En pleno Día Mundial de las Personas Refugiadas, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Unión Europea presentaron en México un nuevo programa de apoyo para quienes se han visto obligados a abandonar sus hogares. La magnitud del desplazamiento forzado a nivel global supera los 132 millones de personas —una cifra comparable a la población entera de México—, reveló Giovanni Lepri, representante de ACNUR en el país.
"Una de cada 67 personas en el mundo ha tenido que dejar su hogar por razones que escapan a su voluntad: violencia, amenazas o persecución", alertó Lepri durante la presentación del programa, que contará con una inversión inicial de 22 millones de pesos por parte de la Unión Europea.
El fenómeno, lejos de aminorar, se intensifica. Si todas las personas desplazadas se agruparan en un solo territorio, conformarían el doceavo país más poblado del planeta. América, aunque no tiene guerras entre naciones, concentra el 20% de esta población desplazada.
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México: de país de tránsito a destino
México se ha convertido en los últimos años en un destino creciente para personas refugiadas y solicitantes de asilo. Aunque históricamente ha sido una nación de tránsito, hoy comienza a consolidarse como un punto final para muchas personas desplazadas, particularmente de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica.
"En nuestros análisis, hace dos o tres años solo el 11 o 12% de las personas encuestadas decía que México era su destino. Hoy, esa cifra ha subido al 65%", explicó Lepri.
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El número de solicitudes de asilo en el país ronda actualmente las 100 mil por año, especialmente desde 2020. Sin embargo, las capacidades institucionales para atender esta demanda no han crecido al mismo ritmo.
Políticas antimigrantes no detienen el éxodo
Lepri fue enfático en señalar que las políticas antimigrantes, cada vez más comunes en diversas regiones del mundo, no han logrado frenar los desplazamientos forzados.
“Quien se desplaza por violencia o persecución sigue haciéndolo, a pesar de las restricciones. La decisión es simple: quedarse y arriesgar la vida o salir y tal vez tener una oportunidad”, expresó el representante de ACNUR.
En este contexto, subrayó la importancia de fortalecer las capacidades institucionales de países receptores, como México, para atender a esta población vulnerable.
COMAR, bajo presión
Una de las principales instituciones mexicanas para atender a personas refugiadas, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), enfrenta una reducción significativa de recursos. Aunque desde 2021 existe un convenio con ACNUR para apoyarla, recientemente el financiamiento ha bajado en un 20%.
“Esto se traduce en menos personal y menor capacidad de respuesta”, advirtió Lepri. Aunque se busca hacer más con menos, las limitaciones son evidentes. Cada día, alrededor de 250 personas nuevas solicitan asilo en México.
La advertencia del representante fue clara: “Si se reduce la financiación del ACNUR, no tendremos más opción que reducir también el apoyo que damos a la COMAR”.
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Por ello, hizo un llamado urgente al gobierno mexicano para incrementar su presupuesto destinado a esta comisión, que juega un papel esencial en la protección de personas refugiadas.
Apoyo europeo en Chiapas y estados con desplazamiento interno
El nuevo programa de cooperación con la Unión Europea se enfocará principalmente en el estado de Chiapas, particularmente en Tapachula, uno de los principales puntos de ingreso de personas migrantes y solicitantes de asilo al país.
Además, el programa también considera atender una realidad menos visible: el desplazamiento interno en México. Las personas mexicanas que han tenido que abandonar sus comunidades por violencia —sin cruzar una frontera— también serán beneficiarias.
“Hay una parte del proyecto que vamos a trabajar con Guerrero y Michoacán sobre el tema de personas mexicanas desplazadas”, señaló Lepri.
Se estima que unas 10 mil personas podrán recibir apoyo con este nuevo programa, que incluye acceso a servicios básicos y acompañamiento.
Un desafío humanitario global
La crisis de desplazamiento forzado ya no es una emergencia focalizada en zonas de guerra; es una crisis estructural y global. ACNUR depende enteramente de donaciones voluntarias y enfrenta serios desafíos financieros para seguir cumpliendo su labor humanitaria.
México, como receptor creciente de esta población, está ante una disyuntiva: fortalecer sus instituciones de apoyo o quedar rebasado por una crisis que no da señales de detenerse.
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Lepri concluyó con una reflexión contundente: “El desplazamiento forzado es la consecuencia más grave de las desigualdades, la violencia y la falta de protección. Debemos estar a la altura del reto”.
gph
