MENINGITIS

Esme, sobreviviente de meningitis, ahora también lucha contra la discriminación

En abril pasado, Esmeralda sufrió un acto de discriminación cuando acudió al Cereso número 1 de Durango, para visitar a una familiar; una custodia le impidió el paso con el argumento de que la meningitis micótica “es contagiosa”

Vida es la pequeña que nació en medio de la alerta sanitaria en Durango por meningitis
Vida es la pequeña que nació en medio de la alerta sanitaria en Durango por meningitis
Escrito en ESTADOS el

DURANGO.- Logró salir con vida del cuarto piso del Hospital General 450 de Durango, a donde llegó por dolores intensos de cabeza, que incluso le causaban alucinaciones. Esmeralda Lizeth Payan Cazas, de 25 años, es sobreviviente de meningitis micótica, la alerta sanitaria que sufre Durango desde 2022 por el uso de anestesia contaminada con el hongo Fusarium Solani.

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Es mamá de Emily, de 9 años; Keiry, de 6; Joshua, de 3, y Vida, de 7 meses. Sí, Vida es la pequeña que nació en medio de la alerta sanitaria en Durango por meningitis.

Su amor por ellos es lo único que quisiera recordar, pero no es posible porque a seis meses de que la enfermaron en el hospital privado Del Parque, al practicarle la cesárea con la que nació Vida, el dolor, la incertidumbre, la tristeza y el miedo, están presentes siempre.

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Le recuerdan la vulnerabilidad y la tragedia, pero, aunque no lo dice, parece que también se ha vuelto muy fuerte.

“Cuando yo llegué (al cuarto piso del Hospital 450) éramos seis personas, una se fue y quedábamos cinco, de esas cinco, mis cuatro compañeras fallecieron”; es algo que quisiera no recordar, pero ocurrió entre el 5 de octubre y diciembre de 2022.

De ese, el décimo mes del año, hasta abril de 2023, la meningitis provocada por anestesia contaminada en los hospitales Del Parque, Dickava, Santé y San Carlos, ha cobrado la vida de 37 mujeres y un hombre. Alexa, de 19 años, fue la última víctima que falleció el 14 de abril pasado, y Karen Azucena, de 21 años, el sábado 6 de mayo.

“Verlas que fallecían me dolió y pensé en cerrar; no quiero saber nada”, dice Esme.

 

Efectos secundarios

El anhelo de que esto fuera solo una pesadilla, se hizo más fuerte cuando Vida se le cayó a Esme de una silla, en la cual la puso a pesar de tratarse de una bebé.

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Tenía tres meses y “yo solo pensaba si estaba soñando o si esa era la realidad”, relata.

Vio a la niña en el suelo y dedujo que esa confusión mental, que causó el accidente de su hija, era un efecto secundario del medicamento, recetado para curar la meningitis. Cuestión que más tarde confirmaría el neurólogo, Luis Ángel Ruano Calderón, que junto al infectólogo Juan Carlos Tinoco lideran la atención para las pacientes de meningitis en Durango.

“Como mamá, me dio coraje y cuando reaccioné la levanté y suspendí el medicamento”, confiesa.

Desde que padece meningitis presenta problemas de memoria, confusión y cambios drásticos de humor. Por esto intentó evadir la verdad.

“Quise evitar esta parte de mi vida”, un propósito que reforzó la depresión.

“Yo he visto que no soy la misma persona, que la enfermedad si me cambió la vida”, dice Esme, algo que puede hacer gracias a que hace tres semanas comenzó a recibir terapia.

“Pedí ayuda psicológica (…) y voy a sacar mis citas otra vez para continuar el tratamiento”.

 

El miedo más grande

La meningitis ha probado la entereza de Esme, quien ha pasado seis veces por una pulsión lumbar en solo medio año. ¿Qué es? “Mi más grande miedo”, responde.

“Es demasiado doloroso”, dice mientras aprieta sus manos. 

Casi siempre, en este procedimiento, el doctor pide que te pongas una bata, que te acuestes en posición fetal, que te hagas “bolita” lo más posible, para meter la aguja más grande que haya existido, en la parte baja de la espalda.

Así se siente, como si fuera la más filosa y enorme, cuando te extrae una muestra del líquido cefalorraquídeo, que es el que rodea al cerebro y a la medula espinal, y que fue contaminado con el hongo en los hospitales.

