En un impresionante acto de valentía y supervivencia, Marlon Valdez logró sobrevivir a los embates del huracán Otis cuando en su máxima categoría destructiva golpeó a Acapulco, la joya turística de Guerrero y de México. Él cuidada el barco de su patrón sin saber la tragedia que se avecinaba, sin saber que horas después lucharía por su vida.
La historia de Marlon sobresale de entre toda la tragedia y devastación que dejó Otis en Acapulco, Guerrero, donde hasta el momento se contabilizan 43 muertos y 36 desaparecidos. Marlon contó su historia a El País.
Marlon Valdez tiene 24 años y desde hace dos se considera un experimentado marinero. El yate en el que trabajaba se alquilaba durante tres o cinco horas para una fiesta, un evento o un paseo. Daba vueltas por la bahía y se anclaba para que los turistas nadaran. Marlon es el encargado de mantener todo a salvo, pero también de preparar los tragos y las comidas, porque la propina es una parte clave de su sueldo.
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Este barco lo tuvo que cuidar Marlon el día que pegó Otis en Acapulco. Allá, en ese puerto, es a fuerzas que los marineros cuiden los barcos de sus patrones en caso de emergencia. El pago que recibió aquel martes 24 de octubre fue un kilo de carne de pastor.
Llegaron al yate acompañados de algunas bolsas de papas, comida y agua para aguantar la noche. Todos en el puerto conocían las alertas. “Sabíamos que venía bastante fuerte, pero supuestamente estábamos ‘preparados’ para ese tipo de cosas”, dice irónico el marinero a El País.
Sin embargo, su embarcación fue golpeada duramente y por más que quiso salvarla, no pudo. La embarcación se hundió y por poco se lo lleva a él y a su compañero, otro joven de 19 años. “Todavía eran las 12.30, me hundí muy temprano”.
“Se veía todo blanco, no había manera de ver hacia dónde iba. Se veían escombros, se veía diésel, el diésel brilla de colores en el agua. Entonces estábamos nadando entre escombros diésel, bueno, flotando, porque no podíamos ni siquiera nadar. No te da el cuerpo para ir a contracorriente”. El objetivo era aguantar.
Marlon fue rescatado por un hombre que no era tripulante de otro barco, pero pudo brincar a él cuando su velero se empezó a hundir. Los tres aguantaron ahí refugiados las siguientes horas, ya estaban más cerca del club, y otras embarcaciones les paraban el viento.
A primera hora de la mañana, salió por el club de yates y vio que todo estaba destrozado. Tenía que buscar a su mejor amigo, quien estaba también cuidando a otra embarcación. Lo mandaron a reconocer los primeros siete cuerpos que habían recuperado. “Eran personas que yo conocía que había saludado horas antes, pero no era mi amigo, entonces traté de seguir”.
En la mañana, mientras Marlon andaba entre los escombros de una ciudad destruida, su amigo llegó a casa de su madre. “Vino en una moto y me dijo que Marlon estaba bien, que había sobrevivido, le dije ‘hijo no me mientas”. Mientras lo llevaba a él a casa de su madre, Marlon llegó a este edificio de la colonia del centro de Acapulco. “Todos me estaban esperando”, cuenta el muchacho emocionado.
La historia de Marlon Valdez y su sobrevivencia al huracán Otis desde su barco hundido, es un relato inspirador de coraje y resistencia. Su determinación y habilidades de supervivencia le permitieron enfrentar condiciones extremas y salir victorioso.