8M EN ECATEPEC

Construir el feminismo desde la periferia: marchar el 8 de marzo en Ecatepec

La marcha del 8 de marzo en Ecatepec de Morelos evidencia las distintas realidades que enfrentan las mujeres en la periferia, especialmente en un municipio conocido por sus altos índices de feminicidio. | Karina Avilés Albarrán*

Escrito en OPINIÓN el

El 8 de marzo (8M) es el Día Internacional de la Mujer, una fecha que desde hace algunos años se ha vuelto de las más significativas para el movimiento feminista. Ese día se suele teñir de color violeta las calles del país. Sin embargo, al igual que existe una diversidad de mujeres con diferentes experiencias también existen diferencias entre los territorios en que se sale a marchar

 ¿Qué significa salir a marchar en la periferia? En este texto me centraré en hablar desde la experiencia vivida en el municipio de Ecatepec de Morelos, uno de los municipios que conforman la periferia de la Ciudad de México. La marcha del 8M del año en curso que se realizó en Ecatepec contó con máximo 150 manifestantes durante un trayecto que partió del llamado “Puente de Fierro” y terminó en el Centro de Justicia para las Mujeres en Ecatepec, la cual es parte de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.  

Marchar en un municipio considerado como uno de los más peligrosos de México para ser mujer debido a sus alarmantes y elevados casos de feminicidio es un acto de resistencia. Por lo tanto, la marcha del 8M desde este territorio se ve atravesada por la denuncia de los feminicidios y de la violencia de género. Así, las familias de las víctimas –en su mayoría mujeres y madres– van a la cabeza de la movilización. No solo eso, el dolor se hizo uno durante el recorrido cuando se realizó un alto en el lugar donde se encontró el cuerpo de una de las víctimas. 

Marchar en la periferia conlleva a estar siempre alerta para que los chóferes del transporte público no se metan entre la movilización y atropellen a las participantes. Pero también implica ver a las señoras desde sus hogares levantar el puño, asomarse desde sus puertas o ventanas y aplaudir para demostrar su apoyo mientras el contingente pasa. No pueden asistir a la marcha, pero la apoyan, al igual que aquellas mujeres sonando el claxon de sus autos como un acto de complicidad. 

¿Por qué llegar al centro de justicia y no a la explanada del palacio municipal como se hace en la Ciudad de México? Para reclamar la resolución de las carpetas de investigación de violencia de género a una institución de gobierno hecha específicamente para dar justicia a las mujeres. Sin embargo, llegando al centro de justicia recibieron a las manifestantes con las puertas cerradas y con un cuerpo de seguridad que impedía la entrada y el diálogo. Las manifestantes se plantaron frente a la policía para narrar sus historias de violencias, demandar el seguimiento de las investigaciones de las denuncias presentadas y denunciar la revictimización por parte de las autoridades correspondientes. Además de exigir el acceso al centro de justicia para el esclarecimiento de sus casos, mientras se escuchaban las consignas: “pinches corruptos”, “queremos pasar”, “corrupción” y “justicia, justicia, justicia”.    

La explanada del palacio municipal se encontraba amurallada con vallas metálicas, al igual que los pocos monumentos existentes. Este es un método adoptado por varios gobiernos locales de México ante las movilizaciones feministas, lo cual, ha causado el cuestionamiento de las feministas sobre si ¿importa más cuidar a los monumentos que a las mujeres?, ¿importa más cuidar a los monumentos que escuchar las demandas de las madres de víctimas de feminicidio?, ¿importa más cuidar a los monumentos que dialogar con las protestantes sobre sus demandas?

Las jóvenes ecatepenses se apropian de estas vallas para hacer un muro de demandas y sentires. Escriben en cartulinas sobre los temas que más les afectan como el feminicidio, la violencia sexual, la periferia, las mujeres desaparecidas, pero también para reivindicar la lucha, la fuerza y la libertad: “Queremos vivir no sobrevivir”, “Valientes ya somos queremos ser libres”, “Tenemos fuego en el corazón”, “Juntas somos revolución”, “La maestra luchando también está enseñando”, “8M juntas”, “Fe-MINISTA”, “En Ecatepec también resistimos, DESCENTRALIZA TU FEMINISMO”, “Lo material se recupera una vida no”, “No te conozco pero yo si te creo”, “Juntas somos más fuertes”, “Ni una más”, “Feliz va a ser el día que no falte ninguna”, “Mi uniforme no provoca”, “Luchar hoy para no morir mañana”, “Todas las madres merecen ver a sus hijas volver”, “Por las que salieron a estudiar y no volvieron para graduarse”, “El feminismo es para todas no para las privilegiadas”, “Las mujeres de la periferia ya no estamos solas, ni vamos a callar”, “No se me olvida tu nombre, acosador”, “No fue mi culpa, yo solo venía de la escuela en transporte público”, “Marcho hoy porque estoy viva y no sé hasta cuándo”, “8M No celebres ¡Lucha!”.

Se termina con una sensación de que nadie escuchó... ¿Habrán valido la pena las horas caminando bajo el sol? Todo sigue su curso como normalmente pasa, no hay ningún comunicado de las autoridades sobre lo ocurrido. Solo quedan las emociones acuerpadas y las huellas de que “la periferia existe porque resiste”. 

Karina Avilés Albarrán*

Estudiante de Doctorado en Estudios del Desarrollo. Problemas y Perspectivas Latinoamericanas en el Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora. Cuenta con una Maestría en Sociología Política por el mismo Instituto y una Licenciatura en Sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco. Sus líneas de investigación se centran en los estudios feministas, el movimiento feminista, violencias y periferia.
 

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