A pesar de los avances que se ha tenido en materia social y salarial, la desigualdad en la redistribución de la riqueza en México continúa, y los dos hombres más ricos del país, Carlos Slim y Germán Larrea equivale a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe, así lo indica un informe de Oxfam México. La fortuna total de los 14 ultrarricos mexicanos, aquellos con más de 1,000 millones de dólares de riqueza, aumentó hasta casi duplicarse desde el inicio de la pandemia.
Según el reporte, los 14 ultrarricos en México- aquellos que poseen fortunas de más de 1,000 millones de dólares- concentran
8.18 de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional. En particular, Carlos Slim acumula 4.48 de esos 100 pesos. Esto no solo lo hace la persona más rica de México o de toda América Latina y el Caribe, sino que hace que concentre casi tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mexicana, alrededor de 63.8 millones de personas.
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Carlos Slim ha ganado unos 27,000 millones de dólares en 2023, de acuerdo con el índice de multimillonarios de Bloomberg. Slim es el ciudadano más rico de México y Latinoamérica. La revista Forbes lo colocó este año como la octava persona más adinerada del mundo en su lista anual, que lideró hace 12 años.
Carlos Slim es actualmente el hombre más rico de la región, con una fortuna mayor que los otros 13 ultrarricos mexicanos juntos. La fortuna conjunta de Carlos Slim y Germán Larrea creció en 70 % durante los últimos cuatro años, hasta representar casi seis de cada 100 pesos de la riqueza privada México, cifra equivalente a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe —unas 334 millones de personas.
Causas de la desigualdad
De acuerdo con Oxfam México, esta excesiva concentración del poder económico guarda una estrecha relación con el poder político: los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia.
Además, destaca que 11 de los 14 ultrarricos mexicanos se han beneficiado y se siguen beneficiando de múltiples privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el gobierno mexicano en las últimas décadas, lo que ha representado la transferencia masiva de riqueza de lo público a una pequeña proporción de personas en lo privado.
Los monopolios son una causa de la alta concentración del poder de mercado de las grandes empresas, y una de las principales fuentes del poder económico. "Las grandes empresas con poder monopólico tienen la capacidad de fijar los precios en los principales sectores de la economía nacional, en detrimento de los bolsillos del resto de la población".
Esto les ha permitido aprovecharse de los choques económicos tras las crisis globales recientes para subir más que proporcionalmente los precios de los productos en los sectores que controlan. Las ganancias de las empresas capturaron el 60% del incremento en precios de la economía mexicana de septiembre de 2021 a septiembre de 2022, el período con el mayor aumento en el costo de vida en las últimas dos décadas en México.
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Efecto nocivo de los monopolios
El aumento en los precios ha generado un incremento en las ganancias de los accionistas de las grandes empresas debido a su poder corporativo. Oxfam México dio cuenta que, en México, uno de cada cinco pesos del valor agregado del sector privado se destina a los dividendos, el doble que en Alemania o Brasil. Además, el 93% de los activos físicos está en posesión de apenas el 10% de las empresas.
Este poder económico se traduce además en poder político, que les permite influir en las reglas del juego de su relación con el Estado mexicano. También afecta a las micro, pequeñas y medianas empresas, porque nuestras reglas del juego parecen tratar por igual a actores muy desiguales.
El sistema económico actual es resultado de una serie de decisiones políticas. El Estado debe revitalizar su papel en la economía para que ganes más en tu día a día, que pagues menos por lo que consumes, que cuidar sea una elección, que la riqueza sea para quien la trabaja y que pague y repare quien más contamina nuestro ambiente. Sí hay de otra: la economía es política.