Hace ya más de dos meses iniciamos una serie de artículos que tienen la intención de informar sobre los principales problemas de México y las cifras que nos dejan.
La primera entrega fue sobre salud y sobre el desastre en el que se convirtió el sistema dejando cerca de un millón de muertes que pudieron ser evitadas. La segunda entrega hablamos de seguridad y de la forma en que se han disparado las cifras en todas las materias, pero principalmente la de homicidios. La tercera semana hablamos de niñas, niños y adolescentes; la forma en que han sido abandonados. La cuarta semana hablamos sobre el abandono al campo, la quinta abordamos el tema económico, la sexta hablamos de medio ambiente, la séptima de turismo, la octava de personas con discapacidad y la novena sobre personas adultas mayores. Hoy será sobre relaciones internacionales.
Para empezar, hay que decirlo con todas sus letras: México perdió su liderazgo internacional. México, al menos desde 1982 que el canciller Alfonso García Robles ganó el premio Nobel por la consolidación del Tratado de Tlatelolco, respecto a armamento nuclear, había sido un líder internacional con voz potente y, particularmente durante el sexenio de Felipe Calderón, llegamos a ser un referente en temas ambientales… hoy sólo quedan cenizas de ese liderazgo.
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- Para empezar México ha sido un ausente en los temas internacionales porque al presidente López Obrador no le gusta salir y Marcelo Ebrard, aunque hizo un intento de suplirlo, nunca tuvo ni cercanamente el peso necesario. Algunos de los espacios que dejamos pasar son: Foro del G20 en Japón, junio del 2019, Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), septiembre 2019 y Cumbre de las Américas, junio de 2022. Además de la suspensión de la cumbre de la Alianza del Pacifico y posteriormente la cancelación del trámite oficial para traspasar la presidencia de ese organismo a la presidenta de Perú, cuando nuestro periodo oficial ya había terminado, pero los prejuicios del presidente nos hicieron quedar en ridículo; además suspendimos la cumbre de la Alianza de países de América Latina y el Caribe, en mayo de 2023.
- Aunque tradicionalmente nuestra balanza de pagos es deficitaria, en los últimos años esto se ha acentuado de manera importante. Si tomamos como referencia la balanza comercial con respecto al PIB, en 2021 México se ha movido del puesto 56 que ocupaba en 2020, hasta situarse en la posición 75 del ranking global.
- En inversión extranjera, López Obrador declaró: “México se ha ido ganando la confianza de inversionistas y empresas extranjeras como consecuencia de que la economía mexicana es fuerte”, sin embargo las cifras dicen otra cosa, si se compara el acumulado de los niveles de Inversión Extranjera Directa en Nuevas Inversiones durante los 17 trimestres de cada administración Federal, bajo el mandato de López Obrador se registra el menor nivel acumulado de 52 mil 827 millones de dólares, 12 mil 106 millones menos en comparación con los primeros 17 trimestres de la administración del presidente Vicente Fox… y todo esto a pesar de que vivimos el momento dorado del “nearshoring”.
- Por otro lado, la cercanía de López Obrador con gobiernos como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela, la participación directa en el Foro de Sao Paulo y las constantes faltas de sentido común que llevan a no condenar a Rusia y a Hamas, nos han puesto del lado de los autócratas y mientras los países europeos y Norteamérica tienen claro de qué lado se apoya a la democracia y a la libertad, nuestro gobierno se ha ido al lado opuesto.
Cada vez es más hostil el medio internacional para nosotros y aunque muchos celebran el trabajo de Marcelo Ebrard, en realidad no ayudó en prácticamente nada a detener esta tendencia. Se dice que el presidente que no asiste a las cumbres internacionales hace a su país parte de la negociación… o en otras palabras, si no estás, eres negociado y esa es nuestra realidad hoy. La de los autoritarios paseando en las ruinas de Palenque con López Obrador, la del ejército Ruso marchando en nuestro desfile de Independencia, la de Díaz-Canel y Maduro en nuestro país… ya ni Lula viene a acompañarlo.
Llevará décadas reconstruir el liderazgo de nuestro país en el mundo y no será fácil quitarnos el sello de los países populistas que no creen en la democracia… de ese tamaño es el reto que viene.