Acapulco, Guerrero.-"Necesito ayuda. Agua por favor. No puedo caminar". Doña Rosa clama desde su averiada silla de ruedas, en esta empobrecida zona, conocida como Paso El Limonero, donde nadie compra tamarindo enchilado que dañó el huracán Otis, pero que mantiene en una mesa.
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Tiene 75 años de edad, este 2023 la atropelló un vehículo y tuvo que ser operada de la pierna, lo que la mantiene postrada y con una enorme cicatriz que decide mostrar.
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Después Otis arruinó su casa y su local, donde no solo vendía tamarindo, sino dulce, coco y artesanía. Todo se echó a perder.
"Había comprado más de 100 kilos de tamarindo, todo pelado, a 25 pesos el kilo, preparé mucho para vender, y tú mira cómo quedó. Este que ves en la mesa lo limpié, tú mira cómo quedó".
Sobre letreros que pegó en láminas colocadas a pie de carretera, en lo que llaman entrada a La Venta, pidió que alguien escribiera 2 mensajes: "Necesito Ayuda. Agua por favor. No puedo caminar, por favor". "Ayuda. Necesito despensa. No puedo caminar".
La señora Rosa Carmina Salgado Delgado trata de avanzar sobre su inestable silla de ruedas, a la que un hombre que decidió ayudarla le cambió las llantas por unas que giran mejor que las anteriores, aunque con dificultad.
La Silla Rota se acercó a la mujer que dice no tener familia. Su pierna quedó dañada por un conductor que escapó.
El huracán cerró su mala fortuna y destrozó su casa y su local "Artesanías Carmina".
A 24 días de los vientos huracanados, nada pinta mejor. Los turistas no se detienen a comprar en este lugar que le prestaron y tampoco ha recibido ayuda del los gobiernos del presidente Andrés Manuel López Obrador, de Evelyn Salgado ni de Abelina López.
La mujer clama también por ayuda para comprar sus medicamentos que van de 500 a 800 pesos "y unos aparatos de esos de varilla para mi maltratada pierna que andan como en 1,500 pesos".
"Me prestaron la casa aquí (Paso El Limonero), ya me la están pidiendo, se me mojaron todas, mis mueblecitos, desgraciadamente me dejaron mis hijos, aquí la gente me ayuda, me apoya, como este buen hombre que me cambió las llantas a la silla de ruedas".
"Antes de Otis tenía un puestecito de dulce, artesanía, pero todo se lo llevó....ahorita aquí me prestaron esa pequeña parrilla".
"Todavía necesito mis medicamentos, son caros, mire me operaron, me pasó un carro, escapó, no me dieron nada".
-¿Cómo sobrevive?
"De lo que me está dando la gente, no puedo vender mis tamarindos antes compraba artesanía que me hacían, la vendí a 180 o 200 pesos, pero todo se echó a perder. Soy muy honrada, no le voy a mentir vea".
Comenta que ella misma se mantenía, pero desde que sus hijos la abandonaron, el accidente y el huracán Otis, no puede hacer más que clamar ayuda.
Y así sigue en esta zona alejada de los sitios turísticos, un sitio más cercano al Acapulco empobrecido de siempre.
VGB