La señora Eglaem Arli debe arreglárselas todos los días para subir y bajar a su hijo Iker en silla de ruedas, a un tercer nivel de la unidad habitacional ubicada en la colonia Valle Gómez, en la alcaldía Cuauhtémoc. Los angostos pasillos del sitio se encuentran taponados por tanques de gas, plantas y botes de basura, pertenecientes a sus vecinos, quienes se han negado a permitirle el libre acceso a Eglaem y a su familia.
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Para llegar al departamento E-3, donde habita Eglaem, existen obstáculos a la movilidad, como rejas y macetas, que los mismos habitantes de la unidad se han encargado de ir poniendo a su antojo sin considerar la condición de Iker Iñaki, diagnosticado con el síndrome de Lennox-Gastaut.
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Uno de los vecinos que ha impedido la libre movilidad de Iker, es Juan Ugalde Huicochea, servidor público de la alcaldía Cuauhtémoc. Sus familiares, quienes habitan en el mismo edificio, se jactan de tener influencias en la alcaldía y, bajo ese argumento, ignoran la petición para permitir que Iker y su familia pasen fácilmente con la silla de ruedas.
Ugalde Huicochea está dado de alta como jefe de oficina adscrito a la Dirección Territorial Morelos-Peralvillo. De acuerdo con una búsqueda hecha por La Silla Rota en la Plataforma Nacional de Transparencia, Juan Ugalde Huicochea trabaja desde 2017 en la alcaldía y ha pasado por oficinas desde la Dirección de Servicios Urbanos hasta la oficina del alcalde, en 2020.
La tensión entre la señora Eglaem y los habitantes ha ido acentuándose. El 15 de julio, cuando policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana tuvieron que presentarse en la unidad para pedirle a una de las habitantes el retiro de una maceta para dejar pasar la silla de ruedas. La vecina simplemente se negó, y los policías se retiraron dejando a Eglaem y a su familia a su suerte.
El 19 de julio pasado, la señora María Elena Ugalde Huicochea, también habitante del edificio donde vive Eglaem y hermana de Juan Ugalde Huicochea, golpeó con su carrito del mandado la silla de ruedas de Iker, cuando su madre la bajaba antes de bajarlo a él para ir a sus terapias.
“No sé si no tenga el conocimiento o el sentido común de la necesidad de mi hijo, es una persona con discapacidad, es un infante y tiene derechos. Me siento muy frustrada. ¿Por qué la gente tiene que violentar a la gente con discapacidad. ¿Dónde están los derechos a la movilidad, a estar en paz?”.
Hace seis años la señora Eglaem Arli y su familia llegaron a vivir a esta unidad. La necesidad los trajo a este lugar, pues tras el sismo del 2017 su casa quedó dañada. A pesar de que en su momento detectaron ciertos obstáculos para la libre movilidad de Iker, no tuvieron otra opción.
“Lo más triste es que donde vives tu hijo no pueda moverse libremente. No estoy pidiendo otra cosa, porque es parte del área común, pero a mí ¿quién me ampara? ¿quién ve por el hecho de la movilidad, por el tipo de violencia que está sufriendo mi hijo, al no poder bajar libremente en donde vivimos?"
Eglaem y su familia están decididos a proceder penalmente contra los habitantes del edificio, debido a la violación al derecho a la libre movilidad.
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“No puedo dejar a mi hijo encerrado. Iker Iñaki es un niño de 10 años y aunque él tiene una vida con discapacidad, él lleva una vida como cualquier niño”.
Discriminación en el deportivo Plutarco Elías Calles
Desafortunadamente, Iker no solo se enfrenta a un problema de movilidad en su mismo hogar. En la calle y el transporte público los obstáculos se multiplican.
En el deportivo Plutarco Elías Calles, donde su madre pagaba una anualidad para que Iker recibiera clases de natación, recientemente le negaron el acceso.
“Me dijeron que no, que por que era un niño con discapacidad y usuario de silla de ruedas, que no tenían la infraestructura, ni el personal para brindarle el servicio. Yo pagaba por el servicio que él tomaba, no me lo regalaban. Yo pedía que me lo recibieran”.
El transporte público también ha sido un problema para la señora Arli, quien prefiere cargarlo en una mochila ergonómica debido a la falta de infraestructura y condiciones para trasladarlo.
“Lo traigo cargando porque en el transporte público del Estado de México no hay la posibilidad de poderme mover con la silla de ruedas. Hay días que no va a la escuela, porque va al doctor. Si es día de ir al Teletón, tengo un amigo que me hace favor de transportarme al Teletón de Neza”.
Día a día la señora Arli se esfuerza para darle una mejor vida a Iker Iñaki. No se cansará hasta que las autoridades correspondientes garanticen el cumplimiento pleno de los derechos de su hijo.
“Él nunca va a llevar la vida como cualquier otro niño, pero sí tiene los derechos como cualquier otro niño”.