CONFERENCIA DE ACCIÓN POLÍTICA CONSERVADORA

El neoconservadurismo al ataque

La próxima reunión de la Conferencia de Acción Política Conservadora en nuestro país, es un banderazo para conseguir que en México cuajen los planes de la derecha neoconservadora internacional. | Teresa Incháustegui Romero

Escrito en OPINIÓN el

Se está preparando en la capital mexicana la celebración de una reunión de  la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el mayor y más influyente foro de movimientos de derecha del mundo, donde participarán líderes y actores sociales que enarbolan posturas conservadoras en Estados Unidos, Europa y América Latina. En México está promovida por Eduardo Verástegui, tamaulipeco y actor, nacido en una familia cañera, activista provida, opositor a la eutanasia y a los derechos homosexuales y de la diversidad sexo-genérica. De la filantropía y los reconocimientos otorgados por instituciones religiosas (1), pasó al activísimo político, postulándose como candidato a la presidencia en 2024. Como fundador del movimiento ultracatólico Viva México, Verástegui defiende tres principios: Dios, la Patria y la familia, y con el apoyo de Trump ha recorrido Europa y América para reunirse con líderes y organizaciones ultraderechistas.

En este cometido, la próxima reunión de la CPAC es un banderazo para conseguir que en México cuajen los planes de la derecha neoconservadora internacional, en favor de la formación de un movimiento ultraderechista mexicano que revierta las tendencias del cambio socio cultural y político que en México se ha iniciado con la llegada de la 4T.

La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que une hoy día a los representantes del paisaje variopinto que es ahora la derecha neoconservadora en el mundo, agrupa desde neonazis autócratas como Víktor Orban, al delirante ultraliberal Milei, el ultracatólico Santiago Abascal, expresidentes como Bolsonaro, y supremacistas blancos de todos los continentes. Con el liderazgo de la derecha norteamericana, se ha tomado la encomienda de buscar construir un frente de toda la vieja y la nueva derecha mexicana nucleando a capas de todas las clases sociales, que en el marco de la debacle partidaria opositora de la pasada elección y movidas por el odio, el resentimiento o el miedo a fantasmas como “el comunismo”, “el ateísmo”, “la perversión” etc.,  para dar un giro al escenario político en México.

La mercadotecnia política de estos grupos tiene dos frentes: uno al que podríamos llamar terrorista cultural, que agita las banderas de la descomposición moral y la defensa de valores caros a la fe cristiana (ultracatólica y evangélica), como un espantajo que alerta sobre el “peligro” de movimientos como el feminismo, la defensa de la diversidad sexo-génerica, pero también de la diversidad racial y cultural que viene de la mano de la inmigración, en la defensa de un nacionalismo a ultranza centrado en la defensa una Patria blanca, la familia tradicional (prátricamente inexistente en nuestra geografía) y una fé integrista. Pero que termina en la intolerancia y la persecución de todo lo diferente, porque este es un frente  en realidad para el consumo de la clases subalternas. 

El segundo frente que es el del identitario de las élites nucleadas en estos movimientos, es el frente económico. La propuesta de un capitalismo sin freno, un neoliberalismo a raja tabla que ya no requiere del estado más que para la contención política y la seguridad de la propiedad de los grandes propietarios. 

La historia de este segundo frente data de neoliberales a ultranza convencidos de que el estado estorba aún para la gobernabilidad y el control de conflictos, y que la democracia es en realidad -como dijera Marx- un estorbo para el capital es larga, pero es dable recordar que las propuestas de la Comisión Trilateral (1973) para reformar al Estado –integrada por los líderes de la OCDE– y cambiar las esculturas sociales ante la crisis de los 70s, tuvo por consigna “Hacer gobernable la democracia”, fue redactada por algunos destacados de intelectuales que eran parte de la primera ola neconservadora como: S.Huntington, M.  Crozier y J. Watanuki. Su Informe motejeado como el “Progama de máximos del neoliberalismo”, da origen al llamado “Consenso de Washington” con su receta de cambios estructurales para enfrentar la crisis fiscal del Estado y el estancamiento económico de los 70s-80s.

