TUXTLA GUTIÉRREZ.- Sus inicios florecieron en géneros como el rock pesado o el ska o hasta los tríos y coros, pero al paso del tiempo, le encontró sabor a uno más profundo y con mayor identidad: la música tradicional zoque, y los sonidos que se emiten a través del “carrizo” (o pito).
Es José Alejandro Burguete Sarmiento, músico originario de Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas, quien sabe lo que es llevar en las venas el amor a sus raíces, y la conciencia de la importancia de preservar las culturas y tradiciones de su pueblo y, por qué no, de mostrarlas en otras latitudes.
Aunque su acervo musical es vasto, asegura que, si algo le fascinó desde pequeño fue escuchar cómo los “grandes maestros” podían crear más que una escala musical y una infinidad de sones con la flauta de carrizo.
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Para el hombre de 46 años de edad, las instrucciones que recibió de parte del musico tradicional Isabel Manga, durante al menos un lustro, fueron clave para entender la música tradicional zoque.
“Él me dejó un bagaje cultural de toda la música tradicional zoque, es decir qué se debe tocar en cada momento en todo el ciclo calendárico ritual de esa música de Ocozocoautla”, sintetiza.
DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN, Y MÁS ALLÁ
Una vez formado como músico tradicional principal en su tierra, le comienza a enseñar a varios jóvenes que se acercaron a él, y después atrapa la atención de niños. “A los que instruí en el pasado, ahora son los jóvenes o adultos que tocan en todas las fiestas del pueblo”.
Alejandro, quien también ha participado como danzante (Rey Moro) del Carnaval Zoque Coiteco y otras festividades, advierte que, para él, no existe un riesgo o proceso de pérdida de esa música, sino todo lo contrario.
“En todos los pueblos zoques hay muchos jóvenes que están muy interesados. Quizás hace 12 años, en Tuxtla, por ejemplo, ya quedaban muchos músicos grandes, pero ahora puedo ver a más jóvenes… lo mismo sucede en San Fernando, en Copainalá”.
Pese a que trata de ser optimista, advierte que hay regiones del estado, como Ocotepec, Tapalapa, Pichucalco, Rayón, Pantepec, entre otros, donde cada vez hay menos interés en las nuevas generaciones, y esa música se queda en los adultos de edad avanzada.
Para él, dice, ha sido importante su caminar por muchos sitios zoques, pues con sus enseñanzas ha logrado recuperar, en cierta medida, algunos sones, como ocurrió hace ocho años en el municipio zoque de Francisco León.
“Ese lugar ya no tenía músicos tradicionales, pero mediante un taller que di en una de sus comunidades, dos o tres jóvenes aprendieron y ellos les enseñaron a otras personas, y se recuperamos algunos sones”.
¿DÓNDE GERMINÓ Y HASTA DÓNDE HA LLEGADO?
Al salir de la secundaria, Alex, como es conocido por sus seres queridos, comenzó a estudiar la guitarra popular, a través de cancioneros, y de esa manera formó un grupo de rock pesado en su tierra natal; en éste, cantaba y tocaba el bajo.
En 1998, decide ingresar a la Escuela de Música de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), de donde, cinco años después, egresó como Técnico Profesional en Educación Musical.
Sin embargo, su hambre por la música creció: se vinculó con estudiantinas, tríos y algunos coros, como el de la Catedral San Marcos de Tuxtla y del Consejo Estatal para Las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta); a la par, tocaba ska y reggae con varios grupos como Escamosa, La Chikatana Ska, Marijuana, e incluso con Nambué, de Cicerón Aguilar.
SU ABUELA, CLAVE EN SU CARRERA DE VIDA
Para estas alturas, Alex, cuya abuelita Angelina Sarmiento Melgar era una rezadora tradicional, conoció uno de sus instrumentos predilectos, la trompeta. Pero luego, en el año 2000, se ahondó más en la investigación de la música tradicional zoque que, desde niño, le llamaba la atención.
“De esos rezos, pues había cantos, mi abuelita se sabía infinidad de éstos: había para Niños Dios, para santas cruces, vírgenes, o para cualquier ritual litúrgico, algunos hasta cantados en latín; y ahí puedo decir que también fue de mis primeros acercamientos a la música”.
Tras recordar que su abuelo paterno era un “excelente guitarrista”, Alex puntualiza que su formación en este ámbito se dio con los maestros “de peso” como los primos Isabel, Pedro y Primitivo, de apellidos Manga, “y así me especializo en esa música”.
Esto lo lleva, dice, a crear algunos materiales como “Calendario Ritual de la Música Zoque de Ocozocoautla”, volúmenes 1, 2, 3 y 4, lo cual logró por medio de unas becas del Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC), entre 2018 y 2020. En ese lapso, resume, grabó más de 245 sones que están en formato de “Youtube”.
“Estos materiales ahora sirven como de consulta para las nuevas generaciones, por eso no hay un proceso de pérdida de esta música tradicional”, ataja Alejandro, quien detalla que su familia, sin duda, “tiene vena” para la música de todo tipo, pues sus tíos abuelos eran parte de la agrupación marimbística “Alma de Chiapas” y otro tío era maestro pitero y tamborero zoque de Ocozocoautla.
LA HISTORIA AL RITMO DE UN SON
Un poco antes, en el 2010, Alex creó 15 corridos basados en la época del “Mapachismo” en Chiapas. Para el 2020, elucubra un proyecto a través del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) que tituló: “Cronicantos de la Revolución en Chiapas”, cuyo contenido también está en el “Youtube”.
En la actualidad, el también becario del PECDA, por segunda ocasión, prepara algunos materiales como “Los Torrentes del Tepechiapán”, y otras composiciones musicales.
Sin embargo, le escarba aún más a la historia musical, y para ello, echa mano de la conquista de Chiapas, la Independencia de Guatemala, la Federación de Chiapas a México, entre otros momentos.
“Lo que intento es verlo desde otro enfoque, acerca del Carrancismo y todo lo que ocurrió con ello, y la Guerra Cristera, aunque en nuestra entidad no hubo, pero sí la quema de santos”, resume Alejandro, quien avala que, este último proyecto, contemplará una decena de obras musicales con forma de sonata de la música clásica.
Sin embargo, el también docente de telesecundaria está atrapado en lo que para él es parte importante de su vida, pues ha recorrido cada uno de los municipios zoques de Chiapas, con la intención de detectar o identificar las diferencias o similitudes existen en la música tradicional de esa cultura.
“Tuxtla Gutiérrez y en Ocozocoautla es muy distinto como se ejecuta, por ejemplo, el tambor, la forma de su construcción, el tamaño y el timbre; o este último sitio tiene más similitudes con San Fernando, o en Copainalá, Ocotepec”, puntualiza el también exintegrante de una banda de ska en lengua zoque, la Sexta Vocal (desde 2013 a 2015).
Para él, es importante continuar en este camino, y prueba de ello, es que año con año trata de estar presentes en los “cohuinás” o casas de fiesta cuando se celebra el Carnaval Zoque Coiteco.
“Es la fiesta más importante del pueblo (Ocozocoautla), y ya te llevan tu invitación a tu casa, llega la comitiva de personas de cada ‘cohuiná’, y te invitan, en nombre del santo o virgen, a que colabores como maestro pitero o tamborero o danzante, pero esta invitación corre desde el 2 o 3 de noviembre; uy así otros festejos tradicionales o litúrgicos”.