HURACÁN OTIS

Rostros de la tragedia en Acapulco: "No tenemos para comer"

El paso del huracán Otis por el puerto de Acapulco no solo dejó destruida la Zona Diamante, miles de habitantes de la ciudad duermen a la intemperie y no tienen qué comer

Miles de acapulqueños piden agua y víveres para sobrellevar los próximos días
Los rostros de la tragedia.Miles de acapulqueños piden agua y víveres para sobrellevar los próximos díasCréditos: Elaboración editorial con imágenes de Marcos Muedano
Escrito en ESTADOS el

Acapulco, Guerrero.- Luis Ángel permanece detenido mirando estupefacto una calle desolada. Hace un calor insoportable y todo huele a mar. Luis Ángel tiene los labios partidos y blancos, se le pregunta qué es lo que salió a buscar. "A ver qué agarro ahorita para llevarle a mis hermanitos", responde.

Luis Ángel es uno de los miles de acapulqueños que están en las calles de la zona popular de la ciudad más reconocida de Guerrero. Deambula, igual que otros tantos, en busca de comida, agua y otros víveres que les permitan pasar una mejor noche que la anterior. 

Los acapulqueños, esos que no sueñan con "volver a casa" después de la tragedia porque su casa está deshecha, se vieron afectados la noche del martes por el huracán Otis, mismo que impactó con una fuerza categoría 5 a las 12 de la noche, cuando se esperaba que impactara el puerto de Acapulco con una fuerza menor y a las 4 de la mañana

Mercedes Pascasio, habitante de la colonia Emiliano Zapata, se suma al llamado de Luis Ángel y pide -a quienes puedan verla a través de los videos- agua y víveres, en medio de una ciudad completamente destruida por la fuerza de la naturaleza, porque, tres días después de que el huracán Otis tocó tierra en Acapulco, el puerto sigue devastado y en el olvido. 

Sin agua, sin techo, sin gasolina

A las 06:15 de la mañana se detiene el autobús frente a lo que fue la Central de Autobuses Papagayo, en Acapulco, Guerrero. Se desciende de un autobús y la devastación a los ojos es evidente. La Central de Autobuses está cerrada, si acaso recibe a los camiones enfrente de lo que alguna vez fue su fachada.

Fotografía: Marcos Muedano

El Parque Papagayo, ubicado frente a la central camionera, está completamente destruido. Apenas hay unos 3 camiones, la mayoría de ellos llegan de la Ciudad de México cargados de personas que buscarán a sus familiares, de quienes no tienen noticias desde el martes 24 de octubre. 

Los vidrios rotos, las letras de los anuncios perdidas, palmeras enormes sobre el piso son la imagen actual de Acapulco. Hace un calor insoportable y todo huele a mar.

Para llegar a la zona centro de Acapulco un hombre  cobra 300 pesos. La necesidad ha hecho que los acapulqueños, amables, serviciales y alegres, abusen un poco de esa necesidad y saqueen tiendas, impidan que se surtan para la venta de productos se pelean en la fila de las gasolineras.

Recuerdan con tristeza y enojo ocasiones parecidas, en el pasado, cuando la ayuda fue inmediata.

La falta de gasolina ha llevado a las personas a formarse por más de tres horas por 20 litros de gasolina. La  del combustible es evidente. En algunas colonias de la periferia los habitantes han comenzado a robarla de las tomas, lo que puede originar un explosión.

El agua, principalmente en colonias populares es escasa. Algunas personas han roto tomas para obtener el liquido. El agua es utilizada para bañarse, lavar ropa y para el excusado.

Aunque el gobierno ha comenzado a retirar escombros de la costa, en la periferia no se ha hecho presente la autoridad.

El suministro de luz todavía es inexistente en prácticamente todo el puerto. Los servicios de comunicación son nulos y las personas se acercan a las antenas del gobierno para tratar de llamar a sus familiares

“Con Paulina la ayuda llegó de inmediato”

Javier Bedlla, habitante de la colonia Renacimiento, en Acapulco, recuerda que, cuando el huracán Paulina azotó al puerto, la ayuda del gobierno y los mexicanos de otras partes del país fue inmediata, hoy no puede decir lo mismo. 

“La diferencia es que nos auxiliaron a todos, con Paulina luego luego nos auxiliaron y ahorita mira...”

Fotografía: Marcos Muedano

La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, el miércoles, a Acapulco, fue fugaz. Solo unas horas estuvo el mandatario, abrazó a la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, y regresó de inmediato a la Ciudad de México. Para el jueves, a primera hora ,el mandatario encabezó, como todos los días, como cualquier día, su conferencia mañanera en Palacio Nacional. 

El lunes, la gobernadora estaba en la Ciudad de México. Para el martes en la tarde, no se presentó a la inauguración de una expo minera en la Zona Diamante de Acapulco, canceló su participación. El miércoles no se le vio cerca de la zona afectada y fue cuando por la noche recibió al presidente de la República en el puerto.

Fue hasta el viernes que compartió unas imágenes revisando la zona, pero de noche acompañada de su equipo. En redes sociales, usuarios de éstas han criticado si la gobernadora se encontraba en la Ciudad de México al momento que el huracán Otis azotó a Guerrero.