MASACRE EN TARECUATO

Tarecuato recibe las almas de 11 víctimas torturadas y asesinadas hace un año

El multihomicidio ocurrió en la orilla de la comunidad de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, donde los pobladores esperan las almas de las víctimas; los 10 adolescentes y el adulto fueron torturados y algunos recibieron el tiro de gracia

El multihomicidio ocurrió en la orilla de la comunidad de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, donde los pobladores esperan las almas de las víctimas; los 10 adolescentes y el adulto fueron torturados y algunos recibieron el tiro de gracia
Masacre en Tarecuato.El multihomicidio ocurrió en la orilla de la comunidad de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, donde los pobladores esperan las almas de las víctimas; los 10 adolescentes y el adulto fueron torturados y algunos recibieron el tiro de graciaCréditos: Carlos Arrieta
Escrito en ESTADOS el

TARECUATO.- Lo que hace un año empezó como parte de un ritual de la celebración de Día de Muertos, terminó con el asesinato de 10 adolescentes y un adulto, quienes fueron torturados y en su mayoría recibieron el tiro de gracia.

El multihomicidio ocurrió en la orilla de la comunidad de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, donde los pobladores esperan las almas de las víctimas.

Los cuerpos de los 10 adolescentes y del adulto quedaron esparcidos en un llano conocido como Los Lavaderos; lugar en el que ya fue construido un memorial.

Lo único que querían era llevar a sus hogares panales de abejas, como ofrendas para adornar los altares, con los que año tras año reciben a sus fieles difuntos.

La fiscalía estatal informó, 11 días después de esa masacre, que ya tenía identificados a dos de los presuntos responsables; después, vino el abandono a las familias.

Foto: Especial

LA SILLA ROTA platicó con familiares de algunas de las víctimas. Narran qué ha pasado a un año del multihomicidio ocurrido en esa comunidad indígena.

SALIÓ A TRABAJAR Y NUNCA REGRESÓ

Rodrigo Govea Melchor era un jefe de cuadrillas de cortadores de aguacate en esa zona, colindante entre Michoacán y Jalisco, conocida como “El corredor de la muerte”.

Adriana, esposa de Rodrigo, señala que siempre estará de luto en memoria de su compañero de vida, quien salió a trabajar y nunca regresó.

Foto Carlos Arrieta

El llanto interrumpe el relato de la joven madre de familia, quien tiene que hacer una pausa, respirar profundo, limpiar sus lágrimas y continuar:

“Después de que nos comunican que había 11 personas muertas, una de esas era mi esposo. Ha sido muy triste la forma en que los mataron”.

Recuerda que, ese día, su esposo salió a las 7:30 de la mañana para ir a trabajar en el corte de aguacate, junto con 10 muchachos más.

Foto: Carlos Arrieta

Menciona que, al salir de trabajar, los 10 menores y su esposo fueron a recolectar panales de abejas para cumplir con la tradición de adornar los altares de Día de Muertos.

“Los muchachos salen a cortar panales al cerro. Mi esposo va junto con los muchachos y ya no regresa”, dice Adriana.

Narra que ya le habían comentado que su esposo estaba entre las víctimas de ese crimen y fue hasta las 12 de la noche que le confirmaron su identidad y la forma en que los asesinaron.

“Los torturan, después los balacean y los dejan tirados en Los Lavaderos. Tenían huellas de tortura, todos. Tenían también el tiro de gracia”, sostiene la mujer.

ERA DIBUJANTE Y EXPERTO TATUADOR

Rodrigo Govea Melchor era un apasionado del dibujo, lo cual lo llevó también a ser un experto en el oficio de los tatuajes, actividades que realizaba en sus tiempos libres.

El reconocido tatuador dejó huérfanos a su hija de 10 años de edad y a un bebé que acaba de cumplir 18 meses de nacido, los cuales eran su adoración, cuenta Adriana.

Foto: Carlos Arrieta

Platica que, la ilusión de su esposo era juntar dinero para poner su propio estudio de dibujo y de tatuajes, para asegurar el patrimonio de su familia.

“Sacar a sus hijos adelante y a mí como familia y le truncaron sus sueños. Ese día todavía me dijo que nos quería mucho: ‘Los quiero y los voy a sacar adelante con mi trabajo’”.

Enfatiza que Rodrigo era una persona alegre. No le hacía mal a nadie y gustaba de la comida tradicional de la región.

Adriana lamenta que “hasta hoy, no nos han dado una respuesta del por qué lo hicieron, los de la Fiscalía no nos han comunicado de alguna persona detenida, ni nada”.

Expuso que han acudido a la Fiscalía Regional de Zamora, donde no les informan sobre los avances de las investigaciones y que incluso ya no los han querido recibir.

ERA UNA CUADRILLA DE CORTADORES

Ana, hermana mayor de Carlos y Brayan Custodio Navarro. “Yo vi la foto cuando estaban tirados los cuerpos, entre ellos mis hermanos y ver como estaban maltratados. Fueron torturados. Algunos quedaron irreconocibles”, recuerda.

“Y después de torturarlos los balearon. En ese momento pasaba por mi mente que, apenas un día antes, veníamos en la camioneta jugando, platicando y riéndonos”, cuenta.

Platica que su hermano Carlos tenía un hijo de 2 años de edad y otra más de 15 días de nacida, cuando fue asesinado, por lo que apenas la conoció.

Foto: Carlos Arrieta

Brayan, por el contrario, era un adolescente soltero al que le gustaba jugar fútbol en la calle, como a los demás menores y adolescentes del pueblo.

Ambos, eran también cortadores de aguacate en esa zona en la que se disputan el territorio los Cárteles Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Foto: Carlos Arrieta

MOMENTO Y LUGAR EQUIVOCADOS

Informes de las áreas de seguridad indican que las víctimas ingresaron a buscar panales a un predio en el que había instalado un campamento de adiestramiento y operatividad del CJNG.

La célula delictiva les disparó desde las laderas de los cerros. Una vez heridas, las víctimas fueron torturadas y después asesinadas a balazos.

Muchos de los cuerpos, como lo confirman sus familiares, traían varios huesos rotos y el tiro de gracia, lo que calificaron como una crueldad y un salvajismo criminal.

Ana, en ese sentido, exige al igual que el resto de deudos, justicia para las 11 víctimas, a quienes les hicieron un altar para recibir sus almas este martes 1 de noviembre.

Además de ser recordados en sus casas, los familiares de los adolescentes y el adulto construyeron un memorial en el sitio donde fueron asesinados.

En esa localidad purépecha de la región Zamora -una de las más violentas del estado y del país-, desde lo ocurrido, el Ejército Mexicano instaló una base de operaciones.

Los militares y la ronda comunitaria son quienes –con apoyo de la Guardia Civil-, han mantenido libre de nuevos ataques criminales a Tarecuato.

Los pobladores regresaron a sus actividades cotidianas, pero siempre con la reserva de que en algún momento pueden ser embestidos nuevamente por el yugo delincuencial.

“Aquí andamos haciéndole la lucha. Aunque el luto no se va a terminar nunca, tenemos que seguir adelante por nosotros y nuestras familias”, remata un vendedor ambulante.

 

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