TUXTLA GUTIÉRREZ.- A un año de su feminicidio, aún no llega la justicia para Paola Yazmín O. A., cuyo cuerpo fue hallado, flotando, en una de las cisternas de la Escuela Primaria Federal “David Gómez” de esta ciudad, el pasado 8 de diciembre de 2022. Por ello y ante el dictamen que arrojó en su momento la Fiscalía local sobre la muerte de la joven de 37 años de edad (ahogamiento accidental), Flor Emilia, su madre, acudió este jueves al mencionado centro educativo para rendirle un homenaje a su hija y, de paso, advertir que, “en esa primaria, está quien la mató”.
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Como se ha informado, Paola Yazmín era trabajadora de intendencia de la “David Gómez” desde el 2014; durante ese tiempo, la licenciada en Administración de Empresas se ganó el cariño por el alumnado, compañeros y compañeras, pues siempre estaba dispuesta a ayudar.
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Sin embargo, el 7 de diciembre del año pasado la preocupación caló en sus familiares y allegados, por lo que se emitió una ficha de búsqueda. Lamentablemente, un día después, tras una intensa búsqueda en las instalaciones de la escuela, su propia pareja la halló sin vida en una cisterna.
Doña Flor advierte que, desde un inicio, la investigación estuvo viciada, debido a que está convencida de que el cuerpo de Paola fue “sembrado” ahí. En primer lugar, dice, ese depósito de agua no era utilizado desde hace tiempo e incluso no había llave para abrir el candado de su tapa. “¡Qué casualidad que ahí apareció ella!”
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Además, recuerda, unas bolsas de basura fueron sacadas horas antes del hallazgo. Asimismo, a los pocos meses el centro educativo fue reabierto y, en la actualidad, es remodelado en una parte de su fachada. “¿Por qué lo hicieron?”, se cuestiona.
Caso ya lo tiene la FGR
Como el caso no avanzaba a nivel local, la maestra jubilada tocó puertas en otros lados, por lo que la Fiscalía General de la República (FGR) lo atrajo y, según le han dicho, presenta avances positivos.
Si hasta el momento ha visto más apoyo de las autoridades federales, acepta Flor Emilia, es porque se ha movilizado con otras madres cuyas hijas también fueron asesinadas.
Tras lamentar que ni el sindicato de la Sección VII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ni los directivos de la escuela, ni la Secretaría de Educación, se han acercado para exigir justicia o brindarle otro tipo apoyo, Flor recuerda a Paola, la segunda de sus cinco hijas, como una mujer bondadosa y acomedida.
Ella, dice, era “un tesoro, no es porque sea mi hija, pero era muy caritativa, a menudo llegaba a los hospitales a dejar pan y café o tamalitos a la gente que tiene enfermos”.
Incluso, resalta más cualidades, como el que le gustaba mucho hacer manualidades y postres, y era sobre todo la más interesada en que las fiestas de fin de año todo estuvieran bien organizado. El día que desapareció, rememora Flor; Paola era originaria de Venustiano Carranza, Chiapas, le había prometido ir a su casa para adornarle su arbolito de Navidad, pero, por desgracia, ya no llegó.
“No es como dicen que Chiapas es seguro, que no hay asesinatos, no es cierto. Cuántas mujeres han sido asesinadas, cuántas carpetas de investigación han quedado sin resolverse”, asevera Flor, quien advierte que no dejará de luchar hasta obtener la justicia anhelada, pues está convencida de que en la “David Gómez” está o están los feminicidas.