La Ciudad de México es, sin duda, un lugar de contrastes: mientras en la zona de Santa Fe buscan pisar el acelerador para instalar centros de carga para autos eléctricos, en el pueblo de Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco, los repartidores de agua acarrean agua potable en bidones que cargan burros.
Aun cuando algunas marcas de autos están apostando por ofrecer modelos eléctricos en las zonas más exclusivas de la capital, la demanda por parte de los consumidores está muy por debajo de los volúmenes de venta que existen en otros mercados como el chino, el europeo y estadounidense.
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Especialistas consultados por La Silla Rota advierten que la falta de infraestructura de automóviles eléctricos e híbridos, así como de estaciones de carga y estímulos por parte del gobierno podrían convertirse en un freno de mano para el avance de este tipo de oferta en el país, en general.
En total, en 2022 se vendieron en México más de 5,000 autos eléctricos, casi 5 veces más de lo que se comercializó un año antes, cuando solo fueron mil 140 unidades. Según datos del Inegi, la Ciudad de México, el Estado de México, Nuevo León y Jalisco concentraron las ventas.
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En un caso contrario está la demanda de los coches híbridos, pues la comercialización de estas unidades disminuyó 1.1% el año pasado. Con ello se comercializaron en total 51,065 autos con motorización menos contaminante en México (híbridos y eléctricos), 9% más que 2021.
Un camino lento
Según datos de TResearch International, en lo que va del 2023, se han vendido 4,192 autos eléctricos e híbridos en México.
El año pasado, entre las dos modalidades de autos, apenas se vendieron 53,796 unidades. Así que, con esas cifras, los expertos presumen que la transición de vehículos de combustión interna a unidades eléctricas en México, y en general en América Latina, será más lenta que en otras regiones del mundo.
Oscar Ocampo, coordinador de energía y medio ambiente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) advierte que la movilidad a este tipo de automóviles, tal cual la vislumbra el gobierno federal, está muy lejos de materializarse.
La expectativa del gobierno mexicano es que se aumente su participación en la producción de vehículos eléctricos hacia el 2030. El canciller Marcelo Ebrard, durante la presentación de la iniciativa de Diagnóstico y Recomendaciones para la Transición de la Industria Automotriz en México, dijo que el objetivo principal es comenzar la transición de la industria automotriz hacia la electrificación.
De acuerdo con el canciller, en México se busca que la mitad de los automóviles sean eléctricos, por lo menos, en 7 años. Es decir, para 2030.
“Sin duda el avance de los autos eléctricos favorecerá ampliamente el bolsillo de los mexicanos, debido a que se podrían ahorrar hasta 150,000 pesos en gasolina”.
A pesar de que el país vive un buen momento en la transición hacia la electromovilidad, con el empuje de las armadoras automotrices que han anunciado inversiones para la electrificación, como Tesla, BMW Group, Ford y GM, entre otras, la oportunidad de transitar del motor de combustión a eléctrico podría retrasarse por dichos factores.
De acuerdo con datos de la Industria Nacional de Autopartes (INA), en el país existen alrededor de 1,189 estaciones de carga para vehículos eléctricos, un nivel muy bajo comparado con otras naciones, como Países Bajos, que opera un total de 58 mil 500 estaciones de carga; Alemania con 24,600 unidades y Francia con 21,000 centros de recarga.
José Ignacio Martínez Cortes, coordinador del LACEN de la UNAM, advierte: “no es un camino sencillo, ni hay inversión de piso, no hay infraestructura, ni incentivos”.
Eduardo Solís, expresidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), dice, hay que hacer distinción clara entre producción, fabricación y consumo o venta interna.
“La fabricación de autos eléctricos en México siendo el séptimo fabricante de vehículos en el mundo es viable, tenemos clara opción para ser quien reciba futuras inversiones en esta industria para este segmento. Para muestra la llegada de Tesla a Nuevo León”.
Asegura que México entrará de lleno a la fabricación de vehículos de nuevas tecnologías y “lo vamos a ver de manera más fuerte en los próximos años, no solo para la fabricación, también para el desarrollo de plantas productivas en primer y sueno nivel”.
"En materia de consumo, hay que recordar que en México no tenemos incentivos que promuevan la venta de estos autos, pues claramente son autos más costosos. Hay que considerar las baterías y que además no hay estaciones de carga".
