El Departamento de Defensa de Estados Unidos está desplegando 1,500 tropas en servicio activo en la frontera suroeste para ayudar con las “tareas no relacionadas con el cumplimiento de la ley”, previendo un aumento de migrantes cuando finalice el Título 42 la próxima semana.
Las tropas se desplegarán durante 90 días para ayudar con la detección y el monitoreo en tierra, la entrada de datos y el apoyo al almacén, informó el Departamento de Seguridad Nacional. Este personal se sumará a las 2,500 tropas de la Guardia Nacional que ya están desplegadas en la frontera.
“El personal del Departamento de Defensa nunca ha realizado ni realizará actividades de aplicación de la ley ni interactuará con migrantes u otras personas bajo la custodia del DHS. Este apoyo liberará al personal de aplicación de la ley del DHS para realizar sus misiones críticas de aplicación de la ley”, se lee en el comunicado.
No está claro cuántas de esas tropas federales estarán estacionadas en El Paso, reporta una investigación de El Paso Matters.
El personal del Departamento de Defensa es distinto a las tropas de la Guardia Nacional de Texas enviadas en diciembre pasado por el gobernador Greg Abbott bajo su controvertida iniciativa Operación Lone Star.
“Cuantos más agentes podamos regresar al cumplimiento de su deber, mejor, por eso apoyo el plan que ha puesto en marcha el secretario (de Seguridad Nacional) (Alejandro Mayorkas)”, dijo.
“Tenemos que saber quién está entrando a nuestro país”, dijo Escobar, y agregó que el uso de personal militar en una “capacidad no policial” ayudará a que los agentes de la Patrulla Fronteriza regresen a su misión. “Tenemos que ser capaces de identificar a cada persona. Y creo firmemente en que eso es un componente de la seguridad fronteriza”.
Escobar enfatizó que lo que realmente se necesita es una reforma migratoria integral y dijo que pronto introducirá una legislación bipartidista con “soluciones de sentido común” a un problema global. No quiso divulgar más detalles de la legislación.
DECLARACIÓN DE DESASTRE
Hasta entonces, las iglesias del área y las organizaciones no gubernamentales están trabajando el doble de horas extra para tratar de mitigar la reciente afluencia de migrantes. Martín, del Centro de Oportunidades para Personas sin Hogar, dijo que recibió a seis voluntarios de la Cruz Roja Estadounidense este martes después de que el alcalde de El Paso, Oscar Leeser, emitiera el domingo una declaración de desastre por la crisis humanitaria de migrantes.
La declaración es la segunda en seis meses que activa el plan de emergencia de la ciudad, que incluye la instalación de albergues con la ayuda de la Cruz Roja y otras organizaciones.
Incluso con la ayuda, Martín dijo que la organización está en un punto crítico.
“Las personas vienen a nosotros deseando ayuda, y con personal y recursos limitados, no podemos trabajar con todos ellos”, dijo Martín. Dijo que el centro está teniendo problemas para proporcionar a los migrantes tres comidas al día y muy pronto tendrá que recurrir a proporcionar solo una comida al día y refrigerios para aguantar tanto como sea posible. Dijo que la organización espera más ayuda de la Cruz Roja y del banco de alimentos El Pasoans Fighting Hunger, a medida que los migrantes siguen llegando.
“Ponga en su periódico que no estamos aquí para lastimar a nadie ni para quitarle el trabajo a nadie”, dijo un venezolano a El Paso Matters mientras ayudaba a recoger la basura del callejón detrás del Centro de Oportunidades. “Estamos aquí porque no había nada para nosotros en nuestro país excepto violencia y pobreza”.
Leeser y otros líderes de la ciudad pidieron el domingo al público que no done alimentos u otros artículos a los migrantes en las calles para disuadirlos de ingresar al país sin la documentación adecuada y congregarse en espacios públicos.
El pastor Timothy Perea, del Centro de Fe Nueva Vida, y sus feligreses calificaron ese mensaje de inhumano.
“Están tratando de desanimarnos, pero esta gente se está muriendo de hambre y no podemos hacernos de la vista gorda”, dijo Perea, y agregó que la iglesia alimentó a más de mil personas en la iglesia católica Sagrado Corazón en el Segundo Barrio el domingo y a unas 800 el lunes.
“Una de las principales cosas que estamos tratando de evitar es que estas personas se desesperen tanto, tengan tanta hambre, que comiencen a robar”. dijo Perea. “No comer también genera muchas enfermedades”.
La multitud de migrantes ha crecido de unos 500 la semana pasada a más de 1,200 este martes.
“Cada día hay más gente aquí y todos estamos perdidos sin ninguna información”, dijo Juel, un hondureño de 27 años que lleva siete días en El Paso sin ser procesado por la Patrulla Fronteriza. “Todo el mundo nos dice algo diferente. Solo queremos tener la oportunidad de defender nuestro caso y tal vez obtener una comida para no morirnos de hambre”.