Las propuestas de este Informe centradas en el cambio estructural del Estado y la despolitización de la economía del bienestar, que atendía las demandas y conflictos redistributivos entre las clases sociales desde la posguerra, fue el primer paso para la conversión de los gobiernos del Estado de Bienestar en los ejecutores de las transformaciones neoliberales (privatización, desregulación, apertura económica, y “devolución a la sociedad” (léase iniciativa privada ) Encabezados por dirigencias o liderazgos políticos todavía formados en la cultura reivindicativa de los 60 y 70, estas políticas se aderezaron en los años 90 con retórica y medidas progresistas a favor de las mujeres, las minorías sexuales, la diversidad cultural, racial y los grupos etarios. Como ha señalado Nancy Fraser, en lugar de la política redistributiva del liberalismo democrático o la socialdemocracia, la política del reconocimiento de derechos que enarbola lo que ella llama el neoliberalismo progresista encabezado por los demócratas Clinton, Obama, forja el auge del feminismo de estado y los derechos de la comunidad LGBTQ+ , e incluso de la consigna o llamado “al derecho por tener derechos” de los noventa y la primera década del siglo XXI. 

Cuando sobreviene la crisis de la globalización neoliberal en el 2008 y los multicelebrados "avances económicos" del neoliberalismo muestran su verdadera faz empobrecerdora de las generaciones, precarizadora de la vida y antihumanista, el futuro de estas élites neoliberales progres, se comienza a oscurecer.  El fortalecimiento del Tea Party con la consiguiente descomposición del viejo republicanismo del bienestar y la llegada de Trump en EU y el crecimiento de la ultraderecha en Europa, marcará el momento de quiebre. Aunque la pandemia de covid-19 fue lo que puso el último clavo al ataúd de este neoliberalismo progre. 

Con el colapso de la globalización y el libre comercio despuntó  la guerra económica entre Euramérica  y Asia (China) que se ha conjugado y trasladando del plano económico al plano bélico. El neoliberalismo está ahora redefinido y liderado por neoconservadores o ultraderechistas que no están a favor ni del reconocimiento de derechos, ni de la redistribución de recursos, a menos que sea reconocimiento de los derechos omnímodos de la plutocracia planetaria (1% de la población) y la redistribución de los costos de todos los males hacia el 60% integrado por los sectores medios y pobres.

Pero como reconocen la necesidad de paliar o al menos gobernar la miseria, mientras los robots y la IA sustituyan el trabajo manual y pesado, los líderes Neocons requieren sustituir los servicios sociales y de cuidado que aún quedan a cargo  del estado, o que se requieran por necesidades imperiosas, regresando a las mujeres al hogar. Así, buscan reestablecer el dominio masculino de los abollamientos que le haya producido  el reconocimiento de los derechos de las mujeres, volviendo a entronizar la prohibición del aborto, el salario masculino como fuente de ingreso del hogar. Restablecer la autoridad paterna en la familia y subordinar o anular los derechos de los niños y niñas como interés superior a los padres y al estado. Blindar las puertas al " reblandecimiento de la masculinidad" que le han propinado tanto el empoderamiento femenino como la normalización de  homosexualidad y otras identidades sexo-genéricas. 

Aunque el plato fuerte, encarnado en el gobernante (es un decir) argentino es el ordoliberalismo: es decir, hacer que las leyes del mercado, donde gana el que tiene más dientes, recursos y habilidades, sea la norma para toda vida humana. Buscan así eliminar todas las regulaciones al mercado y el capital, incluyendo aquellas que son parte sustantiva de los derechos sociales más elementales; la alimentación, salud y la seguridad en el trabajo abriendo en cambio, todas las puertas de acceso a todos los recursos para los grandes capitales trasnacionales. En esa línea, reducir o eliminar los impuestos, jibarizar al estado al estilo motosierra; eliminar  las políticas públicas en educación, vivienda. Que todo se compre y todo se venda, que las personas pobres o sin propiedad sirvan para explotar el trabajo de otros, luchen con uñas y dientes, unas contra otras, por el sustento diario y que quién no logre salir avante, se haga un lado y se dé por muerto. Trump es el líder de la nación que oferta el ideario, pero Milei encarna el programa. Por eso es el plato fuerte del evento.

1. Verástegui ha recibido según Wikipedia, los reconocimientos siguientes: En 2009 - Distinción otorgada por el Papa Benedicto XVI en la Capilla Sixtina y una Beca de Honor del Colegio Internacional de Peña orada en León, España, así como el Premio HazteOir.org por su activismo en favor de la familia y la vida. En 2010 recibió el Premio Tomás Moro por defensa de la vida humana y la familia, dado en Paraguay por una organización religiosa; En 2010, el Premio Madre Teresa de Calcuta otorgado por el Parlamento Italiano por la película “Bella” otorgado por el Diputado Carlo Cassini, quien es también presidente del Movimiento Pro-vida en Italia,

Teresa Incháustegui Romero

@terinro