APATZINGÁN. – Algunos de los grupos delictivos que conformaban el bloque criminal de Cárteles Unidos, en Michoacán, le dieron la espalda a las células vivas de Los Caballeros Templarios, lo que ha dejado a la población, en medio de esa guerra, en el corazón de la Tierra Caliente, revelan los informes de las áreas federales de seguridad.
Quien orquestó ese rompimiento entre organizaciones asociadas, fue Fernando Cruz Mendoza “El Tena”, de la mano de Miguel Ángel Gallegos Godoy “Migueladas”.
El Tena, fue lugarteniente del ya casi extinto cártel de los templarios y desde el 2014, lidera su propia organización, con presencia en el Puerto de Lázaro Cárdenas.
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El Migueladas, lidera su grupo delictivo autollamado el Cártel de Zicuirán, en el municipio de La Huacana, donde tienen su principal punto de operaciones.
Fuentes confidenciales advierten que el primer paso de El Tena, fue asociarse con Migueladas, para fracturar a Cárteles Unidos, con quienes, hasta septiembre del año pasado, peleaban. Esa sociedad les permitió a ambos, apoderarse primero de Arteaga, municipio que era el principal bastión de Servando Gómez Martínez “La Tuta”, exlíder de los templarios.
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La Silla Rota documentó el destierro de la célula criminal de La Tuta quien desde la cárcel, mantenía controlada y en operación ese municipio.
A la par, Migueladas les arrebataba a los templarios la mayor parte de los poblados de los municipios de Gabriel Zamora, Múgica y Parácuaro. Ya con la ayuda de Los Viagras, Tena y Migueladas, empezaron la guerra contra los templarios que controlan Apatzingán, donde han dejado varios muertos y desplazados.
POBLADORES BAJO EL YUGO DE LAS BALAS
Desde taxistas, hasta mandos policiales y halcones, además de personas inocentes, han sido asesinadas en Apatzingán. Pero también, ataques a poblaciones enteras, con drones cargados de explosivos, como el caso de Loma de Los Hoyos, donde la violencia no cesa desde hace una semana.
Esta localidad está ubicada a 12 kilómetros de la cabecera municipal y a 5 minutos en vehículo, de la base de la Guardia Nacional. A pesar de ello, no hay autoridad alguna que brinde seguridad a los habitantes, que viven a diario y en todo momento, las inclemencias de la violencia.
“Nomás se escuchan los putazones de los dronazos y todos buscamos la manera de no ser alcanzados por las bombas”, cuenta Rodrigo, un joven cortador de limón.
El poblador, tuvo que huir y dejar todo en su tierra natal, para no ser asesinado junto con su familia, a la caída de uno de esos drones cargados con explosivos. El estallido de uno de esos artefactos, ya dejó un joven tabasqueño lesionado de gravedad, al caer en su vivienda, un dron, que perforó su techo de lámina.
La casa y la tienda de ese predio, fueron uno de los blancos de los explosivos y se encuentra en la entrada del poblado, donde los únicos que vigilan son los “halcones”. A pesar de que las autoridades estatales en materia de seguridad han anunciado que mantienen operativos, LA SILLA ROTA, constató que no hay tal dispositivo.
Los ataques hacen que se vacíen las calles y que los habitantes se resguarden por varias horas; después, buscan la manera de volver a sus actividades cotidianas, entre pánico.
“No nos queda de otra. No tenemos a dónde ir. No hay seguridad, pero tampoco tenemos otra alternativa”, afirma Emanuel, quien ya mandó a su familia a Estados Unidos.
“Nosotros no estamos en contra o a favor de nadie. Lo que queremos es que nos dejen trabajar, vivir en paz y que respeten a nuestras familias”, aclara.
El trabajador de un empaque, es una de las pocas personas que se atreven a hablar de la situación en la que se encuentran los habitantes de esa región de la Tierra Caliente. La mayoría, tiene temor a represalias de los delincuentes, quienes controlan todas las actividades comerciales, sociales y políticas de la zona.
TRABAJO DE LAS FUERZAS ARMADAS ES INSUFICIENTE
Las familias enteras, solo piden que en algún momento, las fuerzas federales recuperen la seguridad de sus localidades y monten operativos como en otras áreas de la región. Uno de esos operativos, permitió que personal del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, capturaran a dos de los principales operadores de Miguel Ángel Gallegos.
Se trata de Martín C “El Chícharo”, jefe de plaza en Nueva Italia y su segundo de a bordo, José Luis G, detenidos junto con seis más de sus subordinados. Las detenciones provocaron el bloqueo de carreteras y vialidades en los municipios de Parácuaro y Múgica, además de incendios de vehículos en esos lugares y en Apatzingán.
Los dos objetivos criminales y el resto de las personas capturadas, fueron trasladados a Morelia, donde fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República.
El informe de las áreas de inteligencia, advierten que en este momento, la situación en esa región, solo será controlada, hasta capturar a los principales líderes de los cárteles en disputa y la limpieza en las áreas de seguridad municipales y algunas estatales.
El documento, también confirma lo que ha evidenciado la Iglesia Católica y los mismos pobladores, de que hay localidades, donde los habitantes ya no tienen comida.
ALCALDES SE DAN POR VENCIDOS
El bloqueo comercial, de alimentos y de servicios básicos como el gas y la electricidad, han generado ya una crisis en las familias de esas comunidades. Y es que hay zonas donde ya nadie entra ni sale de los pueblos, porque es una manera de presión de los grupos criminales, para que sus antagónicos asomen la cabeza, dicen las fuentes consultadas.
Señalan en ese sentido, que los delincuentes prefieren tener en sus territorios a militares y guardias nacionales, que a sus enemigos y es por ello que utilizan a la sociedad de carnada o de rehenes.
Los alcaldes de esos municipios no han respondido a la solicitud de entrevistas, para conocer su postura, con respecto a lo que ocurre en sus comunidades y ciudades.
Incluso se advierte que algunos ya abandonaron sus municipios y que gobernarán desde afuera, sin que esto haya sido oficializado. Por lo pronto, la seguridad y gobernabilidad de esa y otras zonas de la entidad, están a merced de la movilidad y control de las organizaciones criminales, dicen los habitantes.