Al iniciar su gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum ha establecido un plan de cien días en los que definirá su programa sexenal para consolidar el segundo piso de la Cuarta Transformación, pero también tendrá que reforzar los aciertos y corregir los errores de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, empezando por realizar acciones efectivas para restablecer la seguridad en el país.
La presidenta ha señalado que “no se trata de llegar el primero de octubre a planear sino a ejecutar nuestras acciones principales y la construcción del Plan Nacional de Desarrollo”.
Estas acciones inmediatas forman parte de un plan de cien días, que posiblemente presentará este primero de octubre, igual que en su momento lo hizo López Obrador así como otros mandatarios mexicanos, siguiendo una tradición que inició el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt para pedir el apoyo del Congreso de su país en 1933 ante la emergencia que planteaba la Gran Depresión.
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“La herencia que está a punto de recibir Sheinbaum –advirtió el historiador Lorenzo Meyer– es muy valiosa, pero a la vez muy problemática. El camino que AMLO ya no pudo andar lo debe recorrer ella sola y eso implica, entre otras cosas, recuperar la seguridad pública, recuperar el crecimiento de la economía sin sacrificar los valores de la izquierda para así lograr reducir la pobreza hasta dejarla en una expresión mínima, acelerar y hacer más efectivo el combate a una corrupción endémica, rehacer todo el aparato de impartición de justicia incluyendo fiscalías, reducir al máximo la presencia territorial e influencia del crimen organizado, mantener de manera efectiva la separación entre poder político y económico e impedir la reemergencia del poder oligárquico, redefinir el papel de las fuerzas armadas, etcétera” (El Universal, 22-09-2024).
Sheinbaum inició su campaña, el primero de marzo en el Zócalo de la Ciudad de México, presentando 100 compromisos para la transformación y tras recibir su constancia como como presidenta electa, el 15 de agosto, comenzó a reunirse con los integrantes de su gabinete, en lo que denominó “encerronas” para definir lo que harán en los primeros 100 días de su gobierno y las principales líneas de su Plan Nacional de Desarrollo, para “que todo mundo tengamos claro qué es lo que vamos a hacer y cómo lo vamos hacer”.
Hace apenas unos días, la oficina de transición de la presidenta Sheinbaum dio a conocer la estrategia de seguridad para los primeros 100 días del nuevo gobierno federal. Se enfoca de manera directa en la disminución de la violencia, bajo la dirección de quien será el nuevo secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
El nuevo modelo propuesto por el gobierno, informó el periodista Fabián Evaristo en La Silla Rota, se divide en objetivos, estrategias, coordinación, fortalecimiento de investigación e inteligencia y del SESNSP. Se destaca de manera inmediata la necesidad de reducir la incidencia de homicidios dolosos y delitos de alto impacto, que afectan grandes zonas de nuestra geografía, las cuales enfrentan cruentas disputas criminales en estados como Sinaloa, Sonora, Chiapas y Michoacán, entre otros.
Han comenzado los primeros tres meses de gobierno, considerados como un “plazo de gracia” en los cuales los presidentes han marcado su estilo personal de gobernar. López Obrador, tras rendir protesta como presidente en 2018, encabezó una concentración en el Zócalo de la Ciudad de México, donde recibió el bastón de mando de los pueblos originarios y presentó 100 compromisos, aplicando el principio de que, “por el bien de todos, primero los pobres”, frase emblemática de su gobierno.
Anunció la creación de la Guardia Nacional y dijo que “ante el problema de la inseguridad lo pertinente es atender las causas que originan la violencia”, además de comprometerse a investigar a fondo la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, para “conocer la verdad y castigar a los responsables”, promesas que, desgraciadamente, no se cumplieron.