La brecha salarial en Canadá ha llegado a un punto tan drástico que la diferencia es de hasta 243 veces el salario de un empleado común con el ingreso de uno de los 100 ejecutivos más ricos del país.
De acuerdo con un estudio del Centro Canadiense de Políticas Alternativas (CCPA por sus siglas en inglés), para las 9:43 de la mañana, los ejecutivos pertenecientes a este reducido grupo de élite alcanzaron un ingreso de 58,000 dólares (aproximadamente 741,301 pesos mexicanos).
No obstante, analistas aseguran que no se trata de satanizar a los ejecutivos, pues el problema real no es cuánto ganan, sino el cómo lo hacen; sin embargo, para que se pueda cerrar esta brecha salarial proponen, por ejemplo, un impuesto sobre el patrimonio, medida que generaría inconformidades y problemas regulatorios.
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"En un momento de dificultad para los trabajadores que enfrentan la inflación mientras se observa un crecimiento económico, surge la pregunta fundamental de quién se beneficia del crecimiento económico. ¿Son todos los canadienses, o es realmente solo la gente en la parte superior que ve estos paquetes de pago masivos?", cuestiona David Macdonald, economista senior del CCPA y autor del informe.
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Canadá: Brecha de género a la alza
De acuerdo con los datos analizados por el CCPA con información de empresas en el índice compuesto S&P/TSX, existe una tendencia salarial preocupante en Canadá, con disparidades entre los ingresos percibidos. Por ejemplo, un trabajador promedio del sector privado ganó menos de 58,800 dólares en 2021 (cerca de 751,526 pesos mexicanos), mientras que los ejecutivos mejor pagados del país recibieron el aproximado de 14,3 millones de dólares en el mismo año (alrededor de 182 millones 769 mil 120 pesos).
Estas cifras de Estadísticas Canadá se registran aún con el aumento del 3 por ciento del salario promedio, con respecto a 2020, cuando los empleados comunes ganaban 57,000 dólares (casi 728,520 pesos).
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"El problema no es que a los directores ejecutivos se les pague más que al trabajador promedio. Ciertamente, se les debería pagar más que al trabajador promedio. El problema aquí es qué tan rápido está creciendo la brecha", expone Macdonald.
El panorama se midió en medio de la pandemia de Covid-19 que azotó a todo el mundo y de la creciente inflación que comenzó a subir en 2021, por lo que empresas comenzaron a subir sus precios al consumidor para asegurar su cadena de suministro ante las interrupciones y escasez de mano de obra.
Ahora, aunque la economía se reestableció, con una recuperación significativa, analistas y expertos criticaron que la industria privada aprovechó la misma inflación para obtener mayores ganancias y permitir que los ejecutivos de altos rangos cobren bonificaciones más grandes en función de su desempeño.
"Puedes estructurar el contrato de compensación como quieras... Puede ser cualquier resultado medible que la junta directiva quiera que el director ejecutivo realice o entregue".
"El trabajo de un director ejecutivo exitoso es increíblemente exigente... Están pagando a estas personas, a estos ejecutivos de estas corporaciones muy grandes y complejas para obtener ciertos resultados... y en el momento en que no entregas, te vas", explica Lee, profesor asociado de administración en la Escuela de Negocios Sprott de la Universidad de Carleton, en Ottawa.
Así, el informe muestra que una tendencia empresarial es generar más "compensaciones variables", ya que pueden varias a gusto y con casi cualquier justificación, desde una clasificación de responsabilidad social corporativa hasta una ESG, de acciones ambientales, sociales y de gobernanza ((Environmental, Social and Governance, por sus siglas en inglés). Se pueden categorizar como bonos en efectivo, beneficios u opciones sobre acciones. Además, estos directivos están protegidos contra cualquier reducción salarial, pues la compensación variable tiene un tope a la baja y no a la alza.