Comienzas a sudar de terror, al dolor y a los resultados, esa es la pulsión lumbar, que se ha convertido en una fobia para Esme.

Fue de las primeras que demandó justicia, con una denuncia en la fiscalía de Durango contra el hospital Del Parque, del cual, personas identificadas como administradores se encuentran detenidas.

La dependencia informó, hace dos meses, que arrestó a David Erasmo, Sandra Idanés e Ilse Janeth, quienes se desempeñaban como administradores de dicho hospital y del Dickava, clausurados en 2022.

Precisó que del hospital Del Parque surgieron 62 de los 80 casos de meningitis micótica confirmados, de ellas 33 víctimas perdieron la vida y 30 resultaron lesionadas. Por ello, los detenidos están acusados de homicidio y lesiones.

En tanto que del Dickava surgieron 11 afectados.

“Yo he estado yendo, porque no hablan de la fiscalía”, platica Esmeralda, quien aún espera justicia para ella y las otras víctimas, “porque no se puede quedar así”.

Y es que ha sido perjudicada por quienes deberían haberla protegido, como las autoridades, porque se reconoció que el excomisionado para la Protección Contra Riesgos Sanitarios de Durango (Coprised), también detenido, ni siquiera tenía título profesional y conocimientos para ejercer el cargo.

Incluso, ha sido defraudada por su padre biológico. El hombre aprovechó que ella estaba internada en el Hospital General 450 para hacer una colecta a su nombre, la cual se estima le generó más de 20 mil pesos en efectivo, además de ayuda en especie, misma que nunca entregó a Esme y su familia.

“Ese día me puse bien mala, me dio calentura, porque es mi papá, aunque no haya convivido conmigo es mi papá, o sea, cómo puede lucrar conmigo”, se lamenta.

 

La discriminan en penal

Desde hace más de un mes acude a terapia y ha retomado su tratamiento, por lo que todo iba mejor; sin embargo, sufrió un acto de discriminación cuando acudió al Centro de Reinserción Social (Cereso) número 1 de Durango, para visitar a una familiar.

Una custodia le impidió el paso con el argumento de que la meningitis micótica es contagiosa.

Esme olvidó sacar el medicamento de la pañalera que llevaba, y al responder que era para tratar la meningitis, la policía se impuso con un “sabes que no puedes pasar, es que esa enfermedad es contagiosa”.

“Yo me sentí como una peste, como menos”, lamentó.

Decidió ir a Jefatura, y explicó al encargado que la meningitis no se contagia, “que es por un mal medicamento, que no pedimos nosotros en ningún momento”.

Pero no obtuvo respuesta positiva así que pidió su identificación y la ficha que dan al entrar el Cereso, misma que le entregaron. Piensa que porque ahí decía el nombre de la custodia.

Entristecida y enojada, Esme decidió publicar en su perfil de Facebook un video para denunciar el hecho. De forma que de nuevo su historia volvió a ser conocida. La primera vez, fue cuando se convirtió en la sexta paciente por meningitis, la segunda cuando su papá lucró con la enfermedad, y ésta, cuando la discriminaron.

“Estoy en el reclusorio de Durango donde hoy me negaron la entrada porque soy de meningitis, la custodia que me revisó dice que la meningitis es contagiosa y me negó la entrada y me trató muy mal”, contó en un video que transmitió en vivo desde el exterior del Cereso.

“Luchamos día a día y no se vale que nos discriminen”, denunció.

Luego de que se publicó el caso, personal del centro le ofreció disculpas y aseguró que no volverá a suceder.

Pero de nuevo ese episodio le hizo ver la urgencia de justicia para las víctimas de meningitis. “Que caigan los que, si son realmente culpables en esto”, por las mamás que murieron, sus hijos y las que como ella siguen en la lucha.

Desde ese 5 de octubre de 2022, cuando le confirmaron que estaba enferma, sigue deseando que esto sea solo un sueño, mejor dicho, una pesadilla, una en la que se enfrenta a comentarios en redes sociales como “te lo merecías, estás loca” o calificativos como “moribunda”.

Esmeralda quisiera olvidar, pero ha decidido denunciar y exigir justicia, por ella y sus hijos, quienes también presentan secuelas psicológicas.