En cuanto a los incentivos se refiere al Estados Unidos, donde a partir del 1 de enero, muchos estadounidenses pueden ser acreedores a un crédito fiscal de hasta 7,500 dólares para la compra de un vehículo eléctrico.
Dicho crédito, parte de los cambios introducidos con la Ley de Reducción de la Inflación, está concebido para estimular la venta de vehículos eléctricos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Mientras que, en México, cuando mucho se exenta el Impuesto Sobre Automóviles Nuevos que es un gravamen que se aplica al comprar un auto nuevo o uno de importación de modelos hasta 10 años anteriores.
Este impuesto federal exenta a aquellos coches que funcionan con baterías eléctricas recargables, los vehículos eléctricos que tienen un motor de combustión eléctrico o vehículos que funcionan con hidrógeno.
El expresidente de la AMIA insiste en la problemática que representa que no haya estaciones de carga, aun cuando se quiera impulsar la venta de autos eléctricos.
Y es que, a pesar de que la venta de autos eléctricos en México ha crecido tímidamente aún son una “muy pequeña porción del parque vehicular nacional”, por lo que gasolineros consideran que todavía no es negocio instalar electrolineras en sus estaciones, al menos en los próximos 30 años.
De acuerdo con la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), el sector ve lejano que existan estaciones de servicio que suministren energía y gasolinas en un solo punto de venta, y aunque el cambio se va a dar de manera paulatina, consideró que a México le quedan “tranquilamente” 30 años para continuar con el abastecimiento de combustibles fósiles en estaciones de servicio.
“La evolución tecnológica va a traer reducción de costos en la producción de autos, es una tendencia global, la curva tecnológica ha bajado costos conforme avanza la adopción de esta tecnología, pero el objetivo de que en 2030 los autos eléctricos representen la mitad del parque vehicular no es una ruta crítica y realista, sino hay inversión acelerada en generación limpia e incentivos es difícil”, afirma Eduardo Solís.
Oscar Ocampo, Coordinador de energía y medio ambiente del IMCO sostiene: “La venta de autos eléctricos es como el 5% de la venta anual de autos en el país, estamos en pañales en electromovilidad”.
“Se requiere eliminación del IVA si no hay bono gubernamental, ha sido venta lenta, si solo hablamos de venta de autos eléctricos es 0.5% de la venta de autos en México. Estamos en un momento en que el gobierno podrá revisar esquema de apoyos como lo hacen en el mundo para comprar y animar a la gente”, dice Eduardo Solís.
Sobre esta suposición de los incentivos, José Ignacio Martínez, de la UNAM, fue claro: “el programa de incentivos fiscales en Estados Unidos tiene que ver con dos cosas, principalmente; el deseo de impulsar su industria y que las concesionarias estadounidenses sigan siendo punto de lanza en la industria automotriz, pero también con una guerra comercial con China, nación desde donde se están poniendo en el mercado autos más accesibles en materia de precio”.
Pero “seamos realistas, si en México se dan incentivos para la adquisición de este tipo de autos (autos eléctricos), entonces diríamos que se trataría de un movimiento populista proviniendo del gobierno en curso”.
En Estados Unidos –comenta– “eso es populismo, pero no se dice porque hay transición tecnológica. En México no podríamos suponer ese planteamiento. Que el gobierno otorgue incentivos a los consumidores por comprar un auto, caeríamos en temas políticos populistas”, dice.
“La transición de la industria automotriz, de energía fósil a energía eléctrica sería al 2080”. El académico menciona que, en la zona rural de la Ciudad de México, como en Cuajimalpa, Milpa Alta, la gente acarrea en burros, como fuente de carga y "pensar en la transición tecnológica de la industria automotriz reflejaría aún más la desigualdad económica y social".
Destaca que tampoco se ve a las empresas automotrices hablen de financiamiento porque esperan que el gobierno sea el que impulse el cambio.
Por otro lado, respecto al tema de estímulos fiscales, la Asociación Mexicana de Hidrógeno y Movilidad Sostenible destaca que se debe promover el no cobro de casetas para los vehículos eléctricos; estímulos en el uso de parquímetros y el uso de carriles no fiscales.