CIUDAD VICTORIA. - El Título 42 ya ha quedado en el pasado, desde ayer 11 de mayo entró en vigor el Título 8, dicha ley permite a Estados Unidos deportar de manera casi inmediata a los migrantes que logren cruzar la frontera, así mismo no podrán pisar tierras estadounidenses durante 5 años, además el gobierno extranjero ha endurecido las medidas de seguridad y ha mostrado el poder que pueden desatar sus tropas para contener a las personas indocumentadas.
Precisamente la movilización policial y de militares han generado crisis nerviosas entre migrantes que se encuentran en Matamoros, Tamaulipas, pues también han tenido que presenciar el levantamiento de una malla de púas, ante ello y de manera desesperada los migrantes se han comenzado a arrojar al Río Bravo.
Desde el día lunes fue cuando se empezó a visualizar a varios migrantes que se lanzaban arriban de colchones inflables para poder llegar a Estados Unidos, para ser respaldados por el Título 42 y evitar ser deportados, aunque esta ley terminó en las últimas horas, venezolanos principalmente, se acercan al Río Bravo y se lanzan.
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Medios nacionales han reportado grandes cantidades de personas a la espera de lanzarse a las aguas del caudal y así pasarlo flotando o, en los lugares más angostos, caminando o nadando. Se les puede observar con niños y bolsas negras donde llevan sus pertenencias.
“Es una situación compleja, hay muchísima gente que ya está desesperada. Una venezolana estaba llorando, estaba en crisis nerviosa, precisamente porque se va acercando más la hora, se termina este Título 42 y ya muchos están en desesperación”, declaró el coordinador de socorros de la Cruz Roja en Matamoros, Francisco Ponce a la agencia de noticias EFE.
Francisco Ponce dijo que en las últimas 48 horas han pasado de manera irregular a Estados Unidos un aproximado de 5,000 personas, aunque algunas ya fueron devueltas de manera expedita.
Muro de alambre de púas, el primer obstáculo
En la ribera del Rio Grande los agentes federales están trabajando de manera muy rápida para poder extender la alambrada con púas por todo el borde del cauce. Detrás de ellos se les puede ver a elementos de diversas corporaciones, algunos tienen escudos antimotines quienes se mantienen vigilantes.
“Vamos a ir para adelante, que sea lo que Dios quiera, estamos en las manos de Dios. Que nos detengan el tiempo que quieran porque ellos tenían que respetar el artículo”, expresó la venezolana Margorie Caballer a EFE.