ELECCIONES 2024

¿Respetarán el resultado de la elección del 2 de junio?

La posibilidad de reclamar “fraude electoral” el próximo 2 de junio se perfila como una estrategia de guerra sucia por parte de la oposición. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

La posibilidad de reclamar “fraude electoral” el próximo 2 de junio, asoma cada vez más como una artimaña que la oposición utilizará como parte de su estrategia de guerra sucia de cara a unos comicios en los que no compite, ni en la guerra de encuestas.

La oposición reaccionaria pretende recuperar terreno y restar ventaja a MORENA que mantiene la delantera en los sondeos de intención del voto frente a una “coalición” opositora que pretenden generar confusión, desestabilidad social y que parece estar dispuesta a dinamitar el proceso electoral de ser necesario.

¿Por qué aseveramos esto? La razón subyace en el mitin de la llamada “marea rosa” del pasado 18 de febrero en donde se leyó un manifiesto de 10 puntos que en general hacía un llamado a defender la “democracia” “la libertad” “el voto” y evitar, una “elección de Estado”. Dichos preceptos en conjunto, significan un blindaje y una justificación para las “acciones” que la oposición pondría en marcha para denostar y descalificar los resultados en caso de perder la elección presidencial y, por otra parte, representarían un arquetipo de su discurso “político” en caso de ganar.

En cualquier caso, la oposición buscará salir fortalecida de los comicios acosta de lo sea, aunque para ello, deban ensuciar los resultados, pues, el riesgo de perder representatividad en los congresos está latente, y si con su jugada logran poner en “duda” la legalidad de la elección presidencial, lo harán.

La narrativa del “narco presidente” seguirá siendo utilizada, aunque la Casa Blanca haya hecho el desmentido de la supuesta investigación por el hipotético financiamiento del narco a las campañas presidenciales de López Obrador. A la oposición reaccionaria no le importa que eso sea cierto o no, lo importante es generar la misma campaña de “miedo y confusión” que les “sirvió” en 2006.

En esta guerra frontal desatada por la oposición desde todos los medios de comunicación disponibles y afines a su narrativa que libran contra el gobierno y todo lo que huela a la 4T, apuntan las voces internas y aquellas que se dicen “independientes” y “defensoras de la democracia”, ha asegurar que la ventaja de Claudia Sheinbaum en la intención del voto, es “alcanzable y superable” como lo hicieron, dicen, en 2006. Con ello, está claro que la oposición estará dispuesta hacer “todo” lo que esté en sus manos sea legal o ilegal para evitar que MORENA mantenga la presidencia.

Por supuesto que nadie debería sorprenderse por las estratagemas utilizadas por la oposición, puesto que, algunos de sus principales actores, confesaron y aceptaron con el paso de los años, todas las artimañas utilizadas en las elecciones de 2006 para detener el ascenso a la presidencia de López Obrador, tan es así que algunas voces, lamentaron no haberle dado la “estocada final”.

Quienes se quejaban de la siembra de odio y polarización al inicio del sexenio, ahora generan odio y polarizan. La evidencia se presentó en el mitin del 18 de febrero, pues para muchos asistentes, no importa si existen o no, la posibilidad para establecer una línea de diálogo entre los distintos grupos sociales, no, para muchos de quienes estuvieron ahí, el punto principal fue la descalificación y el odio. La oposición se congratuló con ello, pese a la falta de argumentos políticos de quienes nutrieron la plancha del zócalo.

En Venezuela, los grupos conservadores opositores a Hugo Chávez, utilizaron la misma narrativa de inestabilidad social. El resultado de dicha propaganda, culminó con diversas convocatorias a las calles para expresar el rechazo y odio contra el entonces mandatario de ese país que llevo a la oposición a la tentación de ejecutar un golpe de Estado.

Lo anterior viene a colación porque en México como la Venezuela de entonces, la oposición perdió la brújula política y el pulso social y cuando ello ocurre, utilizan los ataques, las injurias, la denostación y la propagación de narrativas comunistas y dictatoriales como única propuesta “política” ante la falta de imaginación y compromiso con la política constructiva. Eso hundió a la oposición de aquel país hasta prácticamente desaparecerla. 

En el caso de México, la oposición quedó prácticamente nulificada luego de los comicios de 2018 y temen que vuelva a suceder, por eso, preparan el discurso del “fraude y la elección de Estado”. Fue tal el fracaso de la oposición en los comicios de hace seis años que, los considerados tres principales partidos políticos se fragmentaron y ahora, han tenido que formar una coalición para intentar competir. 

La oposición juega con fuego, y ha vuelto con la guerra sucia que, lejos de ser una propuesta política, es un ardid que ahonda las diferencias sociales, fomenta el desprecio y siembra animadversión entre los grupos sociales que emergieron en 2018. Está claro que ensuciar las elecciones, es una acción desesperada para contener la oleada progresista que encabeza el presidente
 

Ismael Jiménez 

@ijm14