Uno de los pilares básicos para mantener la salud financiera es hacer frente a las deudas. El pago de las cuotas de préstamos o créditos personales son elementos indispensables para construir un presupuesto correcto en tu economía. Aunque quizás no te resulte fácil identificarlas, tu salud financiera emite señales que te pueden alertar de que algo en tu economía personal no va bien.
De acuerdo con Santander, si el porcentaje que dedicas para pagar las distintas deudas impide distribuir tus ingresos de una manera que te permita gozar de una buena salud financiera, significa que debes disminuir las deudas cuanto antes. El banco español destaca la regla del 50/30/20: destinar el 50% de los ingresos a tus gastos esenciales (vivienda, alimentación, transporte, etc.), el 30% a tus gastos no esenciales (principalmente los relacionados con el ocio y tu estilo de vida: viajes, cenas, entretenimiento, etc.) y el 20% al ahorro.
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El objetivo es evitar una situación de impagos, o llegar al sobreendeudamiento, y sus efectos negativos en tu salud financiera y mental. Si eres incapaz de asumir tus deudas como habías pactado, es momento de buscar una solución. Para evitar una situación más delicada puedes acudir a los acreedores y analizar alternativas que te permitan cumplir con las obligaciones, adaptando las condiciones de las deudas a tus circunstancias actuales.
¿Qué hacer si no puedes pagar la deuda?
El primer paso que debes dar si llegas a una situación en la que no puedes afrontar los pagos de una deuda es acudir a tu entidad financiera y contar tu situación. Tanto tú como el banco estás interesados en encontrar la mejor solución para ambas partes.
Existen alternativas a la hora de renegociar una deuda con una institución financiera y dependen de aspectos como el tipo de obligación o la legislación que se aplica en cada país, por ejemplo:
- Reunificar las deudas: Consiste en agrupar todas las obligaciones, o la mayor parte de ellas, en una sola. El objetivo es asumir el pago de una única cuota mensual que, generalmente, es de un menor valor que si se pagaran todas las cuotas por separado. Esto se logra gracias a que este tipo de negociación suele alargar el plazo de amortización de la nueva deuda resultante. Es necesario consultar aspectos como el valor de los nuevos intereses o si hay algún costo asociado por la operación de reunificación.
- Solicitar una carencia: Es un periodo de tiempo durante el que puedes pagar un menor valor en la cuota o, incluso, suspenderla de manera temporal. La intención es que puedas organizar tus finanzas durante ese plazo para retomar los pagos pactados con normalidad al final del tiempo acordado con la institución acreedora. Debes tener en cuenta las condiciones de la carencia, como la nueva fecha de vencimiento de la obligación, es decir, cuando se termina, o si hay alguna modificación en los intereses.
- Disminuir la cuota: Más allá de la opción que mejor te pueda venir para renegociar tu deuda en un contexto de necesidad, es preciso que en el momento de decidir seas realista contigo mismo y con tu acreedor sobre cuáles son tus posibilidades. De lo contrario, lo más probable es que en el futuro no puedas cumplir con las nuevas condiciones y eso puede llevar a una situación más complicada que la inicial.
De acuerdo con Santander, las alternativas y mecanismos que existen a la hora de renegociar la deuda con tu banco son diferentes según el país en el que vivas. Lo que sí es común es el impacto negativo que el sobreendeudamiento o el impago pueden tener en tu salud financiera.