TUXTLA GUTIÉRREZ.- El 28 de abril de 2012 las alertas se “prendieron” ante la desaparición de Wendy Ochoa Méndez. Casi cuatro días después, las autoridades hallaron parte de sus restos; la madre, en ese entonces de 19 años de edad, fue desmembrada.
Según la carpeta de investigación (CI), Jimmy Virgilio Villatoro Argüello la convenció para que se vieran en una plaza de esta ciudad tuxtleca, pues le daría algunas cosas y dinero para el hijo que tenían en común. Wendy accedió, pero fue a partir de ahí que ya nadie supo más de ella.
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Entre otros datos, se sabe que, una vez que se encontraron en ese centro comercial, él le pidió que fueran a su casa, debido a que le daría más dinero, con el pretexto de apoyar a su pequeño; una vez ahí, él se descontroló y, con un cuchillo, le quitó la vida.
Como no sabía cómo deshacerse del cuerpo, el sujeto, profesor de Informática en una universidad privada de la capital chiapaneca, planeó descuartizarlo. En primera instancia, pensó en enterrar los restos en su patio, e incluso compró pasto para cubrir la parte donde la enterraría.
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Sin embargo, todo lo pensado no le salió como quería. Por ello, desmembró el cadáver. Con base en la CI, Jimmy, para no “sentir culpas” luego de descuartizar a su exesposa, le quitó el corazón, lo cocinó y se lo comió.
Una fuente consultada por La Silla Rota, cuyo nombre se omite para evitar alguna represalia, recuerda que, en la CI, el presunto asesino declaró que, una forma de no sentir remordimiento, era comerse ese órgano, lo que, según él, había visto en un documental.
IRRECONOCIBLE
Los restos de Wendy fueron llevados al Servicio Médico Forense (Semefo) de Tuxtla. En ese sitio, la madre de la víctima, Guadalupe Méndez, no dudó que se trataba de su hija una vez que vio los mismos.
De hecho, contó la persona entrevistada por este portal de noticias, era complicado hacer el reconocimiento por las condiciones en las que Wendy fue hallada, pero la mamá se convenció de que se trataba de ella cuando observó una intervención en sus dientes hecha por un odontólogo de Mapastepec, su tierra natal.
Asimismo, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas ordenó un estudio de ADN, el cual arrojó cerca de 99 por ciento de compatibilidad con Wendy quien, ya separada de Jimmy, viajaba todos los fines de semana a Tuxtla Gutiérrez para continuar con sus estudios, mientras su hijo era cuidado por sus padres.
Pero el descubrimiento de los restos de Wendy se registró en el puente de un mirador llamado “Los Amorosos”, sobre el Libramiento Norte Poniente de Tuxtla, en donde la policía halló la cabeza y las extremidades. Lo que nunca se encontró fue el tórax.
“Recordamos que el cabello estaba pintado con rayitos, o las uñas de cierto color”, recordó la fuente entrevistada, quien advirtió que, de acuerdo con unas grabaciones, un supuesto un testigo (al parecer era la voz del mismo Jimmy) vio cómo un perro llevaba una bolsa negra en el hocico, al parecer con los restos de la muchacha.
ANTECEDENTE DE VIOLENCIA
Cerca de seis meses antes de desaparecer y ser asesinada, Wendy interpuso una demanda por violencia intrafamiliar, sin embargo, la Fiscalía no hizo nada para brindarle la protección que requería. Solo abrió la averiguación previa 832/UEDSYVF1/211.
Ella buscó a la autoridad porque, en esa ocasión, Jimmy (a quien conoció cuando éste era su maestro en la universidad) le roció su cuerpo con combustible, pero al momento de intentar prender un fósforo, éste no funcionó porque, según la versión de la víctima, estaba mojado.
Lo increíble de todo, advirtió la misma fuente consultada por La Silla Rota, es que, por desgracia, Jimmy no ha recibido una sentencia, por lo que, en cualquier momento podría quedar en libertad.
“Luego, él empezó a estudiar Derecho, me parece que ya terminó ahí en la cárcel; se estaba defendiendo, por eso los familiares de Wendy, de cierta forma, sienten un poco de temor, porque puede quedar libre”, confesó.
Como se ha informado, en 2012 aún no estaba tipificado el crimen de una mujer como feminicidio; además, no se manejaba el término de carpetas de investigación, sino de averiguación previa.
Jimmy fue detenido el 15 de mayo de ese año, en un restaurante de esta ciudad tuxtleca. Pero ante una serie de “recursos” y derechos y “vacíos” legales, aprovechó para ampararse en 2016 y obtener su libertad el 12 de febrero de 2019, por falta de “pruebas contundentes” que lo involucraran en el hecho.
Por la misma presión social, pisa la cárcel de nueva cuenta, y se logra que lo vinculen a proceso por el delito de feminicidio.
De lo que no queda duda, dijo la persona entrevistada, es que, si la Fiscalía hubiera actuado a tiempo, Wendy estuviera con vida; “el panorama fuera diferente, pero la autoridad no hizo su chamba, por desgracia”.