28S DÍA DE ACCIÓN GLOBAL POR EL ABORTO LEGAL, SEGURO Y ACCESIBLE

A favor del aborto

Si comenzáramos a hablar más sobre el aborto, sabríamos que muchas lo hemos considerado por un motivo y otro, y muchas lo han elegido, por lo mismo. | Graciela Rock Mora

Escrito en OPINIÓN el

Conozco pocas personas que hayan abortado. No, corrijo, conozco pocas personas que hablen abiertamente sobre haber considerado o tenido un aborto. Y sin embargo, los datos me dicen que conozco a muchas personas que han elegido (o considerado) interrumpir su embarazo.

Entonces, ¿por qué no estamos hablando de ello? La respuesta podría parecer obvia, el estigma, la vergüenza (y en aún demasiados casos, la ilegalidad) enlazadas al aborto voluntario (y al involuntario, también) sigue haciendo que este proceso esté envuelto en secretismo y soledad. 

Quien haya buscado un poco, sabe que existen cientos de grupos de apoyo y acompañamiento para aquellas mujeres que buscan quedarse embarazadas, o para quienes están pasando un embarazo (fácil, difícil, de riesgo, múltiple…), clases de yoga para embarazo y puerperio, cientos –si no miles– de libros y recursos para transitar la concepción, el embarazo, el parto; pero cuando se trata del aborto, nos quedamos bastante a ciegas. A diferencia de un embarazo y un parto, podría parecer que creamos que no conocemos a nadie que haya pasado por esto, nadie que nos pueda –o necesite– orientar, acompañar, entender. Pero, sí conocemos a alguien, todos y todas conocemos a alguien. Por que los números oficiales nos dicen que en México, por cada 100 nacimientos hay aproximadamente 44 abortos, que por cada 1000 mujeres entre 15 y 44 años, hay 33 abortos

Si comenzáramos a hablar más sobre el aborto, sabríamos que muchas lo hemos considerado por un motivo y otro, y muchas lo han elegido, por lo mismo. Si empezáramos a hablar entre nosotras, sí, pero también en público sobre los miedos y los deseos, sobre los planes de vida que se tuercen, sobre la violencia, sobre la maternidad compleja, sobre el embarazo y el parto, y la soledad que puede ser el puerperio, y de todas las cosas que ponemos en la balanza y nos preguntamos ¿quiero tener este bebé? Y si nos acompañáramos a encontrar esa respuesta, sin la expectativa de los mandatos sociales; si todo eso pasara, nos daríamos cuenta que son muchas quienes han estado ahí, que podríamos ser cualquiera de nosotras, si no lo hemos sido aún. 

Cuando supe que estaba embarazada de mi primera hija, tuve la visita médica donde me confirmaron el embarazo y el tiempo aproximado (unas seis semanas y media), la enfermera me preguntó algunas cosas sobre mi historial, y como si nada, me preguntó si era un embarazo deseado. Tardé un segundo largo en contestar, más por la sorpresa que por otra cosa, durante el cual la mujer me ofreció una mirada casi cómplice. De entonces a ahora he pensado muchas veces en ese momento, en la sutileza y amabilidad con la que abrió la puerta a poder decir “no, no quiero tener este bebé”; a la tranquilidad con la que, de haberlo querido, hubiera podido acceder a la opción de no tenerlo. Hace no mucho, una amistad me compartió su experiencia al buscar un aborto, también le sorprendió lo sencillo, lo amable que fue todo. “En nuestros países, hubiera sido una pesadilla”, y sí. 

El primer estado en México que despenalizó el aborto fue el aún DF, la Ciudad de México, en 2007. Yo tenía 22 años. De entonces a ahora, he aprendido que no todas quienes abortan lo hacen llenas de miedo y culpa, que hay abortos felices y que la mejor forma de asegurar abortos seguros es que sean legales y accesibles. Entendí que las prohibiciones impactan mayoritariamente a las mujeres empobrecidas, que las condicionales para el aborto son un control misógino sobre el cuerpo de las mujeres disfrazado de progresía. 

Diecisiete años después de la Ciudad de México, aún hay siete entidades en el país donde el aborto está penalizado. Y los avances que se han logrado a favor de la autonomía y los derechos reproductivos de las mujeres están amenazados en todos lados, en México, entre otras cosas, con la reforma judicial; pero no solo eso y no solo aquí. La movilización para defender –o lograr– el derecho al aborto libre, legal, seguro, gratuito y accesible está activa en muchos territorios, porque las políticas antiderechos van retomando fuerza a velocidad aterradora, y el cuerpo de las mujeres y su autonomía continúan siendo percibidos como terreno de conquista política. 

El acceso al aborto podría parecer un tema controversial, pero no debería serlo a nivel de política pública. Los datos son transparentes, cuando se penaliza el aborto, las muertes enlazadas a abortos inseguros incrementan exponencialmente. Una política que ponga al centro los derechos sexuales y reproductivos necesariamente incluye educación sexual clara desde la infancia, acceso a métodos anticonceptivos gratuitos y acceso libre y gratuito a aborto seguro.

Gracias a las muchas mujeres que han hablado de sus experiencias, a quienes comparten sus conocimientos, a quienes pusieron y siguen poniendo el cuerpo, literalmente, en acompañar, en manifestarse, en luchar por el derecho a elegir sobre nuestros cuerpos, gracias a todas esas personas, estamos hoy aquí, al filo del 28S Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible, porque no pararemos hasta que todas las mujeres y personas gestantes tengan derecho de elegir.

¡Por maternidades libres y deseadas, por abortos libres y seguros

Graciela Rock Mora

@gracielarockm