La reforma judicial libró una larga batalla hasta su promulgación en septiembre del año pasado que se tradujo en la elección, el pasado 1º de junio, de diversos cargos del Poder Judicial Federal y en 19 entidades federativas de los Poderes Judiciales locales.
Hay que decir que para llegar a la jornada electoral el proceso fue muy complicado, ya que, de entrada, no contó con los recursos suficientes para su realización, varias de las decisiones que fue adaptando el INE como responsable de su organización fueron controvertidas; en el camino varios jueces emitieron diversas suspensiones que tuvieron que ser resueltas por el Tribunal Electoral; medios de comunicación polarizados en opiniones diversas; paros del Poder Judicial, entre muchas más.
El día de la elección a pesar de que múltiples instancias participaron en la promoción y difusión de esta contó solo con una participación de alrededor del 13%; porcentaje que estuvo lejos de fortalecer un ejercicio de esta naturaleza, inédito en nuestro país por ser la primera ocasión de este tipo en llevarse a cabo.
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Consecuentemente, el abstencionismo en términos generales registró un 87%, mismo que deberá ser analizado con detenimiento y profundidad para conocer los motivos por los cuales la ciudadanía no asistió a las casillas a ejercer su derecho al sufragio.
Pasada la elección surgieron diversas manifestaciones que ponían en duda algunos procesos y etapas del proceso electoral; desde el propio INE algunas y algunos consejeros electorales manifestaron presuntas irregularidades y se han multiplicado los medios de impugnación que reclaman desde el incumplimiento de la paridad de género, la defensa de derechos político-electorales, solicitud de recuento de votos, hasta reclamos por los criterios adoptados por el INE para la revisión de promedios de personas candidatas a juzgadoras, las impugnaciones que solicitan la nulidad de la elección judicial, entre otras. Todos, temas que ha ido resolviendo el Tribunal Electoral.
Independientemente de esto, hoy tenemos personas juzgadoras electas que en el mes de septiembre, una vez que el Tribunal Electoral haya resuelto diversos medios de impugnación, tomarán posesión del cargo las que resulten de este proceso electoral y litigioso, pero ¿qué espera la ciudadanía de las y los nuevos juzgadores? ¿Qué se espera del Poder Judicial?
En principio, todas y todos esperamos que se hayan elegido a las y los mejores perfiles, con la mejor trayectoria académica y profesional y que, en un corto plazo se pueda presenciar una solidez del Poder Judicial que legitime democráticamente el sistema judicial con resultados tangibles a través de sentencias que garanticen el acceso a una justicia plena y expedita.
La legitimación de las personas juzgadoras por vía del voto no debe traducirse en sumisión, en obscuros intereses políticos que quebranten la obligada independencia judicial.
La dirección que deben de asumir las y los ministros, las y los magistrados, y las y los jueces es analizar con profundidad y apegado a Derecho los asuntos que sean de su competencia y resolver conforme a la Ley, sin ningún tipo de presiones de cualquier actor político.
El Poder Judicial debe ser ese contrapeso constitucional que de equilibrio jurídico a nuestro sistema político; que sea garante de los derechos fundamentales, con acceso a una justicia plena para los pueblos indígenas, así como de otros grupos vulnerables; que proteja la libertad de expresión; la paridad de género; el derecho a la información pública, entre otros aspectos que son de interés de toda la población.
Adicionalmente, esperamos personas juzgadoras de un Poder Judicial que rinda cuentas y comparta indicadores de información bajo los elementos de una transparencia proactiva en beneficio de la ciudadanía.
En este nuevo capítulo de la historia judicial de nuestro país, las personas juzgadoras deben de ser conscientes que hoy, más que nunca, diversas instancias y sociales, organizaciones de la sociedad civil, la academia, los medios de comunicación y la ciudadanía, será vigilante del actuar de este nuevo Poder Judicial.
A todas las personas que asumirán esta gran responsabilidad, nuestros mejores deseos de éxito y triunfo.