Recibir la pensión del Bienestar les representa alegría porque con ella pueden comprar cosas que anteriormente no podían solventar, como por ejemplo, medicamentos, servicios dentales, y hasta darles un obsequio a los nietos, pero la fila que tienen que hacer les enfada porque a veces tardan entre dos y tres horas para poder cobrar y a su edad es más complicado. Con toallas, paraguas, banquitos, gafas de sol… así se protegen de las inclemencias del tiempo los beneficiarios del programa federal de “Bienestar”, sobre todo ellos, las personas de la tercera edad, a quienes no les queda de otra porque necesitan ese apoyo bimestral.
En Pachuca, Hidalgo, adultos mayores platican con La Silla Rota mientras aguardaban en la fila del Banco Bienestar, ubicado en el centro de Pachuca. “Para nosotros, los adultos mayores, es complicado porque hay que estar más de dos o tres horas, es muy pesado; ¿para qué nos dan tarjetas? si al último hay que venir al banco”, expresa la señora Graciela, quien lleva un bastón y ha pasado más de dos horas desde que llegó para poder cobrar su pensión del Programa Bienestar.
Cualquier día a cualquier hora es lo mismo, comenta la señora Magda, quien asegura que ha pasado por el banco a las 6:30 de la mañana, cuando acompaña a su hija a su trabajo, y ya hay personas formadas esperando que den las 9:00 de la mañana, hora en que abren la sucursal.
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“La verdad es muy tardado, necesitamos más cajeros, sólo hay uno y está en el C. Doria, pero es el único y vas y está inservible porque no tiene dinero”.
Por su parte, la señora Hilda pide a las autoridades que ofrezcan mayor seguridad, pues sabe de un caso en el que al salir el adulto mayor con su pensión de Bienestar fue atacado por unos sujetos que le arrebataron el dinero que acababa de retirar y se echaron a correr dejando al señor tirado en la acera. De ahí que insiste en que es necesario que haya operativos de seguridad.
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“También es sabido que se forman y en ese cajero precisamente una señora llevaba como seis o siete tarjetas para sacar dinero, uno solo se perjudica”, expresa la señora Magda.
“Ya realmente a nuestra edad simplemente nos quitan las cosas y le corren, y ya se fueron. Con un aventón nos tiran, aunque la gente se dé cuenta nadie hace nada”, comenta don Jorge.
Todos coinciden en que para hacer efectivo el cobro es necesario que se presenten de manera personal, pues hay que presentar también una copia de la credencial de elector, por lo que da igual si alguien los acompaña.
ESPERA DE 3 O 4 HORAS
Desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Carlos es uno de los cerca de 150 ciudadanos que hacen fila para cobrar. Advierte que, cada que acude a uno de los pocos cajeros que existen en la capital chiapaneca, la espera se prolonga hasta por tres o cuatro horas, “y la verdad ya estamos grandes, cansados y hasta enfermos, ¡no es posible!”
Entrevistado el pasado miércoles, el abuelito de poco más de 70 años dice que esta vez no lo acompañó su esposa, quien ya tiene casi 80, pues le tocó hacer otro trámite por el tema de la tarjeta bancaria con la que cobra ese apoyo, y por eso cree que su espera será más larga.
En su caso, dice, tiene que soportar la forma de cobrar el recurso, debido a que como pensionado solo percibe 3 mil pesos mensuales, lo que no le alcanzaría “si pagara renta de una casa u otros gastos”.
Al momento de la entrevista, Carlos ya había esperado media hora, y la cola no avanzó mucho. Por ello, lo que a él y a otros ancianos les gustaría, es que se construyan más Bancos del Bienestar, pues con ello se evitarían “muchos dolores de cabeza”.
Otra señora, quien prefirió el anonimato, asegura que para este año le habían prometido un aumento en el apoyo, es decir que ahora cobraría 4,800, sin embargo, lamenta, todo quedó en promesa.
INSUFICIENTES CAJEROS Y VENTANILLAS
En Ciudad Victoria, Tamaulipas, solo existen dos sucursales del Banco de Bienestar, por lo que a toda hora existen filas de adultos para poder cobrar su pensión. En este lugar, como en muchos otros, los cajeros y ventanillas resultan insuficientes.
En la capital tamaulipeca son dos sucursales bancarias, con un total de cuatro ventanillas y tres cajeros automáticos. El dinero se agota rápidamente y las personas deben esperar a que las empresas de seguridad rellenen de dinero los cajeros automáticos y también entreguen dinero en las ventanillas.
