SUCESIÓN PRESIDENCIAL

Sin tiempo que perder

A casi un mes de la victoria de Claudia Sheinbaum, analizamos el fenómeno electoral que tiñó de guinda el país y los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

A casi un mes de la jornada electoral, se han realizado todo tipo de análisis y comentarios para tratar de explicar el fenómeno electoral que llevó a la presidencia de Claudia Sheinbaum y que tiñó de guinda el país. 

Ciertamente ya hay algunas conclusiones, en especial las que tienen base cuantitativa, como el porcentaje de participación, la distribución socio gráfica del voto, las externalidades más notorias derivadas de la intromisión del discurso presidencial y el impacto de los programas sociales, pero de fondo,  prevalece el pasmo de muchos actores y la repartición de culpas, en especial, al interior de los partidos políticos.

Mientras tanto, con alguna excepción, Morena y sus aliados aceleran el paso para mostrar unidad y para poner en marcha las reformas que ha urgido el presidente Lopez Obrador, así lo acreditan las declaraciones de la virtual presidenta electa, apurada a concretar la reforma judicial y la integración total de la guardia nacional a las fuerzas armadas y otras reformas pendientes que no avanzaron en el sexenio ante la presión de las marchas ciudadanas y  el cierre de filas de la oposición en el congreso

Llama la atención que, aún sin tener asegurada la mayoría absoluta en el senado –a dos escaños de alcanzarla– dan por un hecho las reformas, anticipando las maniobras que ya están en curso para presionar y tratar de doblar a los legisladores de la oposición. Sin ninguna consideración a las prácticas democráticas, hacen encuestas a modo, desprecian el parlamento abierto y programan foros de discusión totalmente controlados a fin de sacar adelante, sin moverle una coma, las reformas que ha ordenado el presidente desde palacio.

Con enorme claridad, Beatriz Paredes hizo ver el peligro de imponer la fuerza de la mayoría sin ninguna consideración al diálogo, la razón y los contrapesos de los sectores afectados; usar el argumento de la mayoría y tratar de imponerla mecánicamente es una práctica autoritaria generadora de calamidades, ya que  “Cuando las mayorías no tienen razón, suceden aberraciones históricas” de consecuencias insufribles.

Ante los cambios anunciados, conviene hacer una pausa, desterrar el pánico y dar paso, sin tiempo que perder, al análisis objetivo de la nueva realidad política. Ciertamente  hay incertidumbre ante el desempeño del nuevo gobierno y el perfil de los funcionarios designados para integrar el gabinete, pero no hay inestabilidad. 

Sin ingenuidades, debemos considerar los cambios propuestos, asumir la transitoriedad de estos ante las restricciones de los recursos disponibles y la reacción de los mercados internacionales y estar atentos a la composición final de las cámaras en el Congreso. Los nuevos legisladores de oposición representan una oportunidad de contrapeso ante cualquier imposición, de ahí que habrá que dialogar con ellos y realizar un marcaje personal a su desempeño. 

Adicionalmente, es preciso recuperar la fuerza y la voz de la mayoría de los ciudadanos, que no votó a favor del gobierno o que se abstuvo.  Ante las primeras muestras de sumisión inmediata de algunos sectores, conviene recordar que el mayor daño político ante un régimen con tendencia autoritaria y con mayoría dominante, es renunciar a los naturales contrapesos a los que obligan los principios y los legítimos intereses de la sociedad. 

 

Marco Adame

@MarcoAdame