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¿Otro estilo personal de gobernar?

El estilo personal de gobernar de la presidenta Sheinbaum sí será muy diferente al del presidente López Obrador. | José Antonio Sosa Plata

Escrito en OPINIÓN el

Desde su primer discurso como ganadora de la elección presidencial, Claudia Sheinbaum ha ido delineando las características principales de lo que será su estilo personal de gobernar. Si sus acciones confirman lo que está comprometiendo veremos, sin duda, un modelo muy diferente al del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El estilo personal de gobernar es un concepto que se remonta al México de los años setenta del siglo pasado. Dos intelectuales. Frank Ralph Brandenburg (The making of modern Mexico) —pero sobre todo Daniel Cosío Villegas— lo colocaron como un referente sobresaliente para estudiar con mayor precisión y profundidad a los presidentes de la República del México post revolucionario.

Con base en las investigaciones más avanzadas, el estilo personal tiene 7 características principales: carisma y liderazgo; forma de tomar las decisiones; relación con otros poderes, gobiernos e instituciones; visión ideológica; estructura y alcances de las políticas públicas; comunicación con el pueblo; y manejo de conflicto y crisis.

Todas estas características y sus respectivos desgloses están relacionados con la manera individual y única con la que cada mandatario o mandataria dirige al país. También con la personalidad, capacidad, experiencia política y profesional, valores éticos, ideología y perfil de imagen que correspondan con el contexto histórico durante el periodo en que fue electo/a para gobernar.

Entérate: Sheinbaum: "La presidenta, la única que decidirá sobre seguridad".

El estilo de gobernar no se hereda ni puede ser una copia fiel del antecesor. Afirmarlo de esta manera es un argumento falso. Cuando así se hace, la intención es desacreditar a quien llegó al poder en forma legitima. El estilo es un sello único y con margen amplio de acción que el mismo sistema democrático le ofrece abiertamente al gobernante.

El estilo personal de un gobernante tampoco es estático. Se tiene que ajustar al dinamismo y la velocidad con la que cambia la realidad política de un país. Quienes se escudan en la “congruencia” para mantenerse firme a ciertas posiciones o decisiones, aún cuando sean erráticas, se acercan más al perfil de los liderazgos autoritarios.

Por supuesto que las obras emblemáticas del presidente López Obrador —y prácticamente todas las reformas que ha enviado al Congreso— seguirán su cauce. Pero en seis años son muchas las cosas que se pueden ajustar o cambiar radicalmente. Como no están dadas tampoco las condiciones para un maximato, lo más probable es que terminará imponiéndose el estilo personal de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Por si no lo leíste: Sheinbaum promete a empresarios reforma judicial sin autoritarismos; presume inversión y "súper" peso.

Para comprender mejor el estilo personal de la presidenta electa Sheinbaum, partamos de lo que dijo Daniel Cosío Villegas, al analizar el estilo personal de gobernar del ex presidente Luis Echeverría: “Una parte sustantiva de la política se explica más por las características personales de quien concentra y ejerce en grado desmedido el poder, que por las condiciones estructurales del sistema en que ese poder se ejerce”.

Desde esta perspectiva, la Dra. Sheinbaum ha delineado un estilo a partir de las siguientes premisas:

  • Tendrá un gobierno honesto, eficaz y cercano al pueblo.
  • El principio rector de su proyecto seguirá siendo: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
  • Gobernará para todas y todos, con apego estricto a la ley y privilegiando la reconciliación.
  • En su administración no habrá influyentismo, corrupción ni impunidad; la estrategia de seguridad pública estará bajo su responsabilidad y no se militarizará al país.
  • Mantendrá la austeridad republicana, la autonomía del Banco de México y la disciplina fiscal.
  • Favorecerá la división del poder económico y del poder político.
  • Encabezará un gobierno democrático, en el que no habrá autoritarismo ni represión; se procurará justicia y se fortalecerá la autonomía del Poder Judicial.
  • En el plano internacional seguirá trabajando en beneficio de nuestros pueblos y nuestras naciones, como vecinos, socios y amigos que somos, siempre respetando nuestras soberanías.
  • El perfil de las personas que conformarán su gabinete privilegiará tres elementos: conocimiento del área que tendrán bajo su responsabilidad, convicción y honestidad.
  • Tendrá un gobierno transparente y promoverá la participación ciudadana.

Estos son los principales rasgos que la presidenta electa ha delineado hasta el momento. Quiere dejar la impresión del gran parecido que tiene con el estilo del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero a todas luces no es lo mismo. El tiempo irá precisando y afinando su estilo personal, ya que resultará imposible ocultarlo o disfrazarlo.

Consulta: Lorenzo Meyer. "El estudio del poder y el poder del estudio: Daniel Cosío Villegas", en Boletín Editorial de El Colegio de México, septiembre-octubre de 2001, pp. 20-24.

En los sistemas presidencialistas, el estilo personal de gobernar es más que un referente. Es una visión, un rumbo y una guía. Es parte esencial de la narrativa que establece el gobernante con las y los gobernados para mantener la confianza y elevar los niveles de apoyo y popularidad. Es el sustento de la Imagen Objetivo a proyectar y uno de los puntos de apoyo más importantes de su legitimidad.

En las democracias modernas, el estilo personal de gobernar se define, diseña y estructura profesionalmente. Ya no se deja al libre albedrío. Además, se articula con la narrativa del proyecto de gobierno y reitera en el discurso y mensajes clave de todas las comunicaciones con la sociedad civil.  Por lo tanto, se valida, supervisa y evalúa para elevar sus niveles de eficacia, porque cuando se improvisa pueden salir a flote la incongruencia, contradiccio´n, improvisacio´n, desmesura o ignorancia

En forma sobresaliente, la estabilidad y gobernabilidad de una nación también dependen de las características individuales de sus presidentes. La responsabilidad a partir del primero de octubre será de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. Y hasta ahora las señales que está dando se perciben favorables para nuestra democracia.

Recomendación editorial: Gideon Rachman. La era de los líderes autoritarios. ¿Cómo el culto a la personalidad amenaza la democracia en el mundo? Barcelona, España: Editorial Crítica, 2022.

 

José Antonio Sosa Plata

@sosaplata