anterior derivó en una persecución y la presencia de decenas de elementos de apoyo.
“Cuando llego a mi casa, en menos de diez minutos empiezo a oír que pateaban el portón. Adentro estaba toda mi familia, estaba mi hijo, mi sobrinita, mis abuelitos, mis tíos, mi cuñada, mi hermano, mi hermanita. Desde afuera nos gritaban que saliéramos o nos iban a matar, que si no abríamos ellos iban a entrar. Nos amenazaban”.
Desde la planta alta de la vivienda ubicada en San Martín Mexicapan, Vianey pudo ver al menos unas 200 personas rodeando el lugar. Entre los policías distinguió a René L. su exsuegro. Su expareja y otro elemento le apuntaban desde abajo con armas. “Yo tuve mucho miedo. El me gritaba: maldita perra, te vas a morir. Yo pensé que sí me iba a matar porque me estaba apuntando”.
Ante la magnitud de lo que estaba ocurriendo, uno de los tíos de Vianey llegó al domicilio y les pidió a los elementos de seguridad esperar afuera para que él pudiera ingresar y saber qué estaba pasando; sin embargo, al abrir la puerta un grupo de uniformados, entre ellos Jonathan, ingresaron por la fuerza.
Durante su relación con Vianey, Jonathan vivió en esa casa; sabía en donde estaba cada habitación. Se dirigieron directamente al cuarto de ella. “Ellos entran a mi cuarto y ahí detienen a Aaron (actual pareja de Vianey), lo golpearon y torturaron. Al ver eso corro hacia el lugar en donde había resguardado a mi hijo y a mis sobrinitos. Los policías me ven y me persiguen. Una policía mujer me pidió que le diera acceso para ver que era cierto que había niños, le doy el paso y ella se avienta hacia el piso y como apuntando”.
Durante la detención Vianey exigió que le explicaran el motivo, pero sólo recibió insultos. “Eso te pasa por maldita puta”, le gritaban los elementos que acompañaban a Jonathan.
Los hechos habían quedado grabados en las cámaras de vigilancia de la casa, sin embargo, el DVR fue cortado y sustraído, así como otros objetos de valor que estaban en el domicilio.
Una transmisión en vivo realizada por reporteros que cubrían el hecho, muestra la magnitud del operativo, así como el momento en que un elemento de la policía, bajo amenazas de ser requeridos, los obliga a bajar el dron con el que realizaban las tomas aéreas.
LA TORTURA
Tras la detención Vianey y su cuñada fueron subidas en una unidad. A los hombres los llevaron en otra. Estando en el cuartel ellos fueron encarcelados y golpeados por Jonathan. “Él ordenaba que nos metieran una calentadita. Las dos policías mujeres que estaban dijeron que no. Nos defendieron”. Entrada la noche fueron trasladados a la Fiscalía del Estado de Oaxaca en Ciudad Judicial.
En un comunicado emitido el 7 de julio, la Fiscalía de Oaxaca informó que en el lugar detuvieron a cinco personas, entre ellas, dos mujeres identificadas por las iniciales G. M. O. R. y V. A. P. B., así como tres hombres: A. E. B. H., D. P. B. y J. M. B. J.; además que aseguraron un automóvil, dos motocicletas, y armas de fuego de diferentes calibres. Vianey asegura que en ese domicilio no había ningún tipo de armas.
La juez calificó que había nulidad de pruebas e ilegal el ingreso al domicilio. Con excepción de Aaron a quien mantuvieron durante ocho días detenido, Vianey y sus demás familiares fueron liberados a las 72 horas.
“Yo tengo miedo, conocí y estuve cuatro años con esa persona. Sé que esa persona está mal. Yo estoy segura que si lo vuelvo a encontrar, es capaz de hacerme algo (…) él me ha amenazado en otras ocasiones y me dice que nos va a matar”.
Durante los últimos días, Vianey ha notado la presencia de unidades de la policía estatal merodeando su domicilio por lo que hizo un llamado a las autoridades para que garanticen su seguridad y la de su familia pues consideró que Jonathan es capaz de volver intentar afectarla.