TUXTLA GUTIÉRREZ.- Chiapas es una entidad con un “abanico” de recursos naturales y arquitectónicos que no solo pueden ser admirados con la vista, sino que pueden ser recorridos hasta sus “entrañas”; sin embargo, quienes deseen visitar estas tierras del sureste mexicano, tienen que tomar en cuenta una situación: los constantes bloqueos carreteros.
Movilizaciones sociales por inconformidades contra autoridades, o simplemente porque existen grupos que, en ese tipo de acciones, detectaron la “mina de oro” para subsistir, son parte del “pan de cada día” en algunas vías terrestres locales.
Por ello, La Silla Rota le dará a conocer una recomendación básica para no desesperarse y disfrutar el paseo en esta parte del país: una de ellas es que, si alguien viaja en coche propio, tiene que tener, por lo menos, monedas o billetes de 20, 50 o 100 pesos, pues son algunas de las cuotas que pobladores, sobre todo en regiones indígenas, les exigen a los automovilistas si desean seguir su curso.
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Quienes se rehúsan a cooperar pueden sufrir algunas situaciones como el que les golpeen su carro o, simplemente, tener que esperar por varias horas o, en casos extraordinarios hasta días, para circular hacia su destino.
Una de las pruebas más recientes, y por las cuales los turistas no solo tienen que llevar dinero suficiente, sino “mucha paciencia”, es lo que ocurrió esta semana a la altura de la carretera que converge con el municipio de Tonalá, en la región Costa de Chiapas, donde un grupo de pobladores de la localidad pesquera Paredón bloquearon la misma, por cerca de tres días, ante los reclamos por la contaminación que padecen sus esteros.
PAGAR CUOTA O VIVIR VIOLENCIA
Pero la situación es, a veces, más crítica en otros puntos del estado. El año pasado ocurrieron dos eventos complicados: uno de ellos fue a principios de enero con la agresión que sufrieron visitantes rusos a manos de unos encapuchados, armados con palos, que le pedían la cuota para continuar su camino.
Ante la negativa de los extranjeros, los pobladores del municipio de Oxchuc no solo le golpearon el auto en el que viajaban, sino que además los insultaron y les pegaron. Por fortuna, escaparon.
No obstante, hay quienes han corrido con menos suerte, como lo que les pasó días después (12 de enero) a turistas nacionales y extranjeros que retornaban de Palenque a San Cristóbal de Las Casas en cuatro vehículos de transporte turístico, y en ese mismo tramo carretero de Oxchuc fueron “secuestrados” por un grupo de habitantes que mantenían una disputa política en la zona. Tras horas de permanecer encerrados en las “van” que los transportaban, fueron liberados al siguiente día por la mañana.
Inclusive, hay ciudades como la de San Cristóbal de Las Casas que se han visto “manchadas” por hechos violentos protagonizados, principalmente, por un grupo de delincuentes llamados “motonetos”, a quienes no les importa sacar sus armas de alto poder en esa gélida ciudad, una de las más visitadas de Chiapas por su arquitectura colonial.
TOPES, OTRO “COCO” PARA LOS TURISTAS
Si viaja a algún Pueblo Mágico o zona arqueológica como Toniná, en el municipio selvático de Ocosingo, o a Palenque, o a otra maravilla natural chiapaneca como los Lagos de Montebello o las Cascadas de El Chiflón, entre otros, deberá adaptarse a otra situación: los cientos de topes o reductores de velocidad que, en cada comunidad, acostumbran a colocar, ¡incluso hasta en plena curva!
Esta última situación no solo se vuelve incómoda, sino que genera una pérdida importante de tiempo, por lo que, en muchas ocasiones, los itinerarios se retrasan o, incluso, hasta se cancelan. Por ello, es importante confiar en las operadoras turísticas, pues éstas conocen otras rutas para no demorarse mucho, aunque a veces sea imposible.
Otra recomendación elemental es no viajar de noche o madrugada, menos en tramos que, históricamente, son peligrosos, como la ruta San Cristóbal-Palenque, o de San Cristóbal a Ocosingo y viceversa, así como otras más que pasan por Tenejapa hacia Comitán, pues en esos tramos los asaltos también están a la orden del día.
Hay evidencia de cómo los malhechores cometen sus atracos: colocan troncos en las carreteras o, en los últimos meses, una especie de “tetraedro” formado con pedazos de varilla con punta para que se ponchen los neumáticos de los coches.
Algo más que no se puede obviar para quien visita este estado, es el uso de algún tipo de repelente, pues en zonas como la capital de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, o en rutas costeras, es decir desde Arriaga, Tonalá hasta Tapachula, el piquete de los zancudos se vuelve un martirio para los visitantes.
Si el visitante toma en cuenta estas recomendaciones, lo más seguro es que pasará un rato agradable en su recorrido por algunos lugares de la entidad, pues estará sabedor de los “métodos o técnicas” para superar esos obstáculos.
A pesar de las vicisitudes que viven decenas, cientos o miles de paseantes, la afluencia, año con año, y sobre todo en temporadas altas, es relevante. De acuerdo con la Secretaría de Turismo del estado, el 2022 cerró con una afluencia de 8 millones 239 mil 967 visitantes, quienes dejaron una derrama económica superior a los 28 mil millones de pesos.
(djh)