El proyecto insignia del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, El Tren Maya, tiene su homologo al norte del país con la construcción de alrededor de 35 kilómetros de vías férreas en el estado de Sonora, cerca de la frontera con Estados Unidos; y al igual que su hermano al sur del país, su construcción ha dividido opiniones entre pobladores, políticos, académicos y activistas, unos a favor y otros en contra.
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En el caso del tren que lleva por objeto impulsar el desarrollo económico de la región de Nogales, Sonora, su construcción ha sido y es objetada por los pobladores del municipio de Ímuris, colindante al primero, y cuyos pobladores llevan más de un año manifestándose a lo largo de la carretera internacional 15, la cual corre paralela a las líneas férreas en construcción.
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Los pobladores de Ímuris, un poblado de vocación turística localizado entre dos ríos, el Bambuto y el Babasác, y que cuenta con su propia guía de turismo de la Secretaría de Turismo (Sectur), alzaron la voz contra la construcción de las vías férreas en la región desde antes de su construcción, esto por los riesgos ambientales que traería consigo.
Su queja contra el tren se ve reflejada en los avances de las vías actualmente en construcción, el 90 por ciento de ellas localizadas en el municipio de Santa Cruz, donde la pérdida de árboles de encino, mezquite, álamo y bellota, es evidente, principalmente en los lugares donde se puede ver a la maquinaria pesada laborar a marchas forzadas en la construcción de las vías.
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Este desastre ecológico causado por la construcción de las vías del tren ha llevado a los habitantes de Ímuris a pronunciarse en su contra, principalmente contra el tramo que está planeado para pasar a lo largo del río Babasác, pues su atractivo turístico recae en sus paisajes naturales, por lo que proteger su ecosistema se vuelve esencial para su supervivencia.
Del otro lado, se encuentran los pobladores del municipio de Santa Cruz, una región, que pese a ser fronteriza con Estados Unidos se encontraba abandonada por gobiernos anteriores, siendo una región, que según palabras de su ex alcaldesa, Ivonne Lorta, “pocos sonorenses conocen” y mucho menos el resto de mexicanos.
Santa Cruz, una comunidad de aproximadamente 3,500 habitantes, avocada a la agricultura y ganadería, es una región que busca impulsar su desarrollo a través de la conexión ferroviaria entre Nogales y Estados Unidos, por ello, cuando se anunció la inversión de 6,800 millones de pesos en la construcción de las vías férreas, aceptaron con gusto y negociaron con el Gobierno la venta de sus terrenos por donde pasará el tren.
Para ellos, la construcción de estos 35 kilómetros de vías férreas representa la posibilidad de desarrollarse como le sucedió a Tijuana hace 50 años, con el desarrollo urbano de Vado del Río, siendo hoy, una de las ciudades más prosperas del territorio mexicano. Por eso, aunque están conscientes de que la construcción de las vías férreas lleva consigo daños ecológicos, esperan que la naturaleza se recupere con el tiempo.
Este proyecto de construcción de ferrocarril al norte del país, forma parte del proyecto de reactivación de la líneas férreas impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual busca conectar a todo el país mediante 11 líneas férreas para 2050, las cuales, recorrerán más de 17,000 kilómetros de norte a sur y de este a oeste.
Las líneas ferroviarias del proyecto obradorista
- Tren del Pacífico
- El Chepe
- Tren Occidental
- Tren Oriental
- Tren Transversal
- Tren del Golfo
- Tren del Bajío
- Tren del Centro
- Tren del Itsmo
- Tren de Oaxaca
- Tren Maya
VGB