Algunas personas se han quejado de que deben esperar más de dos horas para poder obtener su dinero. Algunas tener tienen que regresar al día siguiente porque se acaba el dinero en las sucursales.
Este problema es permanente y aun cuando el año pasado fue abierta la sucursal en el Eje Vial, pero también ha sido insuficiente para resolver el problema que deben padecer los adultos mayores como es hacer larga fila para cobrar la pensión.
LA VIDA SE AGOTA EN LARGAS FILAS
En Monterrey, Nuevo León, decenas de adultos mayores realizan largas filas de hasta más de 5 horas para cobrar su pensión de “65 y más” que otorga el gobierno federal.
Acompañados de algún familiar, otros solos, una gran mayoría llega a partir de las 7:00 horas, algunos a las 6 de la mañana, a formarse en la fila para sacar del cajero que se ubica en el Banco del Bienestar de la calle Escobedo, en pleno centro de Monterrey.
Arturo, un instructor de gimnasio, acompaña a su suegro a cobrar. "Tenemos dos horas y todavía, calculo, nos cuelga hora y media para llegar al cajero", dice.
Aunque pueden cobrar en el cajero de otro banco comercial o en una tienda Soriana, no desean acudir ni este abuelito ni decenas de otros adultos, porque todos se niegan a pagar la comisión que les cobran por retirar dinero.
Algunas personas, como Martha Saucedo, es la segunda ocasión que acude, pues el martes se acabó el dinero en el cajero. "Hoy madrugué y ya estoy a punto de llegar", comenta la mujer que toma dos camiones para llegar al banco desde su casa, en el municipio de Guadalupe.
Otras personas dicen que es el tercer día que van porque se acaba el dinero en la caja, mientras que una empleada del pequeño lugar que ocupa el banco trata de organizar a los abuelitos que se arremolinan a la entrada.
Les hacen a los adultos recomendaciones de que pueden ir a cajeros bancarios, pero se niegan, contestan que a conocidos de ellos se les trabó la tarjeta, mientras que otros aseguran que se refleja en ceros su saldo.
"Lo que pasa es que no quieren pagar los 35 o 40 pesos que les cobran (de comisión)", revira Carlos Lorenzo, quien se detiene al pasar por el banco. "Mis papás van al Banorte, aunque tengan que pagar, lo prefieren a perder horas de su vida formados".
"A mi mamá le tocaba el martes, vinimos ese día y esperamos tres horas pero no pudimos cobrar, y ese día no había sillas", exclama Rosalba, que acompaña a su madre.
La fila de adultos va más allá de los 100 metros, avanza por Escobedo al sur y luego por Morelos al poniente. Así es cada dos meses, señala un asiduo al café del Sanborns, quien desde las puertas del lugar reniega contra el trato que se da los mayores.
La empleada del banco pide a los adultos que regresen mañana, cuando haya menos gente. "Yo también tengo familiares adultos, qué más quisiera que no batallaran”, les dice, pero nadie le hace caso y siguen en la fila.
Y… ¿EN QUÉ INVIERTEN LA PENSIÓN DE BIENESTAR?
Los hombres y mujeres de la tercera edad coinciden en que en su mayoría invierte su pensión Bienestar en la compra de medicamentos, ello, debido a que en los últimos meses el IMSS ya no les otorga las medicinas como lo hacía antes.
Hilda comenta que ella padece de lupus, también de insuficiencia renal crónica y además es hipertensa “en el seguro nunca hay medicamento y ¿para qué me sirve? para medicinas que son muy caras”.
Magda indica que con el dinero que le dan paga el arreglo de sus dientes. “Con mi primer dinero sí me fui a arreglar unas muelas y me dio gusto porque tuve para pagar. Si son cosas que uno necesita”.
Doña Rosa asegura que “les dispara” la pizza a sus nietos o las hamburguesas.
Si bien dijeron que están agradecidos por el apoyo, ya que es la primera vez que lo reciben, piden que se tomen medidas de seguridad, así como que se considere su condición física de que ya no pueden moverse como “su fueran jóvenes”, ya que luego “hay gente encajosa afuera esperando para asaltarnos y eso es lo más triste”.
Con información de los corresponsales Verónica Ángeles Cilia, Christian González, Arnoldo García y David Casas