YUCATÁN FEMINICIDIO

“Mi hija se cayó y le pasó las llantas encima”: Oswaldo arrolló y mató a Marina tras discusión

Oswaldo ya fue vinculado a proceso por el delito de feminicidio y permanece en prisión preventiva mientras continúan las investigaciones en su contra

Autoridades analizan si fue un accidente o un homicidio intencional; Omar ya fue detenido y vinculado a proceso Créditos: Especial
Escrito en ESTADOS el

“Trabajadora, bonita y preparada”, así describieron a Inés Marina Trujeque Baeza, de 35 años, quien fue víctima de feminicidio el 3 de marzo en Hunucmá, Yucatán. Hoy, 8 de marzo de 2025, su madre, Esperanza Baeza Aguilar, junto con su familia y amistades, exigen justicia.

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A Mar, como le gustaba que la llamaran, la asesinó su pareja, Oswaldo R.C.B., quien la atropelló intencionalmente después de una discusión.

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La gente que lo vio me platicó que mi hija le gritaba que la estaba lastimando, llevaba el pie abajo, arrastrado por el auto, y él le metió más velocidad. Mi hija se cayó y le pasó las llantas encima”, declaró su madre en entrevista.

Aunque Oswaldo ya fue vinculado a proceso por el delito de feminicidio y está en prisión preventiva, eso no repara la ausencia de Mar. Sus seres queridos recuerdan que, durante años, ella sufrió distintos tipos de violencia a manos de su agresor.

Así se conocieron Oswaldo y Marina 

La pareja se conoció a través de redes sociales cuando él le envió una solicitud de amistad e iniciaron una relación sentimental en 2018. Para entonces, la señora Esperanza ya no vivía en el municipio, pues se había mudado a Veracruz tras separarse de su esposo, lo que le impidió persuadir a su hija de no salir con él.

Esperanza relató que Oswaldo era conocido por ser violento. Incluso recordó que, en una ocasión, ella y el padre de Mar lo vieron maltratar a otra novia en plena calle.

“Él pasaba afuera de la casa paseando unos perros pitbull con la que era su novia, y llegamos a ver cómo le jalaba el cabello. No sé qué labia tenía porque siempre regresaban”, dijo con enojo.

Mar se quedó a vivir en Hunucmá con su padre, quien, al enterarse del noviazgo, se preocupó, pues además Oswaldo aún estaba casado. En un intento por ganarse su confianza, él le mostró el acta de divorcio para que les permitiera estar juntos.

Así comenzó la violencia en la relación 

Poco tiempo después, comenzó la violencia. Mar se iba con Oswaldo por días y regresaba a casa de su padre cuando él la golpeaba. Cuando Esperanza se enteró, intentó hablar con su hija, pero ella no la escuchó. Defendía a Oswaldo, aseguraba que era mentira y que él había cambiado.

Tras la muerte de su padre, Mar quedó a cargo de la administración de los locales de la familia y de la casa que compartía con su agresor. En ese momento, empezaron a notar que Oswaldo le quitaba dinero y que la golpeaba si no lo obedecía.

En 2024, Esperanza regresó a Hunucmá para arreglar asuntos personales y, durante su visita, una amiga, vecina del rumbo, le contó que Mar vivía en una situación de violencia constante. Sus peleas eran a gritos y ella siempre pedía auxilio.

Empezó a verla como su monedita de oro. Una vez le dijo que ya no podría correr ni maltratarla. Le pregunté por qué y me respondió que él la sacaba a cada rato de la casa”, comentó Esperanza.

Con el pretexto de que Mar había chocado su auto, Oswaldo le exigía dinero y la obligó a endosarle una camioneta. Si ella se negaba a darle dinero, la golpeaba.

Esperanza recordó que él empezó a aislarla de su familia. En una ocasión, incluso le prohibió entrar a su propia casa. “Mi hija sí intentó dejarlo, pero siempre regresaba… le tenía miedo”, dijo entre lágrimas.

Este 8 de marzo, la familia y amistades de Mar exigen justicia por su feminicidio. La joven deja atrás a un hijo, ahora huérfano de madre.