La pequeña ciudad de Clark Fort al norte del estado de Idaho, Estados Unidos, donde apenas y viven unos pocos cientos de personas, quienes se cuidan entre sí; fue el escenario de un terrible suceso que conmocionó a todos los vecinos de la localidad, y a aquellos quienes se han enterado de esta terrible historia.
Todo empezó el mes de septiembre del año pasado, cuando dos caminantes llegaron a la propiedad de la familia Russell y notaron algo inusual, en la propiedad había una camioneta estacionada, pero el propietario, David Flaget de 70 años, estaba sentado boca abajo en el asiento del pasajero, así lo informó en aquel entonces el diario Bonner Couunty Bee.
Junto a la camioneta se encontraba James Russell de 40 años, quien según los informes, vivía solo en la casa. El hombre tenía una bolsa de marinero negra y un balde de plástico con agua jabonosa cuando los caminantes se acercaron e intentaron entablar conversación. En ese momento James entró corriendo a la casa, empujó una cama frente a la puerta y se atrincheró.
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Al observar el comportamiento inusual de James Russell, los testigos llamaron a la policía, quien al llegar al lugar tuvo una confrontación con él, y tras una breve discusión, Russell se dio por vencido y permitió que lo arrestaran sin poner resistencia.
Los detalles del crimen
Una vez detenido James Russell, los policías se percataron que en el lugar se debió haber cometido un terrible crimen. En la casa había manchas de sangre, y se confiscaron diversos artículos como guantes de látex, cinta adhesiva, cuchillos y periódicos manchados de sangre, esto de acuerdo con el portal Law & Crime.
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Lo peor de la escena, se encontró en la cocina de la casa, ahí se encontró un recipiente de plástico lleno de sangre sobre el mostrador y se encontraron restos humanos en el microondas de al lado.
Al llevarse a cabo una prueba de ADN se comprobó que el tejido pertenecía al fallecido en la camioneta David Flaget, quien fue asesinado con un objeto contundente.
Según se informó, después de asesinar a David Flaget, James Russell, retiró trozos de carne del cadáver con un cuchillo y la cocinó con ayuda del microondas.
La sentencia del Juez
Al ser arrestado, James Russell, confesó el homicidio y proporcionó a la policía información sobre el motivo del crimen. El caníbal esperaba curar su "daño cerebral" comiendo partes del cuerpo humano.
En una declaración jurada, se dijo que unas horas previas al asesinato, Russell tuvo una discusión con su tío Mark, y un poco de tiempo después, Russell envió un mensaje de voz a su tío para disculparse. "Lo siento... Puede que esté un poco sensible, comí algo raro", dijo.
Durante el juicio, la defensa de Russell intentó argumentar esquizofrenia, por lo que solo podía comprender parcialmente el alcance de su crimen, pues sufre de psicosis y delirios recurrentes. Russell no tiene "mal corazón", dijeron sus abogados.
Por su parte, la jueza al dar su veredicto argumentó que si bien Russel sufre problemas mentales, él dejó de tomar su medicación por su cuenta en los meses previos al crimen, pero sobre todo, dijo no estar segura de que la sociedad esté segura si lo dejaba libre.
Para ella los caníbales son una "amenaza para la sociedad", por lo que le impuso la pena máxima, cadena perpetua. Ahora, James Russell permanecerá tras las rejas para siempre.